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El hispanista Cesáreo Jarabo

El hispanista Cesáreo Jarabo

Entrevista a Cesáreo Jarabo, hispanista

«Veo el futuro de la Hispanidad brillante: el resurgir es imparable»

El hispanista Cesáreo Jarabo analiza en El Debate el estado de salud de la idea de Hispanidad y cómo puede evolucionar en el futuro

En los últimos años, se está experimentando un resurgimiento de la conciencia de Hispanidad como comunidad global. El fenómeno se debe, tal vez, como reacción al envite de la leyenda negra hispanófoba y, en particular, a los intentos de desprestigiar el 12 de octubre como Fiesta de la Hispanidad y de vincularla a un supuesto genocidio.

El Debate ha hablado de ello con el hispanista Cesáreo Jarabo Jordán, autor de El fin del imperio de España en América (Almuzara) y popular divulgador del «pensamiento hispánico» en un conocido canal de YouTube que acerca al público la historia de España y la Hispanidad.

–¿Qué es la Hispanidad y qué la caracteriza desde el punto de vista civilizador?

–Entendemos por Hispanidad el conjunto de pueblos que a lo ancho de los cinco continentes responden al legado de la cultura hispánica; pueblos que a lo largo de la historia se han aglutinado en torno a un objetivo común que conoció su máximo desarrollo, que no su principio, con el descubrimiento de América primero y su expansión hacia el Pacífico, a través de la Polinesia y de Filipinas, de América y de sus estribaciones en África.

Si de alguna forma queda insinuado el ámbito geográfico, no es ese el argumento principal de la Hispanidad, sino la concepción de la vida que desde el primer momento supo determinar que entre los seres con los que se contactaba en los sucesivos descubrimientos había uno de especial interés: el hombre. Ese hombre es el objeto de la Hispanidad.

Allí donde otros encontraban esclavos, la Hispanidad supo encontrar hombres, hermanos

Allí donde otros encontraban seres inferiores que podían ser esclavizados o eliminados, la Hispanidad supo encontrar hombres que, si en no pocas ocasiones estaban muy poco evolucionados culturalmente, tenían capacidades sobradas para ser catalogados de hermanos.

Fue la reina Isabel la Católica quién determinó que se trataba de personas que ella, en persona, protegería, y para ello no dudó en castigar con severidad a quienes se atrevían a esclavizarlos.

Extraña novedad en un mundo donde la esclavitud era moneda común en todas las latitudes.

Primer punto de la civilización hispánica que muy pronto empezó a sembrar el territorio de hospitales en atención a la orden real que decretaba:

«Que se funden hospitales en todos los pueblos de españoles e indios. Encargamos y mandamos a nuestros Virreyes, Audiencias y Gobernadores, que con especial cuidado provean, que en todos los pueblos de españoles e indios de provincias y jurisdicciones, se funden hospitales donde sean curados los pobres enfermos, y se ejercite la caridad cristiana…».

En época tan temprana como 1511 se promulgó la real cédula que establecía como norma que españoles e indígenas fueran acogidos en los mismos hospitales.

Pero no fueron sólo los hospitales. También las escuelas y las universidades se vieron multiplicadas por todo el territorio en un tiempo muy temprano. Y se trataba de instituciones destinadas a formar a españoles y a naturales.

Una labor civilizadora que no conocía límites, siendo que en mitad de la selva amazónica llegaron a construirse todo tipo de instrumentos, incluidos órganos, y llegó a ser compuesta una música barroca que nada debe envidiar a la música barroca europea. Y lo mismo debe decirse en el ámbito de la pintura o de la arquitectura.

Y sí, un más que importante número de artistas eran naturales de América. Como también hubo naturales de América que destacaron en otros órdenes, incluida la política o la milicia.

Civilización es que la nobleza indígena fuese incardinada en la nobleza española. Y civilización es que muy pronto después de la conquista encontramos naturales desempeñando cargos públicos; civilización es que también muy pronto encontramos naturales destacando en aspectos de la cultura, como es el caso del Inca Garcilaso de la Vega.

Y como estamos hablando de Hispanidad, no nos limitaremos a América. Hablemos también de la Península, donde en época tan temprana como 1565, nos encontramos en Granada con un personaje como Juan Latino, un hombre de raza negra, amigo de Don Juan de Austria y de San Juan de la Cruz, que fue elegido «primum inter pares» en la Universidad de Granada.

Más casos que demuestran la civilización hay para cansar, y hechos también. Así, encontramos miembros de la Hispanidad en la tabla periódica de los elementos; y en la cultura destaca una pléyade de personajes que abarcan los más variados aspectos de la misma, destacando auténticos benefactores de la Humanidad, así como ingenieros y científicos de primerísimo orden o diplomáticos y lingüistas que desarrollaron su actividad en el siglo XVI y en el XXI son reconocidos como héroes en China.

