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Augustus Gloop en Charlie y la fábrica de chocolate, y Matilda en la película homónima

Augustus Gloop en Charlie y la fábrica de chocolate, y Matilda en la película homónima

La corrección política alcanza a Roal Dahl: Augustus Gloop ya no será gordo ni Matilda leerá a Rudyard Kipling

Los clásicos literarios infantiles de Roal Dahl, que tantas y exitosas películas han inspirado, se modificarán para omitir referencias al físico o

Era cuestión de tiempo. La corrección política ha alcanzado a los clásicos literarios del británico Roal Dahl. Los cuentos infantiles que tantos niños han leído, y que Hollywood ha adaptado al cine en múltiples ocasiones, serán reeditados bajo la lupa de lo que se puede y no se puede decir. Así, el personaje de Augustus Gloop de Charlie y la fábrica de chocolate ya no será «gordo» nunca más y pasará a describirse como «enorme». Los cambios han sido duramente criticados y tildados de «censura totalitaria», además de «absurdos» e «innecesarios».

Algo similar pasa con los divertidos Oompa Loompas que ayudaban al señor Willy Wonka en la factoría de dulces, dejarán de ser «hombres pequeños» para ser «personas pequeñas». La editorial Puffin considera ofensivos o poco inclusivos todos estos calificativos y, junto a Roald Dahl Story Company y la asociación Inclusive Minds (Mentes inclusivas en castellano), se ha decidido a alterar el vocabulario de los clásicos infantiles.

Roald Dahl

El escritor Roald Dahl, famoso por sus clásicos literarios infantiles

Por el momento, no se conocen todos los cambios que se han realizado en las obras de Roal Dahl pero son cientos. Además de las alteraciones en el lenguaje, también se han añadido algunas frases que el autor original nunca incluyó en sus obras. Desde Roald Dahl Story Company aseguran que es una práctica habitual al editar nuevas tiradas: «No es inusual revisar el lenguaje y los cambios han sido pequeños, y cuidadosamente considerados».

Si el cambio en la descripción del amante del chocolate Augustus Gloop se lleva a cabo para no ofender con apelativos como «gordo», existe una alteración de Matilda que solo se entiende bajo conceptos ideológicos: la joven prodigio con poderes mentales era una ávida lectora de Rudyard Kipling, pero tras la reedición, intercambiará al autor de El libro de la selva –acusado de racismo por el voraz revisionismo al que se somete todo– por Jane Austen, autora de Sentido y sensibilidad.

De la misma forma, la señora Twit de Los cretinos, que siempre ha sido «fea y bestial», ahora solo será «bestial». En el libro Las brujas se explica que las brujas son calvas debajo de las pelucas que llevan y les provocan terribles picores en la cabeza. Ahora, el párrafo donde explica eso se añadirá una nueva frase: «Hay muchas otras razones por las que las mujeres pueden usar pelucas y ciertamente no hay nada de malo en eso». No vaya a ser que los niños identifiquen a las mujeres calvas con brujas en el supermercado.

Angelica Houston como una bruja calva en la adaptación al cine de 1990 del clásico Las brujas de Roal Dahl

Angelica Houston como una bruja calva en la adaptación al cine de 1990 del clásico Las brujas de Roal Dahl

James y el melocotón gigante tampoco se ha librado del revisionismo. En concreto la canción que canta el ciempiés sobre la tía Sponge y la tía Spiker. La primera siempre ha sido «terriblemente gorda y terriblemente flácida»; la segunda, «delgada como un alambre y seca como un hueso, solo que más seca». Ahora, esos versos se han alterado para quedar así: «La tía Sponge era una bruta vieja desagradable / Y merecía ser aplastada por la fruta», y «La tía Spiker era casi lo mismo / Y merece la mitad de la culpa».

Entre los críticos a estos cambios se encuentra la editora de Arte y Entretenimiento del Daily Telegraph que ha cargado duramente contra la decisión editorial:

El editor has incluido un aviso concerniente a estas alteraciones en la página de derechos de autor de las nuevas ediciones: «Las maravillosas palabras de Roald Dahl pueden transportarte a mundos diferentes y presentarte a los personajes más maravillosos. Este libro se escribió hace muchos años, por lo que revisamos regularmente el lenguaje para asegurarnos de que todos puedan seguir disfrutándolo hoy».

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