Entrevista a la autora de 'La Temeraria'
Isabel San Sebastián: «A Urraca le dijeron cosas muy parecidas a las que le dicen hoy a Isabel Díaz Ayuso»
Isabel San Sebastián publica una nueva novela. Esta vez sobre la figura de la reina Urraca, La temeraria (Plaza&Janés)para seguir con su relato de la Reconquista
La escritora Isabel San Sebastián prosigue con un nuevo relato en su andadura por la Reconquista; novela tras novela hasta hoy, que acaba de publicar La temeraria (Plaza & Janés) sobre las andanzas, venturas y desventuras de la reina Urraca, la primera soberana de pleno derecho en Europa y que, en palabras de su autora, usa «las armas a su alcance para conseguir su propósito de cumplir su papel histórico, que es ser reina» en un nuevo capítulo olvidado de las olvidadas heroínas de nuestra historia.
El libro ya va por su segunda edición y será presentado por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso el próximo 30 de abril, en el Espacio Berstelsmann de la capital.
–Isabel San Sebastián: periodista total, dando la cara, la voz y la letra pero, sobre todo, escritora profusa de la historia y de la actualidad.
–Efectivamente.
–Qué le llevó a la narrativa?
–En primer lugar, la pasión por la historia y por la por el deseo de contarla. La pasión por la literatura y por la novela histórica. Y luego también un poco la pasión por la libertad. Porque la literatura es libertad en sí misma. La novela es libertad en sí misma, libertad creativa y luego es libertad profesional e independencia económica. Porque, como digo yo, siempre de los periódicos, de los medios, de las televisiones, el poder político te echa de un signo o de otro. De las librerías Todavía no. Y entonces eso es un seguro de vida bastante notable.
Me encontré con esta mujer, con esta reina, con esta luchadora, con esta mujer maltratada
–Cómo afronta una nueva historia? Cómo decide escribir sobre la «temeraria Urraca», por ejemplo?
–Pues porque es un personaje absolutamente extraordinario. Urraca de León es una mujer que yo no me esperaba. ¿Era un personaje en busca de autor? Absolutamente. Me topé un poco por casualidad, porque yo ya hace años que emprendí el proyecto de novelar toda la reconquista –que se dice pronto– a través de una saga familiar. Y voy avanzando en el tiempo. Cuando llegué al siglo XII me encontré con esta mujer, con esta reina, con esta luchadora, con esta mujer maltratada, maldecida, absolutamente vilipendiada por la historia y por sus contemporáneos y que, sin embargo, reinó. Es más, fue la primera reina de pleno derecho que hubo en España y en Europa y firmaba como reina de León y Emperatriz de España, lo cual ya me llamó bastante la atención. Bueno, cuando me fui adentrando en su historia dije «yo voy a continuar con la Reconquista, pero voy a hacer un alto en esta mujer porque ella sola merece una novela». Y así nació La temeraria que me está dando enormes alegrías porque lleva una semana en la calle y ya han lanzado la segunda edición.
La historia se repite con parámetros muy similares
–¿Las novelas le permiten contar el presente desde el pasado?
–Las novelas me permiten hacer algo que que me propuse hace muchos años, cuando era muy joven, que es defender mis ideas, defender mis principios y defender mis creencias por tierra, mar y aire. Hay valores que para mí son determinantes en la vida como –por ejemplo– la lealtad, la valentía, la libertad, que son universales y que son intemporales, que se han defendido siempre. Y esos valores se defienden en los artículos de prensa, se defienden en las tertulias de televisión, se defienden cuando uno habla con sus hijos, con sus nietos y se defienden en las novelas. Mis personajes siempre tienen algo de mí o mucho de mí, y son personajes que, en general, abrazan esos valores. La lealtad es muy importante en esta novela. También la lealtad de Muniadona, la narradora de la historia. También la lealtad recíproca, la amistad, la libertad, la decencia moral, los principios. Bueno, todos esos valores para mí son muy importantes; y los he defendido siempre en mi quehacer profesional como periodista y también en mi quehacer literario. Mis novelas contienen historia, contienen emoción narrativa, aventura y contienen también valores. Los míos, que pueden no ser compartidos, pero son los míos y se defienden.
