Cine
'Hispanoamérica', un documental para recordar que somos hermanos
El nuevo filme de José Luis López- Linares alienta a los países hispanos a celebrar su historia común
El documental Hispanoamérica: canto de vida y esperanza, de José Luis López-Linares, conmemora la historia común de los países hispanos. El director de España, la primera globalización ahonda en la historia de España con esta nueva producción polifónica y emotiva: «La película se ha hecho con muchas voces, muchos acentos, pero todos en español».
La cinta ha sido producida gracias al patrocinio de distintos mecenas entre los que encuentra el Instituto CEU de Estudios Americanos de CEFAS, perteneciente a la Fundación CEU San Pablo.
Conformada a partir de extractos de entrevistas a expertos, profesores, archiveros, guías de museos, músicos y diversas personas hispanas especializadas en los campos que relata, en Hispanoamérica se profundiza acerca de los distintos aspectos de influencia española en América. Una palabra resuena en la sala mientras se visualiza el filme: «Hispanidad». La cinta quiere recordar y subraya este término como la unidad de los países hispánicos por una cultura, lengua y religión común que ha hecho desde entonces sus caminos inseparables.
Comienza rompiendo el mito de los «santos indígenas» y de los «barbudos y malvados conquistadores españoles» que navegaron hasta la otra orilla del Atlántico para saquear y esparcir un régimen del terror en lo que antiguamente era una arcadia tropical. Esta fábula se encuentra a kilómetros de la realidad, pues en la América precolombina no existía una «hermandad indígena» como tal, sino que, se trataba de distintos pueblos en guerras constantes. Un relato falso que, más que construir, hiere, y que se debe superar.
Y es ese el principal objetivo documental, superar el relato falso que se ha vertido durante los tres siglos de convivencia de las dos culturas, española e indígena, que alumbraron una cultura totalmente nueva. Esa unión de dos formas de vida tan distintos demostró que se pudo evolucionar de la barbarie a la civilización sin renunciar a ninguna de las dos partes, todo ello en boca de los propios hispanos.
El mestizaje, la religión, la fiscalidad, la medicina, la Corona española, las universidades, la religión, la música… son temas que captura el objetivo de la cámara y se adentra en ellos en busca de la verdad. Una verdad que los propios hispanos desconocemos y que, para mayor escarnio, hemos demonizado sin haberla estudiado.
Se destacan episodios con grandes nombres como protagonistas: Hernán Cortés y su hijo con la extraordinaria nativa Doña Marina -más conocida como «Malinche»-, Martín, que puede ser considerado como el primer mexicano; el primer obispo de Michoacán, Vasco de Quiroga, considerado como «padre» o «Tata Vasco» por los propios indígenas; el mandato real de Isabel la Católica de tratar a las nuevas tierra como hermanos, el Matrimonio de Ñusta por el que se enlazaron no sólo las casas más importantes del momento (Casa de Borja, Loyola, Trastámara e inca) sino que se unieron dos imperios.
Siendo el mestizaje una de las mayores aportaciones de la llegada española a América, otro hecho a recalcar es la evangelización, más allá de San Bartolomé de las Casas y sus críticas (aún puestas en duda su veracidad) los nuevos territorios se unieron por una religión compartida que dio a luz a nuevos santos y vírgenes. Un ejemplo de esta nueva religiosidad se da en la enorme importancia de la Virgen de Guadalupe, la virgen de «rostro mestizo» que protege y protegerá a los mexicanos o la imagen del patrón de España, el Apóstol Santiago, protector en la batalla de Cuzco que se representa sereno, en contraposición al peregrino español.
Cabe destacar que tal fue la importancia de la evangelización que actualmente los países hispanos son más religiosos y tienen un mayor número de católicos que la propia España. Así pues, se debe recordar a los clérigos españoles, como los doce apóstoles franciscanos al mando de Martín de Valencia, y sus labores de evangelización, civilización y preservación de la cultura y lenguas indígenas (como el guaraní o el quechua). Tal era su renombre, que el mismo Hernán Cortés se agachó para besar el hábito de Martín de Valencia, pues su mano le fue negada.
Pero más aún, en este documental se destaca de manera más que notable la música. La música es el hilo conductor, el elemento que da vida al guion junto a las fotografías de las fiestas y danzas americanas. Es el dulce rasgueo tan característico de la guitarra española y los delicados violines andinos los que dan fuerza a cada una de las escenas.
Es entonces cuando descubre a la audiencia un hecho que para muchos puede ser desconocido, la música española tiene infinidad de influencias americanas: el zapateo, el propio cajón flamenco, el ritmo de las soleás, de los fandangos y esa forma tan hispana de narrar desgracias con una guitarra para convertirlas en bellas tiene un origen americano. Si esas cuerdas se unen a las flautas, alumbran a los cantes andinos y al barroco americano por el que se une la sociedad a la religión y se alienta a disfrutar de la fiesta y el colorido. Es más que obligatorio otorgarle esta delicia y emotividad musical a Jorge Magaz.
Todos estos motivos hacen reflexionar y destruyen el término de colonia, arte o cultura colonial, al mismo tiempo que pulveriza el término «América Latina». Fervientemente, no se debe hablar de una América Hispana, pues, no se trata de una relación de superioridad, sino de una mezcla y, por ende, de un aprendizaje de ambas partes. Por ello, se anima en el filme a hablar de la «época virreinal» ante el despectivo y anacrónico término «colonial».
También se hace hincapié en la politización de la historia, la desfiguración del pasado, el repudio que sentimos hacia nuestra historia, su demonización y la aceptación del «relato del enemigo» antes que el propio. Pero, a su vez, se hace un canto a la esperanza para que no nos olvidemos de nuestra historia común, que continuemos investigado sobre ella, y que aceptemos el lazo fraternal que nos une a los pueblos hispanos por el que es más lo que nos une que lo que nos separa.
Hispanoamérica: canto de vida y esperanza es un documental lleno de música y emoción al que perfectamente se le puede calificar como «barroco», pero más aún como «hispano». Un filme para toda la familia al que acudir con un buen cubo de palomitas para disfrutar cada una de sus escenas de sus dos horas de duración. Desde este viernes 12 de abril, fecha del estreno de Hispanoamérica: canto de vida y esperanza, todos los hispanos tenemos una cita obligatoria para recordar y celebrar que somos hermanos.