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Thomas Pynchon, Marcel Proust y James Joyce

Thomas Pynchon, Marcel Proust y James Joyce

¿Son estos cinco los mejores escritores menos leídos de la Historia?

Sin duda, y por lo menos son algunos de los que reflejan la fama universal que no se corresponde con el profundo conocimiento de sus obras

Hay libros famosos y autores famosos. Libros y autores clásicos. Libros y autores cuya fama conoce la mayoría de las personas con estudios medios, pero que una mayoría de esas personas nunca ha leído. No son libros malditos, ni autores malditos. Son como libros y autores que muchos jamás abordarán y que otros muchos reservan para otro tiempo de su vida que es posible que nunca llegue.

Todos los escritores de esta breve selección son comúnmente tenidos como «maestros» de la literatura, sin que esta calificación, a pesar del tiempo, del clasicismo logrado y de la fama que supera sus propias páginas haya servido para convertirlos en «bestreaders» al uso, aunque sí heterodoxos, pues nadie les quitará el privilegio de su edición constante y de su disponibