Diez frases para la vida moderna del emperador estoico Marco Aurelio
El estoicismo como visión práctica y el idealismo, la melancolía del gobernante (del hombre) que acepta triunfalmente su destino
Sus Meditaciones son una de las máximas referencias de la filosofía estoica. La obra fue escrita en griego a finales de la década del año 170. Se trata de un conjunto de pensamientos sobre la vida, la muerte, la creación humana, la moralidad o los valores. La melancolía del gobernante que acepta, estoica y triunfalmente, su destino. Las reflexiones únicas de un filósofo y político en su madurez.
El estoicismo como visión práctica y el idealismo en las Meditaciones íntimas, el dominio del ser sobre las ideas: «Si no conviene, no lo hagas; si no es verdad, no lo digas. Sé dueño de tus inclinaciones», decía el gran emperador, como que «En ninguna parte puede hallar el ser humano un retiro tan apacible y tranquilo como en la intimidad de su alma», y era esa alma la que adiestraba.
diez frases estoicas de marco aurelio:
- El arte de vivir se asemeja más a la lucha que a la danza.
- El tiempo es como un río que arrastra rápidamente todo lo que nace.
- Realiza cada una de tus acciones como si fuera la última de tu vida.
- No malgastes más tiempo argumentando acerca de lo que debe ser un buen hombre. Trata de ser uno.
- Tienes poder sobre tu mente, no sobre los acontecimientos. Date cuenta de esto y encontrarás la fuerza.
- Todo lo que escuchamos es una opinión, no un hecho. Todo lo que vemos es una perspectiva, no la verdad.
- Comenzar es la mitad del trabajo, comienza nuevamente con la mitad restante, y habrás terminado.
- Recibe sin orgullo, despréndete sin apego.
- Que algo te parezca difícil, no quiere decir que nadie más sea capaz de lograrlo.
- No actúes como si fueras a vivir por diez mil años. La muerte te acecha. Mientras vivas, mientras sea posible, sé bueno.
La vida armónica práctica que tenía su reverso en la nostalgia que era una enseñanza honda: las Meditaciones, el bienestar interior como prioridad adornada, adjetivada en la poesía del alma romántica. La apología de la simplicidad en todos los ámbitos, tan necesaria en la época, quizá en todas las épocas, de la complejidad.