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Paula Andrade

Masculinidad tóxica, patriarcado, perspectiva de género, sororidad... Así es el nuevo diccionario 'woke'

La batalla cultural se pone en juego con la nueva neolengua: quien domina el lenguaje, domina el pensamiento

ice Jorge Soley en su libro Manual para comprender y resistir a la cultura de la cancelación que vivimos tiempos en los que el pasmo se convierte en rutina: «Profesores expedientados por enseñar que el sexo está determinado por un par de cromosomas, cuentas de Twitter suspendidas por afirmar que la hierba es verde, violadores convictos que dicen ser mujeres para ser trasladados a una prisión femenina donde violar a unas cuantas reclusas, estatuas de San Junípero Serra derribadas por 'justicieros' descendientes de los puritanos que masacraron a los indígenas norteamericanos...».

En esta nueva era de la prohibición, o por usar un término moderno, de la cancelación, nada está a salvo: las personas, los libros, las estatuas y, por supuesto, las palabras son canceladas. Porque el primer bastión de esta batalla cultural se juega en el lenguaje, ese que ha sido deformado para ajustarse a los moldes de la corrección política. Una «corrección política» (término que no existía hace apenas treinta años) que comenzó en las universidades en los años 90, que bebe de la revolución cultural de Mao y que tiene como abanderados a unos cuantos intelectuales, políticos y activistas.

Hoy esta batalla cultural que predijeron Aldoux Huxley o George Orwell con su 'neolengua' tiene, más que nunca, una vertiente ideológica que se refleja en las palabras que empleamos. Precisamente en el profético 1984 se explica así esta nueva creación de lenguaje: «Creerás que nuestro principal trabajo consiste en inventar nuevas palabras. Nada de eso. Lo que hacemos es destruir palabras, centenares de palabras cada día. Estamos podando el idioma para dejarlo en los huesos. ¿No ves que la finalidad de la neolengua es limitar el alcance del pensamiento, estrechar el radio de acción de la mente?».

En este nuevo lenguaje, existen una serie de términos que han configurado el nuevo diccionario 'woke'. Al igual que muchas palabras han sido eliminadas, por considerarse ofensivas o anticuadas, muchas otras han tomado un nuevo puesto y son usadas indiscriminadamente en los medios de comunicación masivos, en las series que vemos, los libros que leemos y la televisión basura que consumimos:

  • Inclusivo: que tiene la capacidad de incluir. En otras palabras, que excluye a los hombres. Especialmente a los hombres blancos.
  • Aliado: hombre consciente de sus privilegios dispuesto a deconstruirse por la igualdad real tras un proceso de reflexión y entendimiento. Ha acabo teniendo un sentido negativo, ya que se sospecha sistemáticamente de estos aliados.
  • Alienada: mujer sin conciencia de género, con ideología de derechas, que por su privilegiada clase social, jamás por méritos, ha accedido a puestos de responsabilidad. Colabora con el heteropatriarcado para mantener ese orden social que la beneficia.
  • Masculinidad tóxica: término de las ciencias sociales que describe ideas estrechas y represivas sobre el papel del género masculino, definiendo la masculinidad con rasgos masculinos exagerados. El hombre tóxico es violento, poco emocional y sexualmente agresivo.
  • Patriarcado: según la RAE, es la «organización social primitiva en que la autoridad es ejercida por un varón jefe de cada familia, extendiéndose este poder a los parientes aún lejanos de un mismo linaje». Es decir, la desigualdad del poder entre hombres y mujeres que, en realidad, supone la superioridad de ellos en todos los aspectos de la sociedad. El heteropatriarcado es, según la Fundéu, un «sistema sociopolítico en el que el género masculino tiene supremacía sobre el resto». El género masculino cisheterosexual.
  • Mansplaining: se trata de un neologismo que proviene del inglés y une dos palabras; «hombre» y «explicar». Se refiere a la tendencia de muchos hombres a explicar cosas de forma paternalista y condescendiente, incluso aunque aborden temas que controlan menos que sus interlocutoras femeninas.
  • Heteronormatividad: sistema que aparta cualquier forma de relación fuera de los ideales heterosexuales y que, de hecho, normaliza solo los comportamientos típicos de la de la heterosexualidad.
  • Género fluido: las personas de género fluido son aquellas que transicionan entre dos o más géneros de forma permanente o esporádica, pudiendo ser bigénero, trigénero o pangénero según el número de géneros que estén implicados en dicha fluctuación. El género fluido establece periodos de transición imprecisos y variables, identificándose unas veces con uno o más géneros y otras veces con otros distintos. Es decir, un lío monumental.
  • Apropiación cultural: según el diccionario de Oxford, adopción no reconocida o inapropiada de costumbres, prácticas, ideas, etc. de un pueblo o sociedad.
  • Sororidad: solidaridad y apoyo entre mujeres para luchar contra la discriminación por cuestiones de género. Viene del latín 'soror' (hermana) y vendría a ser el equivalente de la palabra «fraternidad» para mujeres.
  • Perspectiva de género: metodología que permite identificar, cuestionar y valorar la discriminación, desigualdad y exclusión de las mujeres, así como las acciones que deben emprenderse para actuar sobre los factores de género y crear las condiciones de cambio que permitan avanzar en la construcción de la igualdad de género. Es quizá el más dañino, ya que se trata de una ideología que destruye el concepto objetivo de naturaleza humana y está absolutamente incorporado al lenguaje diario (y al institucional). Promueve el camuflaje de las causas económicas de la desigualdad, y al corroer el significado de ser humano, prepara las mentali­dades para el posthumanismo.
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