Osorio Iturmendi, hija de Alfonso Osorio: «Su trayectoria vital se fundó en dos principios, la coherencia y el compromiso»
El seminario 'Centenario de Alfonso Osorio: convicción, formación y talante', celebrado en el Colegio Mayor San Pablo por la ACdP, rindió homenaje al político y propagandista español a través de las intervenciones de personas de su talla intelectual y humana
La Asociación Católica de Propagandistas, a la que Alfonso Osorio se mantuvo vinculado toda su vida, ha querido rendirle homenaje al abogado del Estado y político español en el centenario de su nacimiento. Fallecido en 2018, quien fue vicepresidente del Gobierno de Adolfo Suárez entre 1976 y 1977, además de ministro de Presidencia con el mismo y con Carlos Arias Navarro, diputado y senador, ha sido recordado por investigadores, doctores, políticos, profesores, familiares y amigos en un acto multitudinario en el Colegio Mayor San Pablo, lugar que fue sede de las primeras reuniones del Grupo Tácito.
Introdujo el acto Alfonso Bullón de Mendoza, presidente de la ACdP, quien dio la bienvenida no solo a los ponentes, sino también a todos los asistentes, muy especialmente a su hija, María Ángeles Osorio Iturmendi; a su viuda y al resto de familiares y amigos. A continuación tomó la pablo Pablo Sánchez Garrido, director del Centro de Documentación, Investigación y Formación de la ACdP, además de profesor en la Universidad CEU San Pablo, que procedió a ahondar en la relación de Alfonso Osorio con Ángel Herrera Oria y la ACdP.
«No exagero si afirmo que la clave interpretativa de la figura de Alfonso Osorio es la influencia de su querido maestro Ángel Herrera Oria y de la ACdP. La deuda intelectual no basta para reconocer la genialidad y originalidad de una vida entregada al servicio de España y sus ideales», afirmó Sánchez Garrido tras agradecer la colaboración activa y la donación del archivo digital a la ACdP por parte de su familia.
El propio Osorio se refería al cardenal como su «guía espiritual y político», y escribe: «Me considero un monárquico de convicción, democratacristiano de formación y liberal de talante, y Ángel Herrera me señaló personalmente el camino». El profesor universitario realizó un recorrido por las diferentes etapas de la relación entre Osorio y Herrera, que comenzó cuando el segundo, ya sacerdote, fue destinado a Santander. Allí establecieron amistad, se empeñaron en la acción caritativa y crearon un círculo de jóvenes que se implicaron en la vida pública.
Soy monárquico de convicción, democratacristiano de formación y liberal de talante, y Ángel Herrera me señaló personalmente el caminoCita leída por el profesor Pablo Sánchez Garrido
Según Sánchez Garrido, en esta primera etapa Alfonso Osorio asimila los principios fundamentales de la Doctrina Social de la Iglesia que Herrera consideraba fundamentales: el acatamiento crítico del poder constituido, el posibilismo, la defensa del bien común y la justicia social y la necesidad de unir a la derecha desde la libertad y por la libertad. La segunda etapa arranca en 1847 en Madrid, donde Osorio se vincula al Círculo de Jóvenes de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas (ACNDP), en una trayectoria similar a la de Leopoldo Calvo-Sotelo y otros miembros que acabarían conformando el Grupo Tácito. «En los años 40 y 50 desarrolla ideas europeístas y evolucionistas: querían hacer evolucionar el Régimen, buscaban la desfalangización, el pluralismo de partidos, la apertura de la prensa... Esto produce una escisión en el régimen, y también en la ACdP. Osorio optó por una reforma sin ruptura, aunque en sentido evolutivo», continuó Sánchez Garrido.
