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Escena de Matrix

Escena de Matrix

El truco más sencillo para acercarse a la filosofía

Conseguir simplificar alguna de las teorías más relevantes de la historia es un reto, pero también puede ser un motivo para la risa

Lamentaba José Ortega y Gasset que desde finales del siglo XIX la filosofía estaba dejando de ser un «componente de la cultura general». El pensador madrileño señalaba una tendencia que no se ha frenado y que, en ocasiones, viene motivada por la complejidad de un lenguaje que hace casi incomprensibles las ideas que se proponen desde el plano intelectual.

Precisamente, si en algo es prolijo nuestro tiempo es en la reducción del mensaje a la mínima expresión. Los contenidos que triunfan se difunden cada vez más rápido y buscando el equilibrio entre la corta duración y el mayor impacto posible. En el universo de las redes sociales el ejemplo más claro de esto es el meme. Todo, o casi, puede quedar reducido a un chiste que combina una imagen con un texto breve, si es que lo tiene.

Podría parecer que la filosofía y el meme no pueden estar más distanciados. ¿Pueden los grandes tratados quedar reducidos a un producto para el consumo masivo en internet? La mera posibilidad aterrará a muchos, sin embargo, tener éxito en esta empresa requiere de una importante capacidad de síntesis, ingenio y conocimiento de la materia. Si se hace bien, estamos ante la enésima revisión del docere et delectare latino: enseñar y entretener.

Genio maligno y músculos platónicos

La risa puede ser el primer paso para encender la curiosidad. Además, estas simplificaciones pueden disipar los temores a la hora de acercarse a los verdaderos libros de filosofía. Por ejemplo, ya en el origen mismo de este saber los presocráticos se propusieron encontrar el arjé, el principio común a toda la Naturaleza. Entre ellos destacó Parménides, que rompió la baraja identificando este elemento con el propio «ser», un concepto metafísico que le llevó a afirmar que «el ser es y el no ser no es».

Esta sentencia, que esconde mucho más de lo que puede aparentar, pudo dejar en sus coetáneos una sensación similar a la que refleja uno de estos memes que podemos encontrar en la redes.

Como suele ocurrir, no todo lo que uno encuentra en internet es cierto. Aunque pueda resultar divertido al imaginarlo, no hay constancia de que Platón exhibiese sus músculos como argumento a la hora de discutir con sofistas u otros pensadores de su época. Pese a todo, y aludiendo a unas supuestas notas de Aristóteles que son del todo desconocidas, el meme está ahí.

Una de las hipótesis más discutidas de Descartes es la del genio maligno. Según el fundador del racionalismo es necesario dudar hasta de las verdades matemáticas por miedo a que un ser superior nos estuviera engañando. Esta teoría se puede explicar aludiendo a la película Matrix o con un lenguaje más moderno todavía, también más vulgar, como se hace en esta publicación de Instagram:

Aunque es el género más cultivado, no todo tienen que ser memes. Otros creadores de contenido apuestan por materiales mucho más apegados a lo académico, pero con un formato adecuado a las redes. Podría suceder que, entre fotos de comida, modelitos y viajes, alguien caiga por casualidad en el complejo universo hegeliano y su dialéctica. Con gran esfuerzo y unos pocos párrafos, se intenta sintetizar su filosofía.

Como ya dijimos, es posible acusar a todos estos ejemplos de simplistas, ridículos o, incluso, de mal gusto. Más allá de los prejuicios, si el objetivo es «salir de la caverna» las herramientas de nuestro tiempo no pueden dejarse a un lado. Como diría Kant: «Sapere aude»... aunque sea para hacer memes.

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