La emoción que más domina la historia es el miedo
–La historia se mueve por poder, por ansias de amor, de beneficio o de revancha, ¿ usted encuentra paralelismos con los «nuevos reyes» de la política?
–Fíjate, yo creo que la emoción que más domina la historia es el miedo. No es el ansia de poder siquiera. Es el miedo. Es la emoción más fuerte. Y después, inmediatamente después, probablemente vaya el ansia de poder y también la pasión, las pasiones humanas, las pasiones carnales. Sí, hay mucho paralelismo con la política actual. Hay muy poco nuevo bajo el sol. Muy poco. A Urraca le dijeron cosas muy parecidas de las que le dicen hoy a Isabel Díaz Ayuso, por ejemplo, que es quien va a presentar la novela el día 30 en Madrid. Porque Urraca fue la primera reina de pleno derecho que hubo en España. Y yo creo que Isabel Díaz Ayuso va a ser la primera presidenta de gobierno de pleno derecho que haya en España. También le dijeron cosas muy parecidas. La mentira es una moneda de cambio que está en la historia y está en la política actual pero, sobre todo, en el presidente presente. El miedo también de la gente más humilde a quedar desamparada si cae el poder, el que ellos creen o que en un momento determinado ostenta el mando en plaza. Eso es un elemento recurrente muy importante. La historia se repite con parámetros muy similares. Luego, por supuesto, avanzamos. La democracia es un bien absolutamente impagable que ahora mucha gente da por supuesta, pero que es algo absolutamente contemporáneo, reciente y extraordinario. A lo largo de la historia, lo normal, ha sido que hubiera opresión, que hubiera miseria, que hubiera hambre, que hubiera abusos. Y la vida que tenemos ahora es una vida de privilegio que nunca a lo largo de la historia ha existido. Pero sí hay muchas similitudes y es muy fácil entender el pasado desde los ojos del presente. Y es necesario conocer el pasado para entender mejor el presente.
–¿Cómo titularía una novela con el personaje de Pedro Sánchez?
–El miserable. Sería un poco plagio de Víctor Hugo, pero bueno.
–Volviendo a la novela, La temeraria. ¿Quién es Urraca? ¿Qué le hace tan atractiva para dedicarle un libro y qué le hace tan atractiva para el lector, ya que va por la segunda edición?
–Pues mira, Urraca es una mujer. Hablo en presente y te agradezco la pregunta en presente. Urraca es una mujer absolutamente histórica, real y, al mismo tiempo, es una mujer plenamente contemporánea. Es una luchadora. Es una mujer víctima de unos prejuicios que dejan chiquitos los actuales. O sea, si pensamos que hoy hay machismo, la misoginia del siglo XII fue absolutamente abrumadora. Ella sufrió todos los prejuicios que nos podamos imaginar y, aún así, es una mujer aferrada a su derecho legítimo a reinar. Es una mujer aferrada a su fortaleza interior. Es una mujer extraordinariamente resiliente y es una mujer que utiliza las armas que puede: a veces, el pacto o, a veces, la confrontación; a veces la mentira, a veces la medio verdad. Utiliza todas las armas a su alcance para conseguir su propósito de cumplir su papel histórico que es reina. Ella ha llegado al trono. La casan con un señor que le quiere quitar la corona y ella no se va a dejar. La casan con un señor, además, que no solo quiere quitarle la corona, sino que no la quiere, no la ama, no la respeta, ni siquiera la desea; porque a Alfonso no le gustaban las mujeres. Entonces, se encuentra en una situación dificilísima que le obliga a recurrir a todo tipo de recursos para sobrevivir a esa situación. Unos siglos después se reproduciría una situación parecida cuando Isabel de Castilla se casa con Fernando de Aragón, que también pretende suplantar en el trono y reinar también en Castilla. Pero Isabel no se deja. ¿Qué es lo que salva ese matrimonio? Que hay una buena relación personal y atracción física y personal. Y esa relación personal, salvo las desavenencias políticas, en el caso de Urraca y de Alfonso, que viven dos siglos antes, a la rivalidad política, al anhelo de suplantación política se une una pésima relación personal, que llega incluso al maltrato físico.
