La portavoz del Gobierno y ministra de Educación, Pilar Alegría, espera que la verdad vaya «p'alante»
Con esta expresión, y por dos veces, la ministra ha respondido a la pregunta sobre la próxima declaración de Miguel Ángel Rodríguez en el Tribunal Supremo, parafraseando al mismo jefe de gabinete de la presidenta madrileña y a esta misma
Pudo haber sido un lapsus linguae, según la RAE la locución latina que «significa literalmente 'error de la lengua'» y «Se emplea como locución nominal masculina con el sentido de 'error involuntario que se comete al hablar'».
Hubiera sido así, el lapsus, si se hubiera oído una vez. Pero no. Lo ha repetido Pilar Alegría una segunda vez en el transcurso de pocos segundos: «p'alante», parafraseando a Isabel Díaz Ayuso cuando se supo de la imputación del Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz.
Lo que quería decir la portavoz del Gobierno y nada menos que ministra de Educación es «para adelante», pero ha dicho «p'alante», dos veces, con toda claridad, en la curiosa batalla que se trae el Gobierno a propósito de Ayuso y el novio. Curiosa, por decir algo, en la comparación asombrosa.
Dice la Academia que «para reproducir la lengua oral o el habla popular, se usa «p'alante» por «para + adelante»). Es decir, se usa el apóstrofo. No se sabe si en la mente de la ministra (de Educación) estaba este signo ortográfico «utilizado en español para unir dos palabras indicando la elisión de sonidos», pero sí es seguro la ministra de Educación de España ha preferido pronunciarse de forma inoportunamente coloquial. Y por dos veces. Algo sorprendente y, desde luego, inapropiado.
El «p'alante» es como lo de «me gusta la fruta», un recurso «retórico» coloquial de la presidenta madrileña que ha utilizado su entorno con ironía en torno a la corrupción alrededor de Sánchez y su Gobierno. Desde luego, los gobernantes madrileños no son la ministra de Educación.
Sobre Miguel Ángel Rodríguez
Dice también la RAE que esta es una forma del «habla popular o relajada». Relajada parecía Pilar Alegría como para usar como portavoz del Gobierno español un «p'alante» desusado en una equiparación populista, más aún en un contexto institucional.
Un «p'alante» que suena más en el ámbito del bar que del consejo de ministros, donde hasta lo coloquial es adoptado por su portavoz para responder a preguntas trascendentes sobre asuntos de máxima gravedad con contestaciones impropias y vulgares que desprestigian y retratan no solo en el fondo, sino en la forma, y no solo a un Gobierno, sino a todo un país.