Festival de Cannes: Johnny Depp se reencuentra con su público

Tal vez el suceso más significativo de esta inauguración del 76º Festival de Cannes haya sido el reencuentro de Johnny Depp con su público francés, luego de haber sido condenado por el de su país por sus problemas conyugales y su fama, no del todo probada, de marido violento y violador.

En efecto, después de sus tres años de ausencia de las pantallas por sus problemas judiciales, Jeanne du Barry de y con la actriz francesa Maïwann, representa para el actor de casi 60 años (los cumplirá el próximo 9 de junio) la oportunidad de rehacerse una carrera en Europa, que difícilmente podrá cumplir en su país, dada la proscripción decretada por las simpatizantes del MeToo.

El actor, que se pasó quince minutos firmando autógrafos y sacándose selfies con sus admiradoras en delirio, tiene ya un proyecto en marcha en Europa sobre la vida del pintor maldito Amedeo Modigliani, del que sería productor y director pero no actor, encomendando los dos papeles principales a Al Pacino y al italiano Riccardo Scamarcio en los papeles respectivos de un famoso galerista y del artista.

Depp encarna en la película con muy buen acento francés al Rey Luis XV, enamorado de su favorita, una cortesana plebeya convertida en duquesa para permitir su entrada en la corte, haciéndola casar con su proxeneta, un noble de tercer orden, el conde du Barry, permitiéndole usar un apellido prestigioso.

El filme, que en Francia se estrena simultáneamente con su proyección en el festival, tiene asegurada una difusión mundial a través de Netflix y no deberá esperar el beneplácito de una distribución comercial en cines en Estados Unidos (que aun no tiene ni quien sabe si la tendrá), donde seguramente debería afrontar manifestaciones feministas en contra del actor, a pesar de haber sido absuelto en segunda instancia de los cargos presentados por su segunda exesposa, Amber Heard.

Cabe recordar además que Depp, es muy amado en Francia, no solo por haber vivido un cierto tiempo con su esposa francesa, la actriz Vanessa Paradisde la que tuvo dos hijos a los que visita muy a menudo, sino que además Dior acaba de renovar su lucrativo contrato de exclusividad para su perfume Sauvage.

Dicho esto, Jeanne du Barry se puede ver casi como un documental sobre la vida en la corte del penúltimo rey de los Capetos, a fines del siglo XVIII.

Fastuosamente rodado en el palacio de Versalles (aunque la mayor parte de los interiores han sido recreados en estudio), Jeanne du Barry no es más que un pasatiempo costoso que a ratos parece un panfleto en favor de la monarquía, abstrayendo al mundo sofocante de una nobleza dedicada a asistir en todo momento a la vida de su rey, desde su despertar hasta el anochecer, de la miseria espantosa de un pueblo olvidado y despreciado por su rey, que conduciría a la sangrienta Revolución Francesa.

Así, Luis XV es presentado como un benévolo soberano, capaz de enfrentarse al protocolo de la corte para defender su minúscula vida privada (dado que en realidad se pasa la vida, despertándose, desayunando, paseándose por los jardines, cenando y acostándose ante la mirada atenta de sus cortesanos, ordenados por orden jerárquico, empezando por la más estrecha familia y siguiendo por duques, condes y barones).

Mientras la du Barry, a despecho de su vida disipada, se convierte en una ferviente y solícita compañera, que solo aspira a hacer feliz a su amante.

A quien admire o denueste a Maïwenn por haber sacado del ostracismo profesional a Johnny Depp, conviene recordar que la actriz y directora es una de las más fervientes adversarias del MeToo en Francia (junto a Catherine Deneuve) acusando al movimiento de aborrecer a los hombres y llegando a decir que si algunas mujeres se quejan de que los hombres se interesan solo por sus atributos femeninos, «es mejor que se vayan preparando, porque muy pronto estos no tendrán ningún valor».

Por su parte, Maïwenn ha defendido a capa y espada a su exmarido Luc Besson, con quien tuvo un hijo a los 16 años, acusado de abusos sexuales por parte de nueve mujeres, y hasta escupió en la cara a un periodista que había investigado y hecho público el hecho.

Un dato a favor de la película es que nos haya ahorrado el célebre «después de mí el diluvio» que según la tradición popular pronunció Luis XV en su lecho de muerte.

La inauguración, presentada por la actriz Chiara Mastroianni, fue integrada con la Palma de Oro a la carrera a Michael Douglas, presencia frecuente en el concurso del Festival de Cannes, quien pronunció un emocionado discurso, hablando de su obra y de su padre, y completando un compendio cinematográfico de su carrera que demuestra la calidad y la versatilidad de sus interpretaciones.