Javier Bardem y otros artistas de ideología comunista y descarada vida contradictoria
Rafael Alberti, Pablo Neruda o Jean-Paul Sartre fueron algunos artistas e intelectuales de hipocresía manifiesta
Javier Bardem, actor español sobresaliente, acaba de recibir el Premio Donostia en el Festival de San Sebastián, ese festival que nunca condenó públicamente a la ETA, pero sí, el año pasado, defendió el estreno del documental sobre el asesino (de ETA) Josu Ternera. Un año antes, en 2022, condenó el ataque de Rusia a Ucrania. Pero nunca condenó a la ETA. No debe de ser coincidencia que la difunta madre de Javier Bardem, la también actriz Pilar Bardem, le entregara con sonrisa emocionada una rosa blanca a Jone Goiricelaya, la entonces célebre abogada de terroristas.
El pasado viernes Javier Bardem recibía el premio Donostia y en las horas previas a la ceremonia decía que lo recibía con alegría, pero sin ganas de celebrar por lo que está ocurriendo en el mundo. Se refería a lo que la izquierda llama el «genocidio» de Gaza, El Gobierno de Israel es «el Gobierno más radical que ha tenido la historia de Israel», es «terrible», es «deshumanizante», profirió. Nunca dijo eso de la ETA. Nunca ha dicho nada de la ETA. Bardem no tenía muchas ganas de celebrar, o eso dijo, pero sin embargo sí lo celebró con una «espectacular» cena en un restaurante, según publicó el Diario Vasco, con foto incluida con los trabajadores.
Bardem apoya a los palestinos, o más bien ataca a Israel, y sin embargo su mujer, Penélope Cruz, dio a luz en probablemente el hospital judío más famoso del mundo, el Monte Sinaí. Javier Bardem puede decir y hacer lo que quiera, no faltaba más. Pero lo dicho y lo hecho queda. Durante la Guerra Civil el poeta comunista Rafael Alberti vivía en el palacio madrileño confiscado de los marqueses de Heredia- Spinola, comía jamón de jabugo y gambas de Huelva mientras el pueblo vivía privaciones, y hasta se hacía traer caviar rudo por valija diplomática.
Juan Ramón Jiménez escribió de él y de los que le acompañaban: «Cuidado con esos señoritos, imitadores de guerrilleros que exhiben por Madrid sus rifles y pistolas de juguetes vestidos con monos azules muy planchaditos». Algo parecido se podría escribir de Bardem y los que le acompañan: «Cuidado con esos artistas ricos, imitadores de pacifistas que exhiben por todo el mundo su conciencia de izquierdas vestidos con las marcas más exclusivas».
Pablo Neruda, poeta universal, vivió una vida plena de millonario. Mujeres, comida, bebida, buen vivir, poesía y política. Le cantó al amor, a los desfavorecidos y a Stalin y abandonó a su hija enferma de hidrocefalia, que murió en la indigencia. Jean Paul Sartre no es que fuera solo comunista, llegó a ser maoísta, la ideología más asesina de la historia, pero vivió una vida cómoda en el París de la libertad, la igualdad y la fraternidad, desde donde dijo cosas como que la URSS era «un Estado revolucionario que trabajaba por la mejora de la humanidad» o que el Che Guevara era «no sólo un intelectual sino también el ser humano más completo de nuestra época».
Inhumanidad e hipocresía
También apoyó el asesinato contra toda persona que se rebelara contra la autoridad revolucionaria mientras hacía la tertulia en el Café de Fiore. También llegó a firmar una petición para despenalizar la relaciones sexuales consensuales con menores. Un prodigio de inhumanidad e hipocresía del gran intelectual francés, similar al prodigio de inhumanidad e hipocresía del gran actor español y de tantos como ellos.