Un siglo de Jorge Semprún, el ministro nominado al Oscar y escritor republicano que admiraba al Rey Juan Carlos
Suya fue la cartera de Cultura 3 años con Felipe González, prisionero en Buchenwald o expulsado por Carrillo del PCE, su hermano le acusó (sin demostrarse nunca) de ser «kapo» de los nazis durante su internamiento
Que Jorge Semprún escribiera sus obras en francés revela el grado íntimo de relación que tenía con el país vecino, donde se educó y vivió buena parte de su vida, incluyendo el principio y el final, después de que su familia emigrara tras el estallido de la Guerra Civil. Miembro de la Resistencia en la II Guerra Mundial, fue internado en el campo de concentración de Buchenwald, donde pasó dos años dicen que mejor que otros presos porque hablaba alemán y esto le hizo útil y por lo tanto no prescindible.
Expulsado del PCE
Estas circunstancias las llevó más lejos su propio hermano, quien le acusó de haber sobrevivido a la reclusión por ser «kapo» de los nazis: los responsables que elegían los carceleros de entre los presos para desarrollar tareas administrativas y organizativas en los campos, y que por ello gozaban de ciertos privilegios. Una historia que no fue mucho más allá de la mención y una experiencia de la que salieron libros como El largo viaje, Aquel domingo o La escritura y la vida. También fue nominado al Oscar, dos veces, como guionista.
Carrillo le expulsó en los 60 del PCE al que se había afiliado en los 40. La razón fue que descubrió la realidad de la URSS y lo contó: el soviético Santiago, protagonista siniestro de la matanza de Paracuellos, no podía permitir que se abriera ese telón. Ya sin ser afiliado a ningún partido, Felipe González le llamó para que se encargara del ministerio de Cultura. En el último traspaso de la cartera, el saliente Iceta (degenerando, como dijo Belmonte), le recordó demagógicamente como el ejemplo que en ningún caso siguió, tanto por incapacidad como por el gregarismo al que el nombrado era alérgico.
El republicano y el Rey
Si Jorge Semprún, el republicano irredento, hubiera vivido en estos días, hubiera sido calificado de fascista, intolerante y todas esas cosas que se oyen como su enemigo del Gobierno Alfonso Guerra, azote de Sánchez y señalador de sus tropelías, o como su amigo Felipe González, otro fascista de los nuevos «diccionarios». El espectáculo de los últimos años de Cataluña y la actualidad indultadora y amnistiadora, golpista indemne y humilladora del Estado y de la democracia hubieran horrorizado a Semprún al estilo del horror de Zweig por la nostalgia de la vieja Europa.
Al Rey Juan Carlos le quería por haber salido con el pijama debajo del uniforme para defender la democracia en la madrugada. Esto, un republicano como dicen ser esos nuevos republicanos que no asistieron a la última apertura de las Cortes para no estar con el Rey Felipe. «No tenemos Rey», dijeron. Tampoco tenía Rey Semprún. Lo que sí tenía, entre muchas otras cosas, era cultura, independencia personal y sentido común.