Una civilización que desarrolló la jurisprudencia, la economía, la industria, la investigación aeroespacial, la etnología, la evolución, la matemática, la náutica o la medicina, por ejemplo.

Y podemos seguir, pero acabaríamos componiendo un grueso volumen, por lo que lo dejamos aquí.

–¿Qué papel ha jugado, y juega, la lengua española en la creación de un espacio civilizador común entre España y la América Hispana?

–Tenemos un idioma cuyo uso viene dado por la naturaleza a cerca de seiscientos millones de personas.

Ese hecho lo ubica en un lugar preeminente, siendo de suma utilidad por la exactitud del mismo en cuanto a los conceptos.

La versatilidad del idioma es manifiesta; mientras en otros idiomas es necesario en muchas ocasiones deletrear para evitar errores, raramente pasa lo mismo en el idioma español.

Y, sin embargo, en América no fue impuesto por España; en América, tanto los funcionarios civiles como los eclesiásticos debían ser conocedores de al menos una lengua propia del lugar donde iban a desarrollar su función, y los predicadores, que fueron los auténticos conquistadores, trataban con los indios en su lengua.

Las escuelas y las universidades utilizaban el latín, que junto al español era enseñado a los naturales, especialmente los hijos de caciques, que asumían la función de extender la religión y la cultura entre sus comunidades.

La enseñanza de la lengua española, así, estuvo presente, como el latín estaba presente, en el sistema educativo implantado en América, pero, sin embargo, no era el principal elemento civilizatorio.

Pero evidentemente, es un espacio civilizador común que, curiosamente, fue muy especialmente desarrollado tras las independencias, ya que, hasta ese momento, y al no existir capacidad suficiente para atender la inmensa demanda, se prefería acometer la evangelización a través de las lenguas locales, siendo que, si efectivamente la lengua representaba un espacio civilizador común de envergadura, estaba supeditada a otro espacio civilizador de carácter superior cual era la evangelización.

–¿Está en peligro la Hispanidad ante los continuos ataques que esa idea recibe por parte de la izquierda?

–La Hispanidad está dormida, pero dudo que tras tres siglos de exitosos ataques infligidos por sus enemigos podamos determinar que está en peligro de muerte.

No obstante, debemos despertar, y debemos hacerlo ya si no queremos que, efectivamente, ese letargo acabe convirtiéndose en muerte.

Y la pregunta, lamento decirlo, adolece de verdad. Y no es verdad, sino a medias, porque los ataques que recibe la Hispanidad, proceden de la derecha tanto como de la izquierda.

Personalmente entiendo que los ataques que permanentemente recibe la Hispanidad son producto de lo que es el padre y es la madre de la derecha y de la izquierda, que no es otra cosa que el liberalismo, o mejor no es otra cosa que la Ilustración.

Si la Ilustración no fue creada para combatir a España, al menos da esa sensación cuando la estudiamos.

La Ilustración, el padre y la madre de los sistemas políticos de lo que conocemos como izquierdas y conocemos como derechas, son la negación de la Hispanidad. Pero también son la negación de la Filosofía; son la negación del conocimiento; son la negación de todos los principios con los que adornan sus denominaciones partidistas.

Sólo es necesario instruirse para darse cuenta de lo que acaba de leer el lector. La Ilustración, Didereot, Melenchon, Lenin…, por citar tres, proclama que la mentira es una virtud, y lo hace directamente, sin engaños, sin segundas intenciones. Algo raro, por cierto, pero real. A partir de esa premisa, es culpable quien cree una palabra procedente de un «ilustrado».

La Ilustración, la teoría sofista, que no el concepto previo de «ilustración», se define con muchos «ismos», con lo que prostituye el lenguaje y lleva a equívocos de una envergadura capaz de conducir a la esclavitud a la sociedad entera.

Y debe ser definida, no como filosofía ni principios filosóficos, que no lo son, sino que debe ser entendida como sofismo, y sus defensores, sin lugar a dudas, deben ser reconocidos como sicofantes.

No interpretar estas cuestiones es el verdadero peligro de la Hispanidad y de la Humanidad.

–¿Debe España pedir perdón por la conquista de América?

–Y esa pregunta, ¿quién la ha originado?, ¿un sicofante?

–¿Tiene algún sentido el proyecto descolonizador emprendido por el ministro español de Cultura, Ernest Urtasun?

–No creo que la actuación de este señor sea digna de comentario alguno. En su actuación lo que destaca es su sumisión a quienes están manejando España desde 1808.

Debemos ser conscientes, y si no lo somos es peor, que España, que la Hispanidad entera, es colonia británica desde 1808. Posición de colonia que se confirmó tras la guerra franco-británica para la dominación de España, curiosamente conocida como «guerra de la Independencia».

Y si el señor Urtasun hiciese lo que en su momento hizo el secretario del Consejo de Ministros «español», Vicente Sancho, en 1843, reconociendo públicamente que Inglaterra consideraba a España su protectorado, no sería sino reconocer una realidad que el señor Urtasun y sus superiores, deben conocer a la perfección.