Urraca es una mujer físicamente maltratada, que se sobrepone a él y que lo combate. Es una mujer muy contemporánea. Yo la he mirado con buenos ojos: desde sus propios contemporáneos en la historia compostelana, en los anónimos de Sahagún. Un poquito después en las crónicas de Jiménez de Rada, que son terroríficas para ella. La han despedazado los cronistas históricos, incluso los contemporáneos basados en esas crónicas. Por eso quería escribir una biografía, una historia novelada, escrita con ojos un poco más indulgentes, un poco más cariñoso. La he mirado con con ojos leales, de amiga, con los ojos de ese personaje de Muniadona, que es su dama y su espejo, que la mira con una cierta comprensión y con una cierta indulgencia. Lo cual probablemente se deba al hecho de que yo soy mujer, porque la inmensa mayoría de los historiadores que han sido, y sobre todo la totalidad de los medievales, eran hombres. Imbuidos de enormes prejuicios.
(Por Urraca).Estás sola, te someten a todo tipo de maledicencias, desde llamarte meretriz, pública, engañadora, desoladora del reino, etcétera, etcétera... ¿cómo reaccionas? Te cantan coplas. La reina tiene amores, pero nadie sabe quiénes son. O sea, que fue una mujer que se repuso y que reaccionó. Y además, por si no tuviera suficiente con haber plantado cara a esa lucha política, ella decidió que si todos los reyes de la historia habían tenido amantes, y habían tenido concubinas, ella no iba a ser menor. Y tuvo dos amantes y dos hijos con uno de ellos.
España fue Europa y siguió siendo Europa gracias a la Reconquista
–Usted que está tan dedicada a la Reconquista, ¿ qué ha aprendido de ese proceso?
–Pues que para alcanzar una meta hay que creer en ella. Hay que construir un relato y hay que mantenerse fiel a ese relato. La Reconquista fue una empresa, una gesta secular que se consiguió llevar a cabo porque se construyó un relato y se mantuvo sólidamente. «Queremos recuperar el reino visigodo de España. Queremos recuperar la España cristiana. Esto fue español. Alguna vez tuvo su capital en Toledo y queremos recuperarlo, restaurarlo». Tuvo muchos nombres. Reconquista es una denominación muy contemporánea, pero con otras denominaciones. Esa era la idea y se mantuvo. Y los Reyes lo mantuvieron. Y Urraca firmaba como Emperatriz de España cuando la mayor parte de España era un imperio. Los Almorávides eran musulmanes, así que la España cristiana era pequeñita, pero aquello era España y eso era su idea de España. Y su padre había firmado igual y querían recuperar eso. Y todos los reyes sucesivamente, desde Alfonso II hasta Isabel y Fernando, tuvieron esa idea en la cabeza. Cuando tú no tienes un proyecto claro, es imposible que se consiga. Así que, si quieres conseguir algo, trazas un camino para llegar a esa meta. Y no lo pierdas y no te desvíes de ese camino, y no te apartes y no te alejes de los principios y de las convicciones que te han llevado a perseguir esa meta.
España es el único país que estuvo ocho siglos luchando para ganarse ese derecho de ser Europa
–¿Qué les hizo a ellos no desviarse?
–En gran medida la fe. La fe religiosa tuvo un componente fundamental. Y luego el orgullo del pasado; la pertenencia a Europa, la convicción de que ellos formaban parte de la herencia cristiano–romana. Eso es algo que está muy presente también en las crónicas de la época. El Camino de Santiago fue eso que he novelado también en La Peregrina: un cordón umbilical para mantener el vínculo con Europa; la convicción de pertenecer a ese mundo.
Decía el historiador e hispanista, Joseph Pérez, una frase que siempre repito porque me parece acertadísima, ya que cuando él era pequeño le decían en el colegio, y lo he oído también yo porque estudié en el Liceo Francés, que «Europa terminaba en los Pirineos y que España era África». A él se le quedó esa idea grabada y se propuso demostrar de mayor que España no solo es Europa, sino que es el único país de Europa que estuvo ocho siglos luchando para ganarse ese derecho, para reconquistar ese derecho. Efectivamente, España es Europa. España fue Europa y siguió siendo Europa gracias a la Reconquista; a la determinación de tantos reyes, de tantos nobles, de tantas gentes que lucharon, que sufrieron, que se empeñaron en mantener esa empresa viva y en perseguirla y en continuarla, hasta llegar a Granada.