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La Tierra primitiva fue bombardeada por meteoritos

La Tierra primitiva fue bombardeada por meteoritosUniversidad de Macquaire

La primera composición de la corteza terrestre reformula la geología

Estos hallazgos abren nuevas vías para explorar cómo podrían haber evolucionado los continentes en otros planetas rocosos del universo

Un reciente hallazgo científico ha sacudido los cimientos del conocimiento sobre los orígenes geológicos de la Tierra, cuestionando las hipótesis tradicionales acerca de la formación de los continentes y el inicio de la tectónica de placas. Según un estudio difundido por la revista Nature, la corteza terrestre primigenia, formada hace aproximadamente 4.500 millones de años, poseía ya una composición química muy similar a la de los actuales continentes.

Esta revelación sugiere que la firma química característica de la corteza continental se habría establecido desde los albores del planeta. «Este descubrimiento tiene importantes implicaciones para nuestra comprensión de la historia temprana de la Tierra», declaró en un comunicado el profesor Simon Turner, de la Facultad de Ciencias e Ingeniería de la Universidad Macquarie, quien ha liderado la investigación.

Durante mucho tiempo se consideró que dicha huella química solo podía surgir mediante procesos de subducción, es decir, cuando una placa tectónica se desliza bajo otra. Sin embargo, el nuevo estudio indica que esa impronta ya estaba presente en la protocorteza, desafiando las teorías existentes. «Nuestra investigación muestra que esta huella existía en la primera corteza terrestre, la protocorteza, lo que significa que esas teorías deben reconsiderarse», subrayó el profesor Turner.

La cuestión sobre cuándo comenzó a operar la tectónica de placas ha sido objeto de debate durante décadas, ya que se vincula estrechamente con la evolución de la vida en la Tierra. Uno de los indicadores clave ha sido la escasez de niobio en ciertas rocas, característica propia de aquellas que se originan en zonas de subducción. No obstante, los estudios realizados para datar esas rocas han arrojado resultados contradictorios, lo que llevó al profesor Turner a replantearse el enfoque del problema.

Con la colaboración de seis universidades, el equipo de Turner desarrolló modelos matemáticos que replican las condiciones de la Tierra en el eón Hádico, cuando el planeta aún estaba cubierto por un océano de roca fundida tras la formación de su núcleo metálico. Según los cálculos, durante ese periodo, el niobio habría adoptado un comportamiento siderófilo –atracción por el metal–, hundiéndose hasta el núcleo a través del magma. Este fenómeno explicaría la anomalía química negativa del niobio, detectada en prácticamente todas las rocas continentales, sin necesidad de atribuirla exclusivamente a la tectónica de placas.

«Me di cuenta de que podría haber una conexión entre la formación temprana del núcleo, los patrones de elementos altamente siderófilos y la infame anomalía negativa del niobio observada en la corteza continental», explicó Turner. Según su análisis, esa firma química no proviene de procesos tectónicos posteriores, sino de una extracción temprana del manto, anterior incluso al intenso bombardeo meteórico que sufrió la Tierra primitiva.

La protocorteza, de este modo, habría adquirido rasgos similares a los actuales continentes desde sus orígenes. Aunque posteriormente fue transformada y enriquecida con sílice por una combinación de impactos de meteoritos, fragmentación y movimientos tectónicos incipientes, su esencia química ya estaba definida. «Nuestra investigación muestra que las características químicas que observamos en la corteza continental se crearon en el período más temprano de la Tierra, independientemente del comportamiento de la superficie del planeta», afirmó el investigador principal.

Se cree que esta corteza inicial se fracturó en numerosos fragmentos, algunos de los cuales se engrosaron y sirvieron como base para la formación de los primeros continentes. Al moverse lateralmente, estos bloques dejaron entre ellos espacios que fueron rellenados por magma, dando lugar a una corteza similar a la que hoy recubre los fondos oceánicos.

Durante esa etapa, la Tierra sufrió un bombardeo masivo de meteoritos que alteró constantemente la corteza, contribuyendo a su reciclaje. La tectónica de placas pudo haberse activado de forma esporádica, influida por esos impactos, hasta que hace unos 3.800 millones de años, con la disminución del bombardeo y la estabilización del sistema solar, comenzó a funcionar de manera continua y autosostenida.

«Este descubrimiento cambia por completo nuestra comprensión de los primeros procesos geológicos de la Tierra», concluyó Turner. A su juicio, estos hallazgos abren además nuevas vías para explorar cómo podrían haber evolucionado los continentes en otros planetas rocosos del universo.

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