Pluralismo, democratización y fe
«Alfonso Osorio abogó con intensidad por el pluralismo y la evolución del Régimen, además del movimiento sindical impulsado por la Doctrina Social de la Iglesia y el paso hacia una monarquía con Juan Carlos I. Abogó por el municipalismo con fuerza representativa (influido por el Concilio Vaticano II ), la ampliación de derechos sociales fundados en la dignidad de la persona y por la distinción entre Iglesia y Estado», concluyó Sánchez Garrido, antes de subrayar, de nuevo, que Osorio estuvo siempre vinculado a la ACdP, colaborando siempre en la iniciativa de la Escuela de Ciudadanía Cristiana de Herrera Oria. «No fue un animal político, pero sí un hombre político que apostó por España, por el bien común y por la fe, que constituyó el alma de su vida y de su nación».
Bajo el título «Cantabria en Alfonso Osorio», Manuel Ángel Castañeda, periodista y exdirector de El Diario Montañés y presidente del Ateneo de Santander pasó a glosar la relación del homenajeado con la tierra cántabra, que él denominaba con cariño «la Montaña». «Alfonso Osorio fue el epítome del santanderino. Culto, elegante, cercano, trabajador, sencillo y siempre pensando en su tierra, en su cuna que, en versos de Gerardo Diego, fue también su palabra. Aceptó siempre con humor los cambios que debilitaban su patria chica. Decía: 'Cantabria, de soltera Santander'».
Castañeda recorrió los veranos santanderinos de Osorio y su relación con los cántabros, también a través de iniciativas y eventos culturales y de su participación en la Asociación Puerta Porticada. Quiso recordar también la importancia de la figura de Herrera Oria en su formación ética y religiosa: «Mi primer contacto con la cosa pública, o más exactamente con los problemas de la comunidad política, datan de mi juventud en mi tierra natal santanderina, cuando entré en contacto con Ángel Herrera Oria, recién llegado a Santander, ya sacerdote, para inscribirse en la Parroquia de Santa Lucía», leyó del puño del propio Osorio.
«Herrera quería crear medios de comunicación para transmitir la Doctrina Social de la Iglesia e implicarse en la sociedad de manera activa. Eso ha estado activo en la vida y obra de Alfonso Osorio, que continúa la doctrina, actualizada, de San Pablo, gran propagador del cristianismo», continuó el periodista, que destacó que «conducir el régimen franquista a la democracia y hacerlo sin violencia, sin revancha y sin odio fue esencial para Alfonso Osorio», concluyó, antes de rescatar su libro De orilla a orilla y de pedirle a la ciudad de Santander que «le dedique una calle y divulgue su obra, su pensamiento y su amor a la montaña».
Conducir el régimen franquista a la democracia y hacerlo sin violencia, sin revancha y sin odio fue esencial para Alfonso OsorioPeriodista y exdirector de El Diario Montañés
Antes de comenzar su intervención, el periodista y director de Opinión de El Debate, Ramón Pérez-Maura, leyó un mensaje de Alfonso Suárez excusándose del acto y agradeciéndolo, y dando gracias especialmente por la despedida que Alfonso Osorio dedicó a su padre, Adolfo Suárez. «Yo lo conocí a partir de 1986, cuando en esa legislatura, la última en la que fue diputado, encabezó la candidatura de coalición y pidió a mi madre que le acompañara en la misma», comenzó Pérez-Maura, encargado de recoger su relación con la monarquía y «la España de todos».
Monárquico por convicción, Alfonso Osorio recordaba cómo acudió a recibir de niño a Alfonso XIII en su descanso vacacional en Santander. «Defendió la causa monárquica junto a otros políticos, que pensaban que la solución para España era la restauración monárquica», continuó el periodista, que recorrió algunos de los primeros pasos de Alfonso Osorio, en lo que el mismo político describía como «años no sé si eficaces, pero sí ilusionados». La creación de los Amigos de Maeztu tuvo como objetivo el acercamiento entre Franco y Don Juan, a quien Osorio había conocido en un viaje a Estoril: «La monarquía debía venir del Régimen, porque sin la voluntad de Franco no habría nunca monarquía», escribió Osorio.
