La izquierda, con Sánchez a la cabeza, continúa en su afán de eliminar todo lo cristiano de la Navidad
La última vez que el PSOE felicitó la Navidad fue en 2018, desde entonces su «Felices fiestas» es mucho más que un superficial eufemismo
Hace años que el PSOE de Pedro Sánchez no felicita la Navidad. Sin embargo, como recordó una diputada del PP durante la última sesión de control al Gobierno, el mismo partido sí felicita el Ramadán a los musulmanes. El asunto es delirante, como mínimo.
El silencio con el que el Partido Socialista y sus representantes responden a las preguntas a este respecto alcanza la indignación. Es una ofensiva silenciosa, pero estruendosamente sonora. El último tuit donde el PSOE felicitaba la Navidad es de 2018:
Han pasado 6 años y desde entonces la frase equidistante (y anticristiana y anticatólica si se cuenta con que sí felicitan el Ramadán) es lo que se escucha en sus declaraciones y se lee en sus comunicados: «Felices Fiestas». Lo decía el historiador Fernando García de Cortázar: «Una izquierda adolescente y analfabeta enarbola la bandera engañosa del laicismo, bajo cuyos pliegues se enmascara el más iracundo y avejentado anticatolicismo».
Hace un año, Pedro Sánchez escribía en X: «En este tiempo de cercanía y encuentro, sigamos construyendo juntos una España de convivencia, paz y concordia. ¡Felices Fiestas ¡Bones festes! ¡Jai zoriontsuak! ¡Boas festas!». El mensaje venía acompañado de unos dibujos donde aparecían ciervos, estrellas y otros elementos como de papel de regalo, sin ningún contenido religioso, ni referencia navideña.
España es una deformación grotesca de la civilización europea
Ninguna de esas estrellas es la del Niño Jesús a la que se refería el moderno Valle-Inclán en su cuento de Navidad: «Y los tres Reyes Magos despojándose de sus coronas las dejaron en el pesebre a los pies del Niño. Entonces sus frentes tostadas por el sol y los vientos del desierto se cubrieron de luz, y la huella que había dejado el cerco bordado de pedrería era una corona más bella que sus coronas labradas en Oriente… Y los tres Reyes Magos repitieron como un cántico:
–¡Éste es!… ¡Nosotros hemos visto su estrella!».
La modernidad verdadera del autor de Luces de bohemia es la medida del ridículo de la sectaria «modernidad» del PSOE y de la izquierda que secunda sus ridiculeces fanáticas. Ya lo decía Max Estrella al afirmar que España es una deformación grotesca de la civilización europea, aunque esa civilización europea se ha asimilado a lo grotesco de lo español.
«Fiestas del afecto»
Hace tres años que la entonces comisaria europea de Igualdad presentaba un dossier en el que se pedía expresamente felicitar «las Fiestas» y no «la Navidad». El lenguaje inclusivo por el que se recomendaba evitar «considerar que alguien es cristiano» y dejar de hacer referencias de dicho carácter, porque es necesario, añadía, «ser sensible al hecho de que las personas tienen tradiciones religiosas diferentes».
Ese es el germen de todo, la orden y el cinismo seguidos por Sánchez no caminito de Belén, sino de 2030. Un germen curioso que pide ser sensible con las tradiciones religiosas diferentes, por lo que no felicita la Navidad, pero sí el Ramadán: la lógica sectaria, la desfachatez y el desprecio. No hay sentido y sensibilidad, sino despropósito e ideología. Fealdad.
La Navidad es un tiempo en el que esa izquierda populista y poco ilustrada defiende una Fiesta desvinculada de sentimientos cristianos, amputada de creencias propias
«La Navidad es un tiempo en el que esa izquierda populista y poco ilustrada defiende una Fiesta desvinculada de sentimientos cristianos, amputada de creencias propias», abundó García de Cortázar para definir la situación en la que precisamente abunda el PSOE desde hace años, en la idea de llamar laicismo a eliminar lo cristiano. Una tergiversación y una mentira e incluso lo cursi de llamar a la Navidad, como hizo Sánchez: «Fiestas del afecto».
La superficialidad que define el vacío espiritual y la intolerancia de obviar la Navidad y sus símbolos para quitarle su significado. Una estratagema malvada, pues trata de eliminar por medio del cobarde olvido la esencia de una cultura y una civilización para dejarla sin asideros: así de profundo es el significado de esas siniestras «Felices Fiestas».
Anticlericalismo y revisionismo
Es el viejo anticlericalismo con disfraz de cordero, el anticlericalismo de esa España que no premia el talento, decía Max Estrella. La vieja y nueva España esperpéntica y revisionista donde «el mérito no se premia. Se premia el robar y el ser sinvergüenza. En España se premia todo lo malo», se lamentaba y se sigue lamentando el inmortal Estrella todo un siglo después.