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Estatua vandalizada de Cristóbal Colón en Richmond, Virginia

Estatua vandalizada de Cristóbal Colón en Richmond, Virginia

Los nombres «ideológicos» con los que tratan de borrar en América el Día de la Hispanidad

Cada año son más las denominaciones con las que cada país denomina el 12 de octubre en un obsesivo empeño por reescribir la Historia

El 12 de octubre es el Día de la Hispanidad en España, cuando se celebra la llegada de Cristóbal Colón a América en 1492. Precisamente el Día de Colón (Columbus Day) es como lo llaman en Estados Unidos, aunque ahora también lo llaman el Día de los Pueblos Indígenas. No era así el año pasado, por lo que el que viene cabe la posibilidad de asistir a una nueva denominación.

Menos conciso y sobre todo más lírico es el nombre del 12 de octubre en Chile: Día del Encuentro entre Dos Mundos, aunque se celebre el 11, como hoy. Decidió instituirlo el expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle en el año 2000, aunque a punto estuvo de ser eliminado tras la aprobación (y dura pugna) con el Día de los Pueblos Originarios. Finalmente se mantuvo con su denominación elegíaca en lo que parece la disputa de los Monty Python en La Vida de Brian: El Frente Popular de Judea contra el Frente Judaico Popular.

«Día de la Resistencia Indígena»

Día de los Pueblos Originarios y el Diálogo Cultural lo han bautizado en Perú, y en Bolivia van más allá: Día de la Descolonización en el Estado Plurinacional de Bolivia. En Nicaragua es el Día de la Resistencia Indígena, Negra y Popular. En Venezuela, «solo» es el Día de la Resistencia Indígena, y en Argentina lo llaman el Día del Respeto a la Diversidad Cultural.

Todos ellos nombres, salvo el aséptico Día de Colón (ahora ya también Día de los Pueblos Indígenas) en Estados Unidos y el idílico Día del Encuentro entre Dos Mundos de Chile, que rechazan, inventando una nueva realidad, se diría que de un modo ridículo entre tanto y forzado «título», la idea de la Hispanidad.

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El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, durante una comparecencia

No son estos gobiernos nominalizadores, casualmente, arrebatadores ejemplos democráticos de respeto a la Historia. Esa reinterpretación repetida, precisamente, es el cimiento de sus políticas, sin el menor asomo de rubor ante un pueblo confundido que ve, por ejemplo, como en Perú gobierna el candidato comunista e indigenista siempre tocado con un sombrero chotano, también conocido como «bombarquino», que lleva, según propia confesión, «para reivindicar sus raíces y hacerle recordar al pueblo peruano que él viene de Tacabamba».

La figura de Pedro Castillo (puro atrezo del basto marxismo populista que contiene), que así se llama el presidente, se hizo viral como candidato al enarbolar la bandera del antimonopolio en una entrevista en televisión y no saber, tras la repregunta del periodista, qué es el monopolio ante millones de personas en el mundo y en su país. Aun así, resultó elegido por escaso margen.

«Día de la Nación Pluricultural»

En Bolivia manda el exministro de Evo Morales, asilado político en el México de López Obrador (donde llaman al 12 de octubre el Día de la Nación Pluricultural), el mismo que insiste en que los españoles tenemos que pedir perdón por la Conquista. La misma línea revisionista de Nicaragua y su tirano Ortega y, sobre todo, de su amigo y también tirano, Maduro (para quien la Hispanidad es la «visión racista y colonialista» del Descubrimiento), a quienes este año se han sumado en Colombia el exguerrillero terrorista Petro y en Chile el izquierdista Gabriel Boric.

La «visión esquizofrénica» que ve en estos mandatarios la filóloga y ensayista Elvira Roca Barea sobre un acontecimiento fundamental en la Historia del mundo. Los esquizofrénicos nombres y «días» que solo confunden y ensucian una palabra tan limpia: la Hispanidad, que resuena desde hace más de 500 años por todo el orbe.

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