Modernización, democratización y convivencia y paz
Como destacó Pérez-Maura, en su libro Escrito desde la derecha, publicado en 1985, sostiene Osorio que «no hay mejor defensa de la democracia que la Monarquía. Porque la Monarquía no es una ideología o un sindicato de intereses. Hay quienes suponen que la Monarquía ha de orientarse en una dirección determinada dentro de las varias entre las que hoy se dividen las preferencias de los hombres, que ha de significar el predominio de una determinada clase social o la imposición de un particular sistema de Gobierno. Pero de las tres ventajas de la Monarquía, tradicionalmente señaladas, la preparación del jefe del Estado, la continuidad de su magistratura y el no deber nombramiento a ningún interés o grupo de intereses de clases o de partidos, la tercera es la decisiva: la que fundamentalmente la separa de los demás, la que la hace distinta».
Los tres objetivos de Osorio fueron modernización, democratización y convivencia y paz, y sostuvo siempre firmemente que el mejor camino para asegurarlos era el régimen democrático. Desde el entorno del almirante Carrero Blanco se promovió la llamada 'Operación Príncipe', en la que Osorio, citado por el director de Opinión de El Debate, siempre creyó: «Yo creía y sigo creyendo que la Monarquía es el régimen para España y, a mi juicio, había que hacer lo que estuviese en nuestra mano para que la Monarquía volviese a España. Y estaba convencido entonces, como sigo convencido ahora, de que la Monarquía es el único régimen de integración posible en España, el único régimen que puede hacer posible la convivencia entre los españoles, el único régimen que puede hacer viable el entendimiento y la liberalidad en la acción política.»
Franco le encargó la ley de Sucesión a Iturmendi, que contó con la ayuda de su yerno, Alfonso Osorio. Más tarde se unió al Grupo Tácito, que desde las páginas del diario Ya buscaba, en sus palabras, «evolución, democratización, no ruptura, transición pacífica, y en todo caso, lealtad a la Corona que venía, lealtad a Don Juan Carlos». Destacó Pérez-Maura cómo el político español sostenía que el Príncipe quería ser el Rey de todos los españoles y dar por liquidada la Guerra Civil, pero el problema era a qué ritmo llegaría la democracia y qué resistencias se encontraría. "Para mí no existía ninguna duda. Sabía lo que el Príncipe deseaba y quería hacer», escribe Osorio, y continúa: «Creo que cuando Franco decía que todo quedaba atado y bien atado, consideraba que todo quedaba atado y bien atado en la persona de Don Juan Carlos y aceptaba cualquier decisión que éste tomase.»
«Un hombre necesario»
Charles Powell, director del Real Instituto Elcano y profesor de Historia Contemporánea de la Universidad CEU San Pablo, se considera «un modesto historiador de la Transición». Su intervención consistió en realizar un sentido homenaje personal, partiendo de la influencia que los escritos de Alfonso Osorio tuvieron en él cuando realizaba sus estudios de doctorado en Oxford. «Me convertí en fan de Osorio. Realicé mi tesis doctoral acudiendo a fuentes orales, y pude entrevistar a muchos protagonistas de la Transición española, y Alfonso Osorio siempre me mostró amabilidad y generosidad inmerecidas».
Powell distingue dos fases en la vida de Osorio, la de preparación y la de ejecución. En los años 50 y 60 ocupó importantes cargos políticos en el Régimen de Franco, fue Consejero del Reino, procurador en Cortes y presidente de Renfe. «Fue entonces cuando empezó a madurar su pensamiento político: fue reformista, liberal, democristiano, centrista, moderado, atlantista y europeísta», lo describe el historiador.
