Diez apellidos que podrían tener su origen en un niño huérfano
Algunos apellidos españoles bastante comunes proceden de casos de abandono, en los que se asignó un nombre inspirado en las circunstancias
El origen de los apellidos en España es sumamente variado, pudiendo deberse a numerosos factores, la mayoría relacionados con una característica de los antepasados. De ahí derivan los apellidos terminados en «-ez», cuyo significado en «hijo de», así como los relacionados con ocupaciones (Molinero), procedencia (Gallego) o rasgos físicos o psicológicos (Calvo, Valiente).
Sin embargo, también existen otros muy comunes cuyo origen se halla en niños huérfanos o abandonados, a quienes se asignó un apellido relacionado con las circunstancias en las que fue encontrado.
El más representativo de esta categoría es Expósito, que se daba a los bebés abandonados por sus padres y acogidos en un orfanato. No obstante, y si no se conocían las circunstancias exactas, también podían ser nombrados como Tirado, Blanco o Diosdado. A causa de este contexto, a partir de 1921 se permitió a las personas con el apellido Expósito cambiarlo en el registro civil.
Un apellido según las circunstancias
En el caso de los infantes hallados frente a un templo, el apellido se relacionaba con la religión, tal como San Juan o Iglesias; mientras que si se buscaba ocultar su abandono, recibían el nombre de la ciudad en la que habían sido encontrados, o incluso del país: Bilbao, Salamanca, España... También se les podía asignar un apellido común de la zona.
Finalmente, estas normas también podían variar según la región, ya que en Aragón era frecuente bautizar a los niños con el apellido Gracia si consideraban que habían sobrevivido «por la gracia de Dios».