María Antonieta, la reina-actriz que «vivió» en un teatro y fue ejecutada sobre un «escenario»
La archiduquesa de Austria y monarca consorte de Francia fue ejecutada en la guillotina el 16 de octubre de hace 230 años
Se conocen muchos aspectos de la vida de María Antonieta de Austria, la reina de Francia que fue por su matrimonio con Luis XVI, la más famosa, puede que la más bella y elegante, según reflejan los cuadros y los testimonios de la época.
Se han contado mil historias de un personaje siempre interesante por su vida triste, y por ello despreocupada y frívola según la imagen más repetida, y con unos últimos años de vida terribles, torturada y prisionera, asistiendo a la muerte cruel de sus amigos, de sus hijos y de su marido, antes de la suya.
El Teatro de la Reina
Tenía 15 años cuando la enviaron a Versalles para casarse con el Delfín de Francia. Fue un instrumento real para consolidar una alianza política. Contra esto y su destino terminó revelándose en vida, aunque no pudo evitar su final imprevisto y trágico, el mismísimo final de la monarquía francesa ininterrumpida, antes de las sucesivas y casi efímeras restauraciones.
Su educación en Viena fue estricta desde su infancia, basada en la severidad física, tanto en la higiene como en la dieta. Se educó en música, baile, dicción y canto, artes que terminaron siendo una salida íntima de la corte que siempre aborreció y la aborreció, a pesar de sus intentos por agradar.
Su matrimonio con el heredero del trono tardó siete años en consumarse, hecho que inevitablemente (la razón fundamental del motivo de su casamiento, también la consumación de la alianza política que lo produjo) le causó un rechazo insuperable y la aceptación de una vida que en la intimidad y el secreto (y no tan secreto) decidió vivir más allá.
Aparte de sus sabidos amantes y de los dispendios, una parte menos conocida de su existencia fue su afición por el teatro, al que se «dedicó», llegando a ordenar la construcción de uno, el Teatro de la Reina, donde ella misma actuaba en obras de la Comédie-Française, la modernidad artística que no se representaba en el Teatro de la Corte.
Una suerte de off-Broadway versallesco de una reina alternativa y su compañía «vanguardista» a la que pertenecían parientes y amigos selectos, y a cuyas funciones asistía también un público privativo y casi secreto. El Petit Trianon, en el complejo de Versalles, antigua residencia de las favoritas de Luis XIV, que Luis XVI regaló a su esposa, fue el lugar donde se construyó el pequeño teatro que los revolucionarios de 1793 apenas tocaron al no encontrar nada digno de valor.
Curiosamente, la reina considerada pródiga, y odiada por ello, construyó un teatro austero para hacer lo que más le gustaba. Como sus actores favoritos de la Comédie-Française fue encarcelada y al final de todo representó su última función (que también fue el extraordinario fin de la alianza entre Austria y Francia) sobre un «escenario», el cadalso sangriento, en vez de ante su exclusivo auditorio, ante la salvaje muchedumbre de Francia.