MasterChef 2022
Adrián, el expresidiario que triunfa en 'MasterChef'
El vasco sobresale en dos pruebas de una gala con final infeliz por la ruptura de la pareja formada por su paisano Jokin y Eva
El protagonista de la noche fue Adrián, pese a que un beso amenazó con robarle el foco. Pero ni siquiera la primera historia de amor de la actual edición de MasterChef –y su posterior ruptura– merece eclipsar el buen hacer de este vasco que lleva en el tobillo una pulsera telemática.
Ya estuvo entonado en la primera prueba de la gala, la que sirvió para abrir boca. Los chefs plantearon un cocinado en pareja, pero con los dos miembros de la misma separados por una pared de madera. Se trataba de hacer la receta lo más parecida posible pero sin verse, cantándose la receta a voz en grito. Estos fueron los dúos: Verónica y Adrián, Patricia y Luismi, Jokin y David, María Lo y Teresa (todos dispusieron de 65 minutos), Claudia y Yannick (75 minutos) y Eva y Julia (95 minutos).
Claudia y Yannick presentaron sendas pechugas de pollo, pero solo al segundo le quedó bien. María Lo y su ex pareja Teresa optaron por un arroz y un carpaccio de gamba: «El de Teresa está cuatro veces mejor», sentenció Jordi Cruz. El arroz del Algarve acompañado de lubina de Jokin y David quedó estupendo y clavado. La merluza a dos salsas de Verónica y Adrián le quedó mejor a él. Eva y Julia fueron demasiado pretenciosas con su vichyssoise con unas gambitas y crujiente de jamón. El arroz de Luismi superó de largo al de Patricia.
Julia y Eva y Claudia y Yannick fueron las peores parejas de la prueba. El mejor dúo lo integraron Verónica y Adrián, quien fue elegido campeón de la prueba, dando inició así a su gala más afortunada.
Exteriores valencianos
Rumbo a Valencia se fueron los aspirantes a disfrutar de las Fallas. Recién llegados, Jokin y David recibieron una mala noticia: se les adjudicaron sendos adelantes negros por tramposos. «Hubo dos aspirantes que hablaron sobre el plato que cocinar en el primer reto de la noche», denunció Jordi Cruz. El mal sabor de boca se despejó con la aparición del chef Vicente Patiño (dos soles Repsol), quien diseñó el menú que cocinarán los equipos.
Adrián capitaneó al conjunto azul, completado por Claudia, Patricia, Julia, Teresa y María Lo. Cocinaron el entrante (escabeche de pipas de calabaza, alcachofas, berberecho y mandarina confitada) y el segundo plato (arroz cremoso de pimiento a la brasa, corvina y emulsión de piparras dulces).
Al equipo rojo le correspondió el primer plato (caldereta de gamba roja, panes suflados y yema cítrica) y el postre (cremoso de calabaza asada, nueces garrapiñadas, requesón y crema helada de vinagre). Los tuvieron que elaborar Jokin, David, Yannick, Eva, Luismi y Verónica, quien ejerció de capitana y sufrió una barbaridad. El primero no salió, y más que una caldereta, elaboraron una sopa de paella con gamba roja; además, Jordi Cruz se negó a servir la yema cítrica por una razón convincente («no podemos garantizar su seguridad alimentaria»). El chef catalán fue muy duro con Verónica: «Creo que utilizas una falsa soberbia como escudo», le espetó. «¡Mentira!», replicó ella. Él continuó rajando: «Es una especie de exceso de confianza que esconde una total inseguridad. Y falta de experiencia. No llevas bien el error. Tu intención era buena, tus ganas eran muchas, pero no has hecho una buena gestión por la falta de experiencia y falta de liderazgo». La buena noticia que ofreció el equipo azul fue la conformación de la relación entre Jokin y Eva.
Tras tamaña bronca a la capitana roja, era evidente que el ganador era el equipo azul. Además, Adrián volvió a ser el mejor. La suya es una historia de superación de la que su madre, que es su referente vital, estará orgullosa. Grandes disgustos le dio en su día: llegó a estar en la cárcel tres meses «por una pelea de bar». Cuando le tocó entrar, se rapó el pelo «para parecer más malote». El primer día, los que de verdad eran malotes le pidieron que les sirviese un café, él se negó y le pegaron «una paliza de bienvenida». «Llevo dos años con una pulsera telemática en el tobillo y eso me da vergüenza», confesó a cámara el aspirante vasco.
Prueba de eliminación
No todos los componentes del equipo rojo se tuvieron que enfrentar a la prueba de eliminación. Al equipo azul se le concedió el privilegio de indultar a uno de los rivales, y se decantaron por Yannick. Así que rivalizaron por quedarse en el programa Jokin, David, Eva, Luismi y Verónica. El reto consistió en emplear dos alimentos en peligro de extinción, y en cocinarlos con técnicas de alta cocina.
Verónica fue la primera que se salvó de la quema: «Es un plato muy lindo, es bello, con un caldo rico, que es expresivo y está bueno. Has incorporado el café y el humo de una forma lógica. Tiene pocas pegas», elogió Jordi Cruz. Pepe Rodríguez estuvo de acuerdo, aunque consideró que el caldo era «ñoño». El arroz con tomate de Jokin, que esferificó unos tomates, quedó rico. Los mejillones con salsa de curry y leche de coco salvaron a David de la quema: «Está muy bueno», sentenció Samantha Vallejo-Nágera.
Los peores platos los presentaron Luismi y Eva. Él trabajó con gallina del Penedés, carne de potro, y tuvo que gasificar y prensar. «Menos mal que el caldo está rico. Qué plato más feo y qué mal gusto», juzgó Pepe Rodríguez. Ella hizo un carpaccio de presa «demasiado gordo» marinado con miel y un puré de coliflor «sin sabor», según los chefs. Fue la expulsada.
«No me desanimo, voy a seguir estudiando», pudo decir mientras lloraba y Jokin hacía lo propio desde la galería. Antes de irse el vasco le dijo un par de cositas. Una sobre el concurso. «Tú a la repesca, ¿eh?». Otra sobre su incipiente amor: «Espero que me esperes fuera». Una frase más propia de Gran Hermano que de MasterChef, pero es que MasterChef es cada vez más un Gran Hermano esferificado.