Supersubmarina roza el sueño de volver tras la pesadilla que truncó su carrera y la vida de sus miembros

El 14 de agosto de 2016 una nube negra se ciñó sobre las vidas de Pope, Jaime, Juanca y José. Un terrible choque en el kilómetro 168 de la carretera de Baeza (Jaén) paralizó sus vidas y un sepulcral silencio invadió la atmósfera de uno de los grupos referentes del indie español, Supersubmarina.

La banda se había lanzado a la carretera nada más acabar un concierto en el Medusa de Valencia, festival electrónico en el que tocaron sin muchas ganas, sintiendo que en el fondo ellos no debían estar allí. La actuación coincidía con las fiestas de Baeza, pueblo natal de los cuatro integrantes del grupo y amigos de la infancia, y tenían intención de llegar por la mañana a las celebraciones del Día de la Asunción.

A Pope, bajista del grupo, todavía le persigue el pitido del impacto del monovolumen que conducía contra una furgoneta en aquella curva de la carretera de la N-322. Juanca, baterista, quedó en coma. Jaime, guitarrista, sufrió treinta operaciones en la pierna con el fin de evitar una amputación y arrastró una profunda depresión contra la que todavía sigue luchando. José, más conocido como Chino, vocalista y alma del grupo, sufrió un traumatismo craneoencefálico que ha borrado su memoria, hasta el triste punto de no recordarse junto a sus amigos encima de un escenario.

«Les pregunté si éramos buenos tocando y me dijeron que no», confesó Chino en la rueda de prensa de presentación del libro que cuenta su historia, Algo que sirva como luz, con una amplia sonrisa y un humor inquebrantable, aquel que ya estilaba en aquellos conciertos que no atisba a recordar.

Ocho años de silencio profundo crearon una gran sombra de incertidumbre sobre el futuro de Supersubmarina, banda que ha marcado a toda una generación. Sin embargo, el grupo que ya muchos dieron por muerto está viviendo un año de resurrección, una inyección de ilusión para todos aquellos que siguieron creyendo que los cuatro amigos de Baeza volverían algún día.

El 4 de abril de 2024, el periodista Fernando Navarro publicó el libro Algo que sirva como luz, homónimo del título de una de las canciones más aclamadas del grupo. En él, los cuatro amigos se reencuentran con esa curva de la carretera de Baeza y lo que supuso en sus vidas y ponen fin a la negrura silenciosa que los persiguió durante ocho años.

Una semana después, Supersubmarina volvió a sonar y se publicó La Maqueta, un disco remasterizado de su primer álbum, Ciento Cero. En los últimos meses han recorrido escenarios, todavía no para entonar himnos como Canción de Guerra, Viento de Cara, Ana o LN Granada, de momento, sino para reencontrarse con sus fans a través de la presentación del libro de Navarro y de la nueva versión de su primer álbum.

Vuelta a la Plaza del Trigo

Si hay un lugar emblemático para los amantes del indie es la Plaza del Trigo de Aranda de Duero, sede del Sonorama Ribera, festival estrella del género. Aranda vio nacer y morir a Supersubmarina y, como no, presenció también la gran resurrección del grupo.

El jueves 15 de agosto, Jaime y José reaparecieron en el escenario de la emblemática plaza de Aranda de Duero. Chino sonreía y Jaime miraba al Cielo y se secaba las lágrimas mientras un numeroso público gritaba con fuerza los acordes de Supersubmarina, canción emblema del grupo de Baeza.

Sonaba Dani Fernández en el escenario principal del Sonorama cuando invitó al escenario a Jaime, y juntos entonaron Supersubmarina, tema que también dio nombre al grupo. Una vez más, Jaime no pudo contener la emoción y entre lágrimas soñó con un próximo regreso del grupo de su vida: «Llevo ocho años soñando con este momento. Echo muchísimo de menos a Juanca, a Pope, a José. Ojalá algún día volver a estar en un escenario con ellos, ojalá algún día pueda Supersubmarina de nuevo cantar aquí en el Sonorama, en uno de los mejores festivales de España».