Gesto épico de Román: mata seis toros, sufre dos percances y sale en hombros
Román es un diestro valeroso, sonriente, con una facilidad natural para conectar con el público
En el décimo aniversario de su alternativa, Román decidió encerrarse con seis toros ante sus paisanos, en la Feria de Fallas. El primer éxito llega al ver los tendidos, casi llenos. En el segundo toro, de Fuente Ymbro, ya corta una oreja. La tarde parece bien encaminada pero las siguientes reses impiden el lucimiento. En el quinto, de Domingo Hernández, rozamos la tragedia grande: una fuerte voltereta provoca una caída muy fea, sobre el cuello. Aunque está muy mareado, sigue toreando y sufre otro percance, al entrar a matar. Después de reponerse un poco, todavía logra una emocionante faena en el sexto, vivida con pasión por todos: corta otra oreja y sale a hombros, con gestos de fuerte dolor. El gesto épico del diestro ha obtenido su merecida recompensa.
Matar con éxito seis toros en solitario es una gran hazaña, más allá del esfuerzo físico y del riesgo añadido. El torero necesita seguridad en sí mismo, capacidad lidiadora, variedad, sentido de la medida, acierto con la espada… El peso de la responsabilidad puede llegar a ser un fardo muy pesado. He visto a grandes figuras que lo hicieron sin el resultado apetecido. Otros, ni siquiera lo intentaron: probablemente, hicieron bien.
La maestría única de Joselito el Gallo se patentiza con un dato: en siete años de alternativa, toreó 22 corridas como único espada, más de tres por temporada (en casi todas ellas, mató también el sobrero). En época más reciente, en este coso valenciano, triunfaron en solitario Fandiño, Vicente Barrera y tres veces, Enrique Ponce, que así se reveló como figura.
Román es un diestro valeroso, sonriente, con una facilidad natural para conectar con el público. Él mismo ha reconocido su punto débil: «A veces, me disperso». También es una persona inquieta, le gusta salirse de los caminos trillados: escribió una carta al entonces ministro Ábalos cuando éste, a pesar de ser hijo de torero, relacionó la Fiesta con «la caspa». (¡Cómo suena esto, desde la situación actual!). También ha invitado a los toros a notorios antitaurinos como Pablo Iglesias y Urtasun pero creo que no se han dignado contestarle…
En 2019, sufrió una gravísima cornada en Madrid, al entrar a matar, pero logró superarla. Ha preparado concienzudamente esta corrida y la ha difundido por vías originales, vendiendo él mismo entradas y dirigiéndose a los jóvenes. Estrena un vestido original, en recuerdo de Manuel Granero, el ídolo valenciano. Lo reciben clamorosamente sus paisanos.
Brinda al público el primer toro, del Parralejo, que embiste con nobleza pero se apaga pronto. A pesar del viento, le da distancia y logra muletazos mandones. Un pinchazo antes de la estocada le priva del posible trofeo.
Recibe con dos largas de rodillas en el tercio al segundo, de Fuente Ymbro: un toro serio, encampanado, que cumple bien en el caballo. Se lucen con los palos Antonio Chacón y Fernando Sánchez. Román le saca muletazos con mérito, en un trasteo emocionante, que va a más. Mata con decisión: primera oreja de la tarde.
El tercero, de Pedraza de Yeltes, alto y largo, es noble y soso. Se luce Román al sacarlo del caballo a una mano. Saluda en banderillas Ángel Otero. Brinda a la Alcaldesa de Valencia y al Alcalde de Madrid. El toro embiste bonancible pero a media altura y la faena también se queda a medias.
El cuarto, de Victorino Martín, humilla bien en el capote. Brinda al Soro, que, en el callejón, toca una diana floreada: se prevé la faena grande … pero el toro cambia, se cuela por los dos lados, no le deja quedarse quieto. Mata sin confiarse.
El quinto, de Domingo Hernández, es corretón, suelto. En banderillas, vemos algo insólito: el matador comparte el tercio, deja un par al quiebro, que cae bajo. El toro se raja a tablas descaradamente. En ese terreno, Román se empeña en sacarle muletazos, busca justificarse: el toro lo engancha por la corva, le da una vuelta en el aire y el diestro cae en la arena de muy mala manera. Todos recordamos tragedias en momentos semejantes. Vuelve a prenderlo al matar: recibe, por lo menos, un puntazo en la rodilla y otro, en la nalga.
Visiblemente mareado, se sienta en el estribo, llorando, y es atendido. Después de una breve parada, parece recuperarse. En el sexto, de Luis Algarra, se luce en un barroco quite mexicano, orticinas con caracolinas. Brinda de nuevo al público y logra buenas series por los dos lados. Emociona sentir la comunión de todos con el diestro: la Plaza entera es como un gigantesco corazón, latiendo al unísono. Mata con decisión, corta la oreja, lo sacan en hombros y todos respiramos, aliviados. (Espero que las lesiones que lleva no sean importantes).
Más allá del logro artístico, hemos vivido una tarde épica, emocionante. Eso es también la Fiesta.
Presenció don Francisco de Quevedo una fiesta de toros y cañas en Madrid, en el Buen Retiro, en un día de nieve, y cantó con solemnes endecasílabos el heroísmo de los que actuaron: «No admiten el invierno corazones / asistidos de ardiente valentía». El valiente corazón de Román se ha sobrepuesto hoy a todas las dificultades. Cuando se retire y vuelva la vista atrás, siempre recordará con orgullo lo que logró, esta tarde, en el coso de su tierra.
Ficha del festejo
- Domingo 10 de marzo: muy buena entrada. Toros del Parralejo, Fuente Ymbro, Pedraza de Yeltes, Victorino Martín, Domingo Hernández y Luis Algarra, de juego variado; el mejor, el segundo, de Fuente Ymbro.
- Román, de celeste y azabache, pinchazo y estocada (palmas). En el segundo, estocada trasera (aviso, oreja). En el tercero, estocada trasera y cuatro descabellos (silencio). En el cuarto, dos pinchazos, estocada corta perpendicular y descabello (silencio). En el quinto, estocada (saludos). En el sexto, estocada perpendicular y dos descabellos (oreja y salida a hombros).