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Amancio Ortega, en Casas Novas, en una imagen del documental

Amancio Ortega, en Casas Novas, en una imagen del documentalTVG

‘La vida gallega de la familia Ortega’

Cinco lecciones magistrales de Amancio Ortega

Un documental de la TVG recoge testimonios que ayudan a entender el liderazgo del demiurgo de Inditex

Durante unas horas del 23 de octubre de 2015, Amancio Ortega fue el más rico del mundo según la clasificación de Forbes. Coincidiendo con ese aniversario, la Televisión de Galicia (TVG) ha estrenado un documental titulado La vida gallega de la familia Ortega, en la que se repasa la carrera empresarial del demiurgo de Inditex. Se recogen testimonios interesantes, que permiten extraer conclusiones sobre el estilo de liderazgo de Amancio Ortega. Estas son cinco de ellas, cinco de sus lecciones.

Oler la moda

En el documental se explica como Amancio Ortega fue durante muchos años el primero que llegaba a la empresa y el último que se iba. Si sus empleados veían ese nivel de entrega del jefe, quiénes eran ellos para regatear algo de si tiempo. Cuenta Covadonga O'Shea, autora del libro Así es Amancio Ortega. El hombre que creó Zara, que la primera vez que fue a la sede de Inditex se encontró a un hombre trabajado en manga corta, conversó con él y le dijo que había ido allí a conocer a Amancio Ortega. Era él, solo que entonces nadie lo conocía pues únicamente se había publicado una foto del empresario, en blanco y negro, y solo en una ocasión. Después, ya hablando en confianza, Ortega le contó una anécdota que nos habla sobre su capacidad para «oler la moda y saber dónde está el éxito», como dice en el documental el que fue el primer director general de Inditex, Amador de Castro. Un día iba en el coche y se frenó porque vio a un chico con una cazadora con chapas. Se fijó bien en aquella prenda e inmediatamente llamó al director de la marca Bershka para describirle al detalle la cazadora con el objetivo de que la reprodujesen. ¿El resultado? «Nos forramos», presumió ante Covadonga O'Shea.

Cómo decidir el suelo

En la sede central de Inditex hay una calle donde se reproducen escaparates y tiendas de todas las marcas de Inditex. Es como un laboratorio de la moda. Xabier R. Blanco es uno de los autores de Amancio Ortega. De cero a Zara, la mejor biografía sobre el empresario. Cuenta que en una ocasión Ortega se encontró a varios de sus empleados discutiendo en el interior de una de esas tiendas sobre qué tipo de suelo era el más adecuado para colocar. El jefe resolvió el asunto con una pregunta: «¿Cuál limpia mejor?». Ese fue el que se instaló.

Bajar el precio y reducir costes de producción

En los inicios del despegue de Zara, Amancio hizo un planteamiento sencillo a la par que genial al que entonces era el director general de su empresa, Amador de Castro: «En las tiendas había una baja actividad. Si en lugar del 80 [de beneficio] marcamos con el 40, venderemos el doble y ganaremos lo mismo que con el 80». «Alguna persona diría: ¿y para qué quieres ganar lo mismo vendiendo dos prendas en lugar de una? A la hora de comprar [telas], si compramos el doble vamos a obtener un precio mejor. Ese 40 lo vamos a aumentar a base de reducir los costes», le argumentó Ortega.

Donde va la gente

Si uno va por cualquier calle de una ciudad europea y se encuentra un Zara sabe automáticamente que esa es una vía importante, seguramente la más señera y la más concurrida. Es así ahora y fue así desde el principio. Pensaba que sus tiendas tenían que estar ubicadas allí donde hay más movimiento de gente. Cuando se inauguró El Corte Inglés en Vigo, que fue el primero de Galicia, nadie quería abrir una tienda en esa calle, ni siquiera mantenerla, porque creían que el centro comercial barrería con todos los negocios. Amancio Ortega pensó al revés que el resto: en lugar de alejarse de El Corte Inglés, quiso estar en El Corte Inglés. Su orden fue que se negociase tener un espacio dentro del centro comercial y un rincón en el escaparate. «Ellos van a traer la gente y nosotros, por la moda, vamos a hacer que se queden dentro. Van a trabajar para nosotros. Lo importante es que haya mucha gente, por donde pasa mucha gente tú puedes convencer», argumentó el jefe.

Ropa para señoras y niños

Ortega le dijo un día a Amador de Castro que había que apostar por la ropa de mujeres y niños. «Y caballeros también», respondió su director general. «No, caballeros no. Señoras y niños», replicó. Así se lo explicó: «A las señoras no les gusta repetir, por eso cambian todos los años. Los niños crecen, no pueden repetir. Tú esa chaqueta que llevas a lo mejor tiene diez años, y no la vas a cambiar». «Fue una lección magistral. Después la moda fue por donde fue, y hoy los hombres gastan en moda tanto o más que las mujeres, pero por aquel entonces no», recuerda Amador de Castro.

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