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06 de septiembre de 2024

Steven Spielberg, en una imagen de archivo

Steven Spielberg, en una imagen de archivoGTRES

Historias de película

La película de Steven Spielberg que solo han visto 500 personas: «Es una de las cinco peores de la historia»

«No tenía ni idea de cómo llevar a cabo una tarea tan complicada», confiesa el aclamado cineasta

Es indudable que Steven Spielberg ha dejado una marca indeleble en el panorama del cine contemporáneo. Con más de medio siglo de carrera, el cineasta ha consolidado su lugar en el Séptimo Arte con una imaginativa colección de obras que demuestran su capacidad para abarcar distintos géneros y su estilo distintivo a la hora de narrar historias.

Desde las hazañas de Indiana Jones hasta la cruda realidad de La lista de Schindler, pasando por la epicidad de Salvar al soldado Ryan o la nostalgia de E.T., el director de 77 años nunca ha dejado de crear películas que entretienen a la par que conectan con el espectador. Pero no siempre fue así. Un joven Steven Spielberg comenzó a hacerse camino en el mundo cinematográfico a la corta de edad de 12 años, cuando demostraba su valía ante la cámara, pero aún tenía un público bastante escaso que lo constatase.

En esta época rodó su primer corto Escape to Nowhere, que tenía 40 minutos de duración y narraba la historia de una batalla en la África Oriental de la Segunda Guerra Mundial donde los soldados, en su camino hacia un lugar desconocido, eran asediados por sus enemigos. Que un año después de estrenarlo de forma amateur recibiese un premio por él, le sirvió para perseverar en su empeño de convertirse en cineasta y, con 17 años, firmó su primer largometraje: Firelight.

Soñaba con hacer una película «de verdad», pero aún no tenía la edad suficiente para firmar un contrato legal. Los contactos que, con el paso de los años había hecho en Universal Pictures le aconsejaron que la rodase por cuenta. Conexiones, por cierto, que serían determinantes una década después con la película que definiría su carrera: Tiburón.

Aún faltaban años luz para que eso ocurriera, pero Spielberg ya tenía mente de estrella, escribiendo el guion y gastando todo el dinero que tenía para que sus películas fueran en color. Para Firelight también sabía que contratar a sus amigos de la infancia –a los que dirigió en su primer corto– no sería suficiente, por lo que buscó a estudiantes de interpretación de la Universidad de Arizona que le diesen ese toque de profesionalidad al proyecto.

«La película parecía dirigida por un niño, pero interpretada por adultos», dijo James Lipton en el programa de entrevistas Inside the Actors Studio. Con 135 minutos de duración se estrenó de forma independiente. De hecho, tan solo se proyectó públicamente una vez en el Phoenix Little Theather de Arizona, el cine al que él solía acudir. Fue el 24 de marzo 1964 y ante un público de 500 personas, que pagaron 1 dólar por cada entrada.

Se habría arruinado de no ser porque uno de los asistentes quiso pagar el doble, lo que sufragó el coste de 500 dólares que había tenido la película –y que le había prestado generosamente su padre– elevando las ganancias totales a la irrisoria cifra de un 1 dólar. Nada que ver con los 4,8 billones que atesora en la actualidad.

Todos ellos quedaron bastantes satisfechos con esta historia de un grupo de científicos que en la ficticia ciudad de Freeport (Arizona) son testigos de extrañas luces en el cielo, antes de que se produzcan una plétora de desapariciones. Sin embargo, nadie más ha podido ver el metraje. Spielberg recuerda que entregó dos de los carretes originales a un productor con el fin de mostrar sus habilidades. Solo una semana después, la productora en cuestión se declaró en quiebra y los carretes nunca fueron devueltos. A día de hoy, los carretes faltantes no han sido encontrados y tan solo una ínfima parte de la película está disponible en línea.

Película Spielberg

Crítico en su trabajo, Spielberg no recuerda con nostalgia sus primeros pasos en el cine. En el libro Steven Spielberg: A Biography, Second Edition confiesa que se ve como lo que era entonces: «un chico que hacía su propia película en 1964, sin tener ni idea de cómo llevar a cabo una tarea tan complicada», y la declara «una de las cinco peores películas jamás hechas». Juzguen ustedes mismos.

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