Con estilos muy distintos, triunfan Roca Rey y Tomás Rufo
Salen los dos a hombros, en una seria corrida de Fuente Ymbro
En términos musicales, continúa la Feria, como dice la canción de Cole Porter, con un rotundo «ostinato: sempre crescendo». Después del importante éxito de Emilio de Justo, comparten esta tarde la salida por la Puerta Grande Andrés Roca Rey y Tomás Rufo, con estilos muy diferentes: por su rotunda entrega, el peruano corta tres orejas; por su temple clásico, el toledano, dos. Se queda en una Miguel Ángel Perera, por fallar con la espada. El mérito de los tres se acrecienta porque los toros de Fuente Ymbro son serios, muy armados, con casta y movilidad; por su nobleza, destacan los tres primeros.
En su vigésima temporada como matador, Miguel Ángel Perera está demostrando una regularidad en los triunfos fuera de lo común: puede a los toros como muy pocos diestros actuales. Con tantas cualidades, lo sorprendente es que no tenga más gancho, en la taquilla. Quizá le falta saber «vender» mejor sus éxitos…
El primer toro sale desafiante, con la cara alta: no pelea bien en varas pero va a más, saca nobleza. Después de hacer la estatua, Perera corre la mano con mando y seguridad; lleva al toro cosido en la muleta, con impecable técnica. Para calentar al público, recurre a los invertidos y al toreo en corto. Pierde el trofeo por matar mal (ése ha sido su punto débil, aunque últimamente lo estaba corrigiendo).
El cuarto, veleto, cuajado, bien hecho, mete los riñones en el caballo de forma espectacular, con los cuartos traseros en el aire: una estampa insólita y hermosa, aunque luego se vaya. Brinda a Ricardo Gallardo, el ganadero de Fuente Ymbro, muy ligado a toda su carrera. El toro humilla mucho pero viene andando y se defiende, con genio. Perera le baja la mano, con mucho poder. Ha logrado impone su mando en naturales de mérito. Es una faena larga, suena el aviso antes de entrar a matar. Lo hace con decisión: oreja.
Andrés Roca Rey sigue siendo el número uno, en las taquillas. No le favorece su indiscutible –aunque hayan querido disimularlo– veto a Daniel Luque. En Pamplona, ha vivido tardes gloriosas y su estilo entusiasma a este público. Es el único que actúa dos veces, en esta Feria.
El tercero, castaño, muy armado, acude pronto y cumple bien en varas, aunque le aligeran el castigo. Quita por delantales Rufo y Roca replica por saltilleras. Comienza Andrés de rodillas, en el centro, con cambiados y derechazos que levantan el clamor de las peñas. Liga series mandonas por los dos lados. Vuelve al final a las espaldinas y los alardes encimistas. Ha sido una faena típica de Roca Rey y de las que gustan en Pamplona. Un gran espadazo pone en su mano dos orejas.
Recibe a pies juntos al quinto, que flaquea y se va del caballo. En éste, no hay quites. Comienza con la mano apoyada en tablas. Luego, interrumpe un trasteo sólo correcto con una espaldina (¿cómo no?), invertidos y el encimismo. Vacía bien la embestida para clavar la espada: oreja.
Tomás Rufo es uno de los diestros jóvenes con más cualidades, pero necesita consolidar su posición con la regularidad, en las grandes ferias.
Lancea con suavidad al tercero, al que mide el castigo Manuel Jesús Espartaco. Logra un gran par Fernando Sánchez, con su personal estilo. De rodillas, comienza Rufo con templados derechazos y un circular, toreando bien, aunque sea de hinojos. Con firmeza, luce su buen estilo en naturales suaves, reposados, cargando la suerte: una excelente faena clásica. Para mí, sobran las manoletinas finales, una concesión al populismo. Mata trasero, entrando muy recto: dos orejas.
El sexto, con un tremendo pitón derecho, es distraído, el más deslucido de la tarde: sale sin entregarse; espera, en banderillas; hace hilo y protesta, al final de cada muletazo. Tomás logra alargar las embestidas con derechazos de mano baja, firmes y templados. Sin la ayuda, todavía le saca naturales a media altura y luquecinas. Ha hecho un esfuerzo para lograr también la tercera oreja pero esta vez falla, con la espada. En todo caso, ha vuelto a demostrar su capacidad y deja una excelente impresión.
Dos estilos, dos grandes triunfadores: la rotunda entrega frente al temple clásico. Cada espectador elegirá lo que prefiere. Y todo se ha realzado con toros serios y encastados: una interesante tarde.
POSTDATA. Más allá del jolgorio y de los cánticos, Pamplona merece elogios por ser la Feria del Toro. Además de la seriedad de las reses que aquí se lidian, quiero subrayar un dato que me parece básico. Cualquier día de esta semana, el que ama al toro bravo puede dedicarle muchas horas: por la mañana, después del encierro, las vaquillas, los recortadores, algunas competiciones, el apartado… Por la tarde, los desfiles hacia la plaza, la corrida, el encierrillo, el toro de fuego… Una jornada completa, dedicada a este bellísimo animal, al que, desde hace siglos, los navarros reverencian. ¿Qué les diría a estos grandes aficionados a los toros el ministro que los considera cómplices de tortura o el que los juzga irrelevantes? Aunque en Navarra gobiernen sus aliados políticos, no alcanzo a imaginarlo.
FICHA
- Pamplona. Feria de San Fermín. Miércoles 10 de julio. Lleno. Toros de Fuente Ymbro, serios, con pitones, casta y movilidad; destacan los tres primeros.
- MIGUEL ÁNGEL PERERA, de verde y oro, estocada perpendicular, caída (ovación). En el cuarto, estocada tendida (aviso, oreja).
- ROCA REY, de grana y oro, estocada (dos orejas). En el quinto, estocada (oreja).
- TOMÁS RUFO, de azul marino y oro, estocada trasera (dos orejas). En el sexto, pinchazo, estocada y 2 descabellos. Sale a hombros con Roca Rey.