Iceta y Urtasun se divierten haciendo oposición a PP y Vox en el traspaso de carteras de Cultura
El ministro saliente habló de sus rivales políticos, como si no hubiera otra cosa, lo mismo que el saliente, cuya frase más significativa fue que levantará «la bandera de la cultura frente a la censura y el miedo»
Fue tal el buen ambiente en el traspaso de carteras entre el ministro de Cultura entrante y el saliente que cualquiera hubiera pensado que Iceta, entre bambalinas, hubiera bailado delante de Urtasun, que a pesar del apellido de reminiscencias vascas es también catalán: Ernest para más señas. Lo cierto es que casi se le pudo ver bailando de contento, a Iceta, Miquel, quizá pensando en un inmediato futuro dorado en el terruño del PSC del que fue fontanero, conocedor de todos sus entresijos.
Los «vetos» de Vox
No solo coinciden en el catalanismo de origen y de ideal, sino también en la «diversidad cultural» española que ambos mencionaron y que el entrante tendrá que revisar en lo que respecta a la tauromaquia, esa «actividad injusta, sádica y despreciable que no merece ser legal en el ordenamiento jurídico» en sus propias palabras. Yolanda Díaz, mientras tanto, «cerebro» del nombramiento, sonreía.
Semejante inquina verbal no casa con el clima amable del relevo ministerial, donde Urtasun ha reivindicado la libertad de expresión en contraposición a lo que se ha referido como «vetos» de Vox en las comunidades en las que gobierna: regular comienzo, aunque previsible, como si fuera oposición y no ministro con todas las letras.
No se sabe del todo si «la intervención culta, divertida e inteligente» se refería a las palabras de Iceta porque podía haber sido el imaginado baile tras el telón. Un discurso culto, inteligente y divertido de Iceta es casi como un discurso sincero de Sánchez, así que ya se sabe (ya se sabía) por dónde van a ir los tiros. Otra dosis de oposición inyectó el saliente al recordar a Jorge Semprún como su favorito entre sus antecesores y anteponiéndole a «las fuerzas y gobiernos ultraconservadores que tratan de fijar sus relatos excluyentes».
Para estar tan contentos, sobresalía un poco de resquemor, representado en esa «bandera de la cultura frente a la censura y el miedo» que enarboló el entrante y inevitablemente activista Urtasun en tono inequívocamente político y tan sonriente como para darle la vuelta a la frase del mismo modo que le están dando la vuelta a todo.