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Francis Ford Coppola ha recibido la Loba Capitolina de Roma

Francis Ford Coppola ha recibido la Loba Capitolina de RomaEFE

Cine

Coppola compara Megalópolis con Apocalypse Now: «Fue un fracaso, pero 45 años después se sigue elogiando»

«No quiero que me llamen maestro», aseguró el cineasta en el homenaje que le han brindado Roma y su Fiesta del Cine

Una leyenda del cine como Francis Ford Coppola compartió vivencias con periodistas y cinéfilos con ocasión del homenaje que le ha rendido la 19ª Fiesta del Cine de Roma, dándole la ciudadanía romana honorífica y entregándole la llave simbólica de los estudios de la mítica Cinecittà, amén de proyectar su última obra, Megalópolis, en preapertura de la manifestación, un día antes del estreno oficial en Italia.

«Cuando era joven soñaba algún día con venir a Roma y sobre todo filmar en estos míticos estudios, verdadero corazón del cine en Europa» confió a la prensa con los ojos húmedos de emoción.

«Pero era joven, no tenía un centavo, ni auto ni chica, así que eso me parecía un sueño imposible y hoy lo veo realizado, siguiendo el camino de esos gigantes del cine que se llamaban Federico Fellini, Lina Wertmüller, Michelangelo Antonioni y Sergio Leone y abriéndolo para los futuros directores», agrega.

En realidad, no es la primera vez que Coppola se adentra por las calles de Cinecittà, donde filmó algunas escenas de «El padrino III» y donde Nino Rota le anticipaba silbando el tema principal de la trilogía que pasaría a la historia.

«No quiero que me llamen maestro -afirma con modestia-, yo pienso que formo parte de una gran familia no solo cinematográfica sino simplemente humana, la del homo sapiens en la que todos estamos emparentados».

«No me gusta repetirme y desde hacía mucho tiempo que quería embarcarme en una epopeya romana, una vena narrativa presente desde siempre en la historia del cine pero el proyecto no le interesaba a nadie así que decidí afrontarlo yo solo, sin ayuda monetaria de nadie e invirtiendo los 120 millones de dólares que reuní vendiendo mis viñedos» informa.

«Los Estados Unidos se fundaron tomando como modelo justamente Roma y sus instituciones, sus leyes, el senado y la voluntad de no elegir un rey y su descendencia aunque es probable que dentro de poco tengamos uno», afirma con una sonrisa pensando en Donald Trump.

«El cine del futuro no será ese que hoy conocemos y del que ya se puede prever la continuación», predice. «Ante todo habrá que decidir definitivamente si es un arte o un negocio. Para mí sigue siendo un arte pero eso tiene su riesgo ya que cuesta mucho dinero. A pesar de mis 85 años no quisiera morirme sin antes hacer dos películas, una de presupuesto mínimo, casi una diversión privada, y un colosal cuya financiación dependerá del éxito o el fracaso de Megalópolis».

Y respecto de este filme que ha costado 120 millones de dólares y ha recaudado hasta el momento ni siquiera la cuarta parte, Coppola asegura con confianza: «Pasó lo mismo con Apocalypse Now, que fue un fracaso financiero pero 45 años después sigue siendo visto, apreciado, elogiado y se ha transformado en un objeto de culto».

La Fiesta del Cine de Roma

Pero hablando de la Fiesta del Cine de Roma duele afirmar que se ha inaugurado hoy bajo los peores auspicios con un film homenaje a la figura de un secretario del partido comunista italiano muy amado por sus simpatizantes y admirado y respetado aún por aquellos que no comulgaban con su ideología, Enrico Berlinguer.

«Berlinguer - La grande ambizione» de Andrea Segre es el retrato de un político carismático que trató de construir el socialismo en el marco de una democracia occidental y que falleció a apenas 62 años en el momento justo en el que su partido había logrado un inigualado e irrepetible tercio de los votos.

Elio Germano, uno de los mejores actores italianos del momento, encarna al político italiano preocupándose más por imitar gestos y fisionomía que de indagar psicológicamente a su personaje mientras Segre se limita a revivir los años que van del 1973, con el golpe de estado en Chile que depuso a Salvador Allende, al 1984, cuando murió de un síncope en medio de un mitín.

Filme inexportable por su escaso interés fuera de Italia y dificílmente apreciable para una buena mitad del público italiano que hace muchos años ha dejado de creer en el socialismo democrático, «Berlinguer - La grande ambizione» es una paupérrima inauguración de un festival que ha tenido que recurrir a la presencia de dos divos de cuestionable popularidad como Johnny Depp y Viggo Mortensen para atraer al público local, recompensándolos con un premio a la carrera.

Y justamente proyectando el día de la inauguración dos viejos filmes, por ellos dirigidos e interpretados, «The Brave» y «Falling» de 1997 y 2020, respectivamente, que no agregan nada a sus vastas carreras.

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