Fue reformista, liberal, democristiano, centrista, moderado, atlantista y europeístaDirector del Real Instituto Elcano
Según Powell, Osorio tuvo «una espectacular vida política», con «una labor »extraordinariamente intensa y fructífera«. Su Ley de Reforma Política de 1976 contribuyó a la modernización del aparato administrativo del Régimen, además de contribuir a paliar la brutal crisis económica que atravesaba España derivada de la crisis del petróleo. «Uno de los aspectos infravalorados de Osorio fue su apertura de España al mundo», continuó Charles Powell, que destacó que si bien nunca fue Presidente del Gobierno, sí tuvo esa intención.
«Quiso fundar un partido democratacristiano, pero no le fue posible, por lo que contribuyó a la creación de la UCD y estuvo en los gérmenes del actual Partido Popular», y, sin embargo, afirmó Powell que no era justo mirarlo con un «prisma de perdedor», pues sus objetivos sí alcanzaron éxito; el mayor de ellos, la monarquía, que permitió que España ocupara su puesto entre las grandes democracias de la Europa occidental, pero también la aprobación de la Constitución de 1978 (texto que no siempre le llenó de entusiasmo, aunque sí apoyó) y ver España integrada en Europa y Alianza Atlántica. «Tres palabras describen a Alfonso Osorio: honor, orgullo y generosidad», concluyó.
A continuación, José Manuel Otero Novas, presidente del Instituto CEU de Estudios de la Democracia y exministro de la Presidencia y de Educación, se aventuró por la relación de Alfonso Osorio con los Tácitos y los entornos políticos de la Transición. «Lo conocí en este mismo Colegio Mayor, y para mí contemplar a alguien como Alfonso Osorio era contemplar una figura celestial: tenía una preparación jurídica impresionante, acreditaba tener una inteligencia brillante y era un gran optimista», comenzó Otero Novas su intervención, antes de recalcar lo importante que sería su figura en «estos momentos políticamente tristes de España».
«Alfonso Osorio era leal. Al final de su vida, con un tono típicamente suyo, desenfadado, me habló con admiración de algunas personas con las que había tenido relación. También era una persona cercana, amable, casi complaciente», recordó el también político español, con quien no dejó de tener discrepancias. Según Otero Novas, Osorio quería definir el Grupo Tácito como monárquico, a lo que él contestó: «Yo estoy dispuesto a apoyar la monarquía si, como pensamos, va ayudarnos a la democratización de España, pero yo apoyo el accidentalismo de las formas de Gobierno».
Otero Novas también recordó todos los ministros que lo fueron porque iban en la lista de imprescindibles de Alfonso Osorio, ya que Adolfo Suárez y él tenían el pacto de repartirse presidencia y vicepresidencia. «Me dijo que yo no iba a ser ministro porque era muy joven, pero no me convenció», bromeó el político durante du intervención. Años después, en 2017, se lo preguntó frontalmente, y Alfonso Osorio le preguntó: «En realidad, Adolfo Suárez me había dicho que a ti te necesitaba para otra cosa».
Valores morales, fe y vocación política
La intervención más emotiva, por fuerza, la realizó María Ángeles Osorio Iturmendi, hija de Alfonso Osorio y directora ejecutiva de la Fundación Chile-España (FCE), que dijo no tener suficientes palabras de agradecimiento por todo lo que se había escuchado en el Colegio Mayor. «Siento un enorme cariño y afecto, y hablo desde el corazón. Veo a grandes amigos de mi padre, compañeros de camino, y también a los hijos de sus amigos: es un orgullo ver cómo la amistad sigue manteniéndose en la siguiente generación», comenzó, conmovida.
«Cuando uno se plantea a dónde va, tiene que saber de dónde viene. Las convicciones políticas de mi padre, todo lo que él era, tiene su origen en lo que heredó de sus padres y de su abuelo, Lucas García Aparicio, alcalde y monárquico convencido, que militó en el partido fundado por Herrera Oria que después integró la CEDA. Esas son las raíces que marcan nuestro futuro», comenzó su intervención, antes de pasar a desglosar los dos principios fundamentales de su trayectoria vital: la coherencia y el compromiso.
