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La habitación de las maravillas, se estrenará el próximo 21 de abril en los cines

La habitación de las maravillas se estrena este viernes 21 de abril en los cines

Crítica de cine

'La habitación de las maravillas': un cuento de amor materno cargado de esperanza

Un bello retrato, casi de cuento, de una madre con coraje que hará todo lo posible por salvar a su hijo

El cine contemporáneo nos ha dejado muchas películas en cuyo centro dramático hay un personaje infantil gravemente enfermo. No parece que sea un tema muy comercial, pero lo cierto es que generalmente se trata de películas en las que la fuerte presencia del dolor está atravesada de positividad y esperanza. Recordemos títulos como las norteamericanas El aceite de la vida (1992), Los milagros del cielo (2016) o Wonder (2017); la francesa El mundo de Marty (2000) o las españolas Planta 4ª (2003) y Maktub (2011).

Con La habitación de las maravillas volvemos a Francia de la mano de Lisa Azuelos, una directora que con frecuencia ha tocado, desde distintas perspectivas, la cuestión de las relaciones familiares en la sociedad posmoderna. En este caso el argumento se basa en la novela homónima de Julien Sandrel publicada en 2018, y como viene siendo habitual en el cine actual las relaciones se circunscriben principalmente a una madre con su hijo, y solo en un momento muy avanzado de la cinta entrará tangencialmente la figura del padre.

Thelma (Alexandra Lamy) es una madre soltera entregada a su trabajo y al cuidado de su hijo Louis (Hugo Questel). El vínculo que mantiene con este es muy especial, marcado por una cierta complicidad. Un día Louis sufre un atropello y queda en coma. Pasa el tiempo y el niño no da señales de que vaya a despertar y los médicos empiezan a tirar la toalla. Pero Thelma está segura de que su hijo «sigue ahí dentro», y va a emprender una singular tarea para tratar de despertarle y devolverle a la vida: cumplir los deseos que Louis tenía escritos en un cuaderno, incluido el de conocer a su padre.

Este asunto de las listas de deseos no es la primera vez que se lleva al cine, casi siempre vinculado a enfermedades terminales. Baste recordar Ahora y siempre (EE.UU., 2012), Un corazón extraordinario (ALE, 2017), Cuando apareciste tú (EE.UU., 2018) o La lista de los deseos (ESP, 2020). Aunque el trasfondo antropológico del tema es bastante inmanentista y pueril -como si la vida se cumpliera por ir a Disneylandia o alcanzar un récord Guinness-, lo cierto es que el camino que emprende Thelma le va a permitir conocer a su hijo mucho mejor, sus pasiones, sus anhelos secretos, su mundo de amigos… Pero además, ella está convencida de que cuando se lo cuente -pues Thelma está segura de que su hijo oye y entiende- va a sentir tal emoción que se va a reactivar su conciencia y va a despertar.

La película es un bello retrato, en forma casi de cuento, de una madre coraje. Una mujer que es capaz de ir contracorriente para salvar a su hijo, que no le importa ser tachada de loca con tal de no perder lo único que tiene en la vida. Por otra parte, Thelma también tiene una madre, Odette (Muriel Robin) con la que vive una relación no exenta de retos. Estamos ante una película sensible y positiva, con momentos divertidos, también dramáticos, y que trae un poco de aire fresco a una cartelera mayoritariamente deprimente.

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