El artista indio Jagjot Singh Rubal retrató en 2020 a Donald Trump con motivo de su visita a la India
Trump se convierte en icono pop: la obsesión del presidente por sus retratos lo eleva a género artístico
Con su regreso a la Casa Blanca regresa también el interés artístico por Donald Trump, interés que el mismo magnate se ha encargado de alimentar
Donald Trump es un enamorado del arte, sobre todo del arte que le representa a él mismo: de impecable ropa deportiva, de traje presidencial junto a la Casa Blanca y la bandera de Estados Unidos, compartiendo un vino con los presidentes republicanos de Estados Unidos, a los mandos de una Harley…
Los retratos del flamante nuevo presidente de Estados Unidos se han convertido en un género artístico en sí mismo, y han elevado la figura de Trump a icono neo pop.
Los cuadros que representan a Trump con fines alegóricos tienen una serie de características en común: son hiperrealistas, kitsch, con una generosa dosis de esnobismo pero, sobre todo, tienen todos estos cuadros «algo» difícilmente identificable que los hace hipnóticos.
A Donald Trump se le podrá criticar muchas cosas, se puede comulgar o no con su ideología, con su estilo de hacer política…, pero lo que es indiscutible es que el magnate ha logrado lo que no logró Barack Obama, pese al esfuerzo que le puso el expresidente demócrata, y es convertirse en un absoluto icono cultural que ilustra una época concreta de la historia de Estados Unidos.
Estrategia de marketing
La clara idea iconográfica que el presidente quiere transmitir de su mandato tiene mucho que ver.
Lo primero que hay que decir, es que esta estrategia propagandística –porque desde tiempos del Augusto de Prima Porta todo retrato o representación del emperador-monarca-presidente responde a una finalidad propagandística–, o, si se prefiere, de marketing, comenzó mucho antes de que Trump llegara a la Casa Blanca por primera vez en 2017.
El magnate ya tenía mucho antes de optar a la presidencia una obsesión por perpetuar su imagen y proporcionó tanto a su rascacielos de Nueva York como a su residencia en Florida de Mar-a-Lago de impresionantes retratos elaborados por algunos artistas de renombre donde se celebraba su imagen.
Un reciente artículo en The Guardian llama la atención sobre la afición de Trump a atesorar arte sobre sí mismo mientras ignora la obra de grandes artistas que, al igual que hacen otras grandes fortunas en todo el mundo, podría comprar para crear una colección de arte privada de referencia.
Cita el diario británico que en 1981 Andy Warhol ofreció al magnate una serie de cuadros para la Torre Trump, entonces en construcción. Trump los rechazó porque la obra de Warhol no encajaba en su concepción decorativa del vestíbulo del rascacielos neoyorquino.
A Trump, sin embargo, le entusiasmo el retrato que le hizo en 1989 el retratista estadounidense Raplh Wolfe Cowan, una alegórica pintura titulada El visionario en la que el ahora presidente aparece vestido de ropa blanca deportiva y que ocupa un lugar destacado en la villa de Mar-a-Lago.
Fragmento del cuadro 'El visionario', de Raplh Wolfe Cowan
Trump tenía entonces 40 años y Cowan pintó al magnate teniendo en mente al inmortal personaje de Francis Scott Fitzgerald, el Gran Gatsby. Lo cierto es que las semejanzas entre el Trump del retrato y el Gatsby interpretado en 1974 por Robert Redford son indudables.
Desde entonces, ese retrato marcaría la tónica de los gustos artísticos del ahora presidente: mirada decidida, pose relajada, actitud viril, atmósfera legendaria, entorno épico… Casi como un héroe mítico de alguno de los grandes westerns de John Ford.
Otro de los cuadros favoritos de Trump, que colgó en la Casa Blanca nada más obtener la presidencia en 2017, es el del Club Republicano, obra de Andy Thomas –conocido por sus cuadros inspirados en el antiguo oeste– que pintó en 2008.
EL 'Club republicano', de Andy Thomas
El cuadro muestra a Donald Trump en una escena desenfadada tomando unos vinos alrededor de una mesa junto a otros expresidentes republicanos, entre los que están Abraham Lincoln, Ronald Reagan, Bush padre, Bush hijo, Eisenhower, Richard Nixon, Gerald Ford y Theodore Roosevelt.
El cuadro recuerda, inevitablemente, a esa otra pintura obra de Cassius Marcellus Coolidge de 1894 en el que representa una irónica escena donde un grupo de perros juegan al póker alrededor de una mesa cubierta con el característico tapete verde de las salas de juego.
La pintura se ha hecho tan popular que el artista vende copias en su sitio web por 55 dólares.
También se ha hecho viral el cuadro obra del artista Alex Krasky donde se retrata a dos sonrientes Donald y Melania con traje de gala, cuyo original se expone en las oficinas de Trump en Houston.
Otro de los artistas favoritos de Trump es el pintor hiperrealista Jon McNaughton. Ha pintado al presidente en numerosas ocasiones, siempre con tientes épicos, mostrando a un líder fuerte y poderoso que agarra al exdirector del FBI Robert Mueller por la corbata y los examina con una lupa.
Trump y Melania en una Harley en la obra 'Maga Ride', de JonMcNaughton
O un rebelde Donald Trump con Melania subidos a una Harley decorada con las barras y estrellas frente al Capitolio o, parece ser que el favorito de los seguidores MAGA del presidente, una versión en pintura de la famosa fotografía de Trump ensangrentado tras haber recibido un balazo en la oreja durante un acto de campaña levantando el puño en señal de victoria.
La iconografía con el presidente de Estados Unidos, con todo, no se limita solo a las fronteras estadounidenses. Con motivo de la visita en febrero de 2020 de Trump a la India, el artista local Jagjot Singh Rubal pintó un gran lienzo a medio camino entre el hiperrealismo y el pop-art de Warhol donde un idealizado y presidencial Donald Trump aparece retratado con todos los detalles. Bronceado naranja incluido.
