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MADRID, 03/01/2024.- Fotografía de archivo (21/09/2021), del cómico Paco Arévalo que ha fallecido hoy en Valencia a los 76 años, según han informado la revista 'Semana' y el diario 'Las Provincias'. Semana, que cita fuentes familiares, asegura que su hijo le ha encontrado sin vida en su domicilio, aunque se desconocen por ahora las causas del fallecimiento. EFE/Ana Escobar

Paco Arévalo ha fallecido hoy en Valencia a los 76 añosEFE

Arévalo, el humorista al que se le acabó el mundo para seguir siéndolo

Francisco Rodríguez Iglesias fue encontrado muerto este miércoles a los 76 años en su casa de Valencia

Como una estrella de cine mudo, Arévalo se encontró con su cine sonoro y ya nada fue lo mismo. El humor de Arévalo tenía los días contados sin que nadie lo supiera cuando lo practicaba. Fue bombero torero para empezar y luego alcanzó la fama contando chistes en la radio y en la televisión.

Los chistes de Arévalo se vendían en las casetes de las gasolineras como los álbumes de Los Chichos o de Los Chunguitos. Fue el contador de chistes más famoso de España del mismo modo que 20 años después lo fue Chiquito de la Calzada. Los chistes de Arévalo eran sello de otro tiempo.

'Gangosos y mariquitas'

«Gangosos y mariquitas» eran sus especialidades. Bestsellers para escuchar en el coche en los 80, cuando imitar defectos físicos e identidades no estaba mal visto. El Un, dos, tres, el programa más famoso de la televisión, le convirtió en una estrella.

Sus apariciones cada semana encantaban al público y las salas de fiesta se lo rifaban. Pero si el boxeador Jake LaMotta, el toro salvaje, acabó como comediante en su propio local, la comedia se le iba a ir deshaciendo a Arévalo entre los tiempos igual que entre las manos.

Ya a mediados de los 90 su humorismo se apagó para no volver. Simplemente ya no hacía gracia. O no tanta. O cada vez menos. A partir del XXI su carrera como artista fue un sobrevivir y un lento apagón que no por lento dejó de ser apagón. Llegó un momento en que la España que le elevó dejó de existir y entonces se cayó.

Fue el cine sonoro particular de Arévalo que se lo llevó por delante como a John Gilbert, el todopoderoso galán del cine mudo versionado en Babylon por Brad Pitt, que, al contrario que Arévalo, pero con el mismo efecto devastador, empezó a hacer gracia cuando no debía por su tono de voz.

Simplemente el mundo había cambiado para seguir haciendo aquel humor como Gilbert aquel cine al que le fue imposible incorporarse. Francisco Rodríguez Iglesias, su verdadero nombre, le sobrevivió más de 20 años a Arévalo, artista caducado.

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