–¿Qué caracteriza la herencia española en América y qué la diferencia de imperios coloniales como el británico, francés u holandés?

–Ya en su momento el doctor Pablo Victoria, colombiano conocedor de la historia lo dejó plasmado en una idea incuestionable: El Imperio español puede, y debe, ser reconocido como imperio generador, y los imperios europeos, unos más y otros menos, pueden y deben ser reconocidos como imperios depredadores.

El dominio de la comunicación y de las clases dirigentes de la Hispanidad por parte de los enemigos de la Hispanidad, no sólo ha puesto en sus manos todos los medios económicos de la Hispanidad, sino que también ha puesto el relato de la historia.

La Historia, que en el caso de España está escrita mayoritariamente en latín, muy especialmente hasta el siglo XVIII, nos ha sido ocultada sistemáticamente, y para ello han utilizado un arma principal cual es la eliminación del latín en los programas educativos.

Pero ese sólo ha sido un paso; en absoluto menor, porque a raíz de ahí han hecho crecer en el pueblo hispánico la creencia en nuestra propia inferioridad. Un pueblo que ha dado al mundo filosofía, jurisprudencia, arte y ciencia es presentado como una colección de patanes por las propias élites dirigentes, por los propios gobiernos de España, y al menos desde principios del siglo XIX hasta hoy.

Ese desconocimiento inducido nos ha presentado como propios (y lo que es peor, nosotros lo hemos asumido) los vicios que caracterizan muy en concreto al imperio británico; a los otros también, pero quizás el francés en menor medida.

Ellos sí han sido colonialistas. Debemos señalar qué es colonia, y colonia es lo que desde el siglo XVII hicieron allí donde llegaban; a saber: una factoría en la costa, rodeada de una fortaleza; en ocasiones contadas un hospital que sólo atendía a ingleses, holandeses o franceses…, y poco más. Con esos medios garantizaban el expolio del territorio en derredor y se garantizaban la huida con pocas pérdidas si las condiciones resultaban contrarias. Eso es imperio depredador.

No es el caso de España, que se asentaba a centenares de kilómetros de la costa, levantaba templos, levantaba escuelas, levantaba hospitales, trazaba caminos, etcétera, y todo para el servicio de la población, la española y la natural. Eso no es colonia. Eso es imperio generador.

Y en ese sentido podríamos hablar de muchas cosas que son propias del imperio depredador: genocidios inverosímiles, hambrunas provocadas, tráfico de esclavos, zoológicos con personas, el pago de 5 libras por la cabellera de un indio, cacerías de indígenas organizadas, proclamación de que el mejor indio es el indio muerto…

Frente a todo eso el Imperio generador, España, pone las Leyes de Indias, los hospitales o las escuelas.

No seré yo quien se manifieste diciendo si son comparables los imperios europeos con el imperio español. Y es que España no fue imperio ya que los reyes de España jamás se coronaron emperadores.

Y sí, me reafirmo, no se coronaron emperadores, salvedad hecha de Carlos I, que no era emperador de España, sino del Sacro Imperio.

–¿Cómo ve el futuro de la Hispanidad? ¿Cree que debe articularse de algún modo más allá de los lazos culturales y lingüísticos?

–Personalmente lo veo brillante. El resurgir es imparable, aunque ciertamente ya están maquinando, de forma proactiva, para que no sea así. Y lo hacen desde dentro los agentes británicos sempiternos con una actividad que lleva una progresión geométrica que intenta adelantarse al desarrollo de lo que ya no tiene freno.

El paso inmediato es la consolidación de las asociaciones que han ido brotando a lo largo y ancho de toda la geografía de la Hispanidad.

Ya ha sido creada una universidad que comienza a desarrollarse en estos momentos, y se hace necesario engrosar de manera especial el ámbito educativo, no solo superior, sino de enseñanza media y primaria.

Ya ha visto la luz un libro de historia para cuarto de la ESO, que es accesible de manera gratuita a través de Internet.

Y están en marcha proyectos que abarcan diversos ámbitos de la comunicación.

Y todo de cara no a la creación, sino al descubrimiento de los lazos que, existiendo, nos han sido aviesamente ocultados. Unos lazos que a corto plazo deben abocarnos a la creación de instituciones que den forma primero a una confederación de países hispánicos y a la creación de instituciones que garanticen el desarrollo cultural, científico e industrial.

Se hace imprescindible la creación de in internet hispánico, de un google hispánico, y ya está en marcha la conformación de una biblioteca panhispánica accesible en internet por Hispanopedia.

Es menester desarrollar todos los lazos; desempolvar los existentes, y crear todos aquellos que exijan las nuevas tecnologías.

Tenemos capacidad sobrada para participar en el concierto mundial con voz propia, como hombres libres, pero debemos esforzarnos y liberarnos de las cadenas que nos han sido impuestas.

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