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Escuela Blackwell de Texas

«El entierro del español»: así arrancaban a los mexicanos su idioma natal en Texas

Como parte de una segregación de facto, en el cinturón bíblico de EE.UU. prohibían el español, enterrándolo si hacía falta y arrancando la cultura española de los migrantes

En esta época de reconciliaciones interesadas con el pasado y de reinterpretaciones históricas de hechos cometidos por todos los imperios, hay que recordar qué hacían en la bíblica y blanca Texas con sus hermanos mexicanos que atravesaban Río Grande en busca del «mal sueño americano», la nevera rosa en la cocina y las tardes de barbacoa en uno de los millones de adosados iguales que vendía el american way of life como ideal para la existencia.

Uno de los capítulos de imposición cultural y segregación es el llamado «Entierro de Mister Spanish» (el entierro del español) en una escuela de Texas que prohibía a los niños mexicanos hablar la lengua de sus padres, que es la nuestra.

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Los testigos de aquella segregación, que aún viven, y tienen en torno a 70 y 80 años, recuerdan perfectamente aquellos años.

«Cuando llegué al salón la maestra nos dio pedazos de papel y nos pidió que escribiéramos en ellos: «No hablaré español ni en la escuela ni durante el recreo», contó años después una de las protagonistas a StoryCorps, una organización estadounidense sin ánimo de lucro cuyo objetivo es registrar, preservar y compartir historias desconocidas de EE.UU.

Obedientes, siguieron las instrucciones al pie de la letra. La profesora cogió los papelitos, los dobló y los metió en una caja de cigarros, tal como lo habían hecho el resto de los profesores de la escuela, según declaró también a la BBC.

Después, hubo una procesión al patio, e introdujeron la caja en un agujero cavado junto al asta en el que ondeaba la bandera estadounidense. A esa ceremonia la llamaron 'El entierro del señor español'.

Desde aquel momento, la lengua materna de aquellos mexicanos quedó prohibida.

Racismo

Marquez, uno de aquellos niños, recuerda que se rebeló ante el entierro simbólico del español. Y de vuelta al aula, le dijo a sus compañeras: «Nadie me va a hacer que deje de hablar en español. Lo que no sabía es que tenía a la maestra detrás, y me llevó a la oficina del director», recuerda.

Este episodio ocurrió en la Escuela Primaria Blackwell, en Marfa, un desértico pueblo de Texas situado a unos 95 kilómetros de la frontera con México. Pero la discriminación aplicada contra los mexicano-estadounidenses era una práctica común hasta bien entrado 1965. Cada distrito escolar decidía si separaban o no a los estudiantes hispanoamericanos en las llamadas «Escuelas Mexicanas».

Por la Escuela Primaria Blackwell, fundada en 1889, pasaron miles de estudiantes; alumnos de origen mexicano que estudiaron con menos recursos que sus iguales norteamericanos, con materiales descartados por estos y en aulas con muebles viejos. Los futbolistas del equipo Blackwell eran lo suficientemente buenos para jugar en el equipo, pero no tanto como para que compartir vestuario.

Escuela Primaria Blackwell

Escuela Primaria Blackwell

«En Marfa aprendí lo que era el racismo», recordó Jesusita Williams Silva, quien empezó a estudiar en Blackwell en 1956. «Al ver a mi madre siendo rechazada en la tienda porque era hispana, al ver que mi padre no cobraba lo suficiente por ser hispano, al ver a la gente humillar a mis padres frente a sus hijos», señala la anciana.

En la puerta de algunos restaurantes los carteles dejaban clara la preferencia de clientela: «Ni perros ni mexicanos» y en los cines, solo había balcones superiores para ellos.

Segregación inconstitucional

De acuerdo a un estudio del Pew Research Center publicado en 2023, el 75% de los latinos de EE.UU. aseguran que pueden mantener una conversación en un español «bueno o muy bueno». Pero la tercera generación ya tiene más dificultades, ya que son menos de un tercio los que son capaces de mantener un español fluido.

La Corte Suprema de EE.UU. dictaminó en 1954 que las leyes estatales que establecían la segregación racial en las escuelas eran inconstitucionales. Pero la integración tardó años en alcanzar todos los rincones del país, y en muchos casos requirió de la intervención federal.

A Marfa, el colegio texano donde se enterraba el español, la lenta integración llegó en 1965. Desde el 17 de octubre de 2022, fue designada Sitio Histórico Nacional, y alberga un museo que recrea aquellos años de cancelación vital a los miles de mexicanos que atravesar la frontera en busca de una vida mejor.

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