Esto es lo que dice Nacho Cano sobre el regreso de Mecano

Bertín Osborne llevó a Nacho Cano a su terreno, a su finca, y le sacó partido. Hablaron del ayer, de Mecano sobre todo, y del hoy, el musical Malinche.

Empezaron por la infancia, porque sabido es que el presentador es un hombre de orden. Cuando llegó a Madrid, su padre «comía hierba» de lo pobre que era. Pero formó una familia con su madre. Con cuatro hijos, no por casualidad. «En aquella época si tenías cuatro hijos Franco te daba ayudas». Él fue el cuarto.

Estudió en colegios religiosos y cuando estaba en COU sacó el primer disco Mecano, el trío que formó con su hermano José María y una antigua «novieta» de este. La discográfica no creía en ellos, así que fueron los miembros del trío los que se promocionaron. Clave para su éxito fue El flexo, el programa de los que después formaron Gomaespuma.

La canción a la que tiene más cariño es Hoy no me puedo levantar, la primera que escribió al despertar de resaca tras una noche de juerga. «Para mí sigue teniendo una magia y un aire… Me sigue emocionando».

Fue el primer gran éxito del grupo. «Yo sabía, desde los cinco años, que iba a estar en una movida gorda y que iba a triunfar mucho. No con esa dimensión, pero no dejaba otra opción que esa en mi cabeza… Me hubiera tirado por un puente o algo así».

Visión ante Tutankamón

Con 23 años, en la cresta de la ola, su cuerpo dijo basta. Estaba grabando con Hans Zimmer en Londres. «Me metió Hans en un sitio, estuve unos días y cuando salí me fui al museo donde está Tutankamón. Me puse delante de Tutankamón un rato y cambió el tema. Es un sistema curativo un poco… Si salgo, bebo, pero nada de drogas y estupefacientes raros, nada». «La fama es una escalera que subes tres peldaños y bajas dos. Asegúrate de que es sólido», aconseja.

Aquello se acabó en 1992. Tras un concierto de fin de gira en Valladolid: «Ni Ana ni yo y creo que José tampoco pensamos que era el final. Cada uno nos fuimos a un sitio, hicimos nuestros proyectos y un día mi hermano dijo que el grupo se había acabado».

La relación con José María se quebró: «Tuvimos una relación de buenos hermanos hasta que vino la fama del grupo, y se empezó a complicar todo. Mi vida sigue siendo muy interesante a día de hoy y procuro no echar de menos nada. Nos queríamos mucho y nos llevábamos bien, y es algo que luego no fue así».

Han pasado más de 30 años. La pregunta sobre el regreso del grupo no faltó: «No creo que vuelva Mecano. La vida de cada uno ya ha tirado por distintos derroteros. Aquello fue lo que fue. Quedó muy bien en el sentido musical. No va a volver porque nunca se ha ido, lo que no volveremos es a juntarnos los tres, porque somos unos pesados y unos coñazos, y no somos ingleses. Los ingleses se ponen de acuerdo y nosotros no».

La reinvención

Tras aquello, Nacho se reinventó.

Se fue a Nueva York a vivir con Penélope Cruz, a la que había conocido en el videoclip de La fuerza del destino, cuando ella tenía «14 ó 15 años». Esto le dijo el día que la vio por primera vez: «Tú vas a ser la actriz más importante del mundo». Seis años vivieron en la ciudad de los rascacielos, donde ella aprendió inglés con el asistente que él contrató. Sus caminos se separaron, pero siguen manteniendo la amistad.

Más lugares ligados a Nacho. La India, donde Teresa de Calcuta le cortó el pelo. «Ha muerto y sigue su legado. El mensaje auténtico de Jesucristo está en ella. Te miraba y te clavaba».

Miami, donde vivió once años y abrió «un estudio de yoga con calor». «Tiene mucho sentido porque el yoga se desarrolló en altas temperaturas. Porque el cuerpo cuanto más lo calientes tienes menos posibilidades tienes de lesión. Es en una sala como a 40 grados. Funciona muy bien para la gente que tiene dolores de espalda. 20.000 socios tenía yo», detalló a Bertín.

Triunfó también con el musical Hoy no me puedo levantar. Ahora lo hace con Malinche. Y está preparando uno sobre los hippies que fundaron Ibiza que tendrá su estreno en la propia isla.