Urtasun se reúne con la directora general de la UNESCO y ofrece Barcelona como sede de Mondiacult 2025
Mondiacult en la Conferencia Mundial de Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible. El día anterior visitó, también en París, la Oficina francesa de protección de refugiados y apátridas, donde se encuentra la documentación de los exiliados republicanos
Ratifica el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, en la carta enviada el pasado octubre por su antecesor Iceta a la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay (con la que se ha reunido este jueves pasado), que «desea seguir trabajando para elevar la cultura hasta su reconocimiento a nivel mundial como un Bien Público Mundial, iniciando además la creación del Foro Mundial sobre Políticas Culturales y apoyando a la Unesco en el objetivo para situar la cultura en un lugar preeminente dentro de las políticas públicas y de la cooperación internacional».
Y para llevar a cabo todos estos deseos ha ofrecido Barcelona como sede, aduciendo que España es uno de los estados con mayor número de declaraciones y buenas prácticas, que en la suma total de las tres Convenciones de Cultura (1972, 2001 y 2003) ha desarrollado, potenciado y ratificado plenamente los valores recogidos en las Convenciones de Cultura de la Unesco. Como ex europarlamentario, la Unesco es un organismo de referencia para el ministro, al que se refiere y remite con asiduidad, incluso anteponiendo en muchos casos sus reglamentos y resoluciones a la ley española.
El día anterior, Urtasun visitó la Oficina Francesa de Protección de Refugiados y Apátridas, interesado en la «digitalización del archivo para facilitar su acceso a familiares y entidades de memoria». La guerra civil otra vez de vuelta incesante, a lo que llaman en el ministerio de Cultura «proyecto de recuperación de la memoria democrática».