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El arte de 'El juego del calamar'
La serie de Netflix toma como fuente de inspiración el mundo del arte
El cine comúnmente es conocido como el Séptimo arte y, en realidad, no se nos ocurre otro calificativo más apropiado para aquel que compendia los seis anteriores: arquitectura, escultura, música, danza, literatura y pintura. Sobre todo, este último.
Es cierto que el cine añade elementos inconfundibles y un discurso completamente propio, pero muchas veces bebe del mundo artístico de tal manera que es imposible no encontrar las referencias plásticas y artísticas. Las buscamos, ahora, en la última sensación del momento: El juego del calamar.
'El grito', de Munch
La serie empieza fuerte su primer episodio con un juego bastante sangriento que aterrorizaría al propio Munch. Su cuadro más famoso, El grito, se puede ver en la escena recreando la expresión de angustia y miedo que el pintor expresionista intentó reflejar en esta figura andrógina de formas desdibujadas. Desesperación, miedo y angustia se dan cita tanto en el óleo como en la pantalla.
'El imperio de las luces', de Magritte
El oficial de policía infiltrado en la serie investiga la desaparición de su hermano. En una visita a su antiguo apartamento, encuentra dos libros que no están dejados al azar. El primero de ellos es La teoría del deseo, de Jacques Lacan, psicoanalista que ahondó en los deseos del ser humano.
El segundo, sobre El imperio de las luces, de René Magritte, donde el pintor surrealista refleja un claroscuro presentado en un bucólico cielo azul con nubes mullidas y una casa en penumbra. Las luces y las sombras del ser humano y de El líder, en la serie, en su plena esencia.
'Relatividad', de M.C. Escher
La obra del artista neerlandés M.C.Escher destaca por sus grabados de figuras imposibles e ilusiones ópticas en los que atribuía a las escaleras como un todo pesimista que, muchas veces, identificábamos como una vía a instancia superior y, sin embargo, en ocasiones, no nos trasladan a ninguna parte.
El propio director de la serie expresó que de ahí venía su inspiración y que este era el motivo por el que se hace referencia a Relatividad. La obra litográfica se reinventa en la serie y tiene su presencia en casi todos los episodios, pues esta colorida y laberíntica estancia de escaleras es la que atraviesan los jugadores entre ronda y ronda. Une la sala de juegos con el campamento base en el que duermen.
'La cena', de Judy Chicago
Judy Chicago, reconocida escritora y artista feminista, saltó a la fama con la instalación que realizó entre 1974-1979 por ser considerada como la primera obra de arte feminista de la historia. En una mesa triangular, se sentaban 39 mujeres que triunfaron en la historia por sus logros, entre las que se encontraban Safo o Georgia O’Keefe.
Cada invitada tenía platos, cubiertos y manteles bordados con símbolos que aluden a sus éxitos. 999 nombres más sostenían la mesa en su base porcelana. De similar estructura es en la que cenan los tres últimos jugadores de El juego del calamar, que se reúnen en un elegante convite que tiene un amargo sabor a última cena.
La cena surrealista de Dalí y la familia Rothschild
La extravagancia y surrealismo de Dalí llegó a las fiestas de la alta sociedad a través de rocambolescas máscaras de animales. Entre ellas, las de la familia Rothschild, que reunía a un sinfín de celebrities de las élites mundiales mostrando el poder de altas esferas. El código de etiqueta requerido eran máscaras diseñadas por el pintor catalán.
En la serie, los espectadores vip del juego esconden su identidad en un acto de cobardía y se alzan como seres intimidantes y depredadores que disfrutan con el sangriento enfrentamiento a muerte de los 456 jugadores.