Su idea de fe estaba basada en hacer el bien, no sólo al prójimo, sino también a la sociedad: perseguía el bien comúnHija de Alfonso Osorio y directora ejecutiva de la Fundación Chile-España
La coherencia tenía que ver con sus valores morales: actuó siempre en conciencia, de acuerdo con la fe que profesaba y cultivaba. «En su mesilla de noche siempre estaba el Magníficat, que leía antes de dormir. Su idea de fe estaba basada en hacer el bien, no sólo al prójimo, sino también a la sociedad: perseguía el bien común, en coherencia con su vocación política. Durante toda su vida (y estuvo lúcido hasta el último momento) este fue el hilo conductor: el humanismo cristiano y, en consecuencia, la democracia cristiana. Es decir, el sentido religioso dentro de la política», continuó su hija.
Destacó Osorio Iturmendi también la coherencia de su padre con su formación jurídica, «que aplicaba con rectitud y sentido común», siempre aplicando y cumpliendo la legalidad. «Su amor a España se concretó en la monarquía: para él la restauración monárquica era el eje vertebrador de todos los españoles». Liberal de talante, su hija destacó cómo los educó en la libertad, exigiéndoles a cambio una responsabilidad, que luego verían tomar forma en la Transición. Recorrió también Osorio Iturmendi las aficiones de su padre, los libros, la música, las tertulias, la actualidad política, la pintura... «Era un gran admirador de la belleza».
«En su biblioteca radicaba su esencia: tenía más de ocho mil volúmenes. Le apasionaba leer. Era un hombre muy culto, muy inteligente, con una gran inteligencia y una memoria extraordinaria. Leía teología filosofía, arte, novela, poesía, política… Y una curiosidad: le gustaba la novela policiaca, era su fuente de evasión. Una de sus últimas adquisiciones fue una colección completa de las obras de Agatha Christie», recordó María Ángeles Osorio, que cerró su intervención recordando el amor de su padre a su tierra, que ha pervivido en todos los miembros de su familia, para siempre vinculados ya a Santander.
Tras la extensa ovación, fue Alfonso Bullón de Mendoza el encargado de cerrar el acto de homenaje, que se refirió a Alfonso Osorio como «uno de los no muchos hombres importantes de la historia contemporánea de España». Destacó el presidente de la ACdP su destacado papel en la Transición española y en el Grupo Tácito, donde junto a otros propagandistas partía de esa idea de que había que buscar un entendimiento para lograr la transición política en España. «Hubo divergentes posturas dentro de la ACdP, dentro de su enorme capacidad de convivencia, pero desde el Grupo Tácito se impulsó un deseo de entendimiento que Alfonso Osorio, siempre en contacto con esta casa, encarnó. Fue un hombre de enorme libertad».
Destacó Bullón de Mendoza cómo Osorio hubiera querido crear un partido demócrata cristiano, y se le escuchaba «discutir las virtudes políticas del cardenal Tarancón, corto en luces políticas, extraordinariamente corto». Alfonso Osorio fue un hombre de tal clarividencia política que, según el presidente de la ACdP, tuvo una gran perspicacia a la hora de prever los problemas a los que tendría que enfrentarse España en la cuestión catalana: «Hablando con él, quizá en 1998, absolutamente disparado contra la política de Aznar con Cataluña, me expresó cómo se habían hecho concesiones como nunca antes. En el 98 vivíamos ajenos al problema que luego tendríamos, pero él ya supo verlo».
Cerró su intervención, y por tanto el acto de homenaje, destacando su perenne vinculación con la ACdP. «Yo fui elegido presidente en 2018, y una semana más tarde fui a Santander, a la misa de aniversario de Ángel Herrera Oria, y allí estaba él. Para la ACdP fue un miembro distinguido y destacado, y ha sido una gran alegría haber dedicado esta pequeña jornada a recordarle», concluyó Alfonso Bullón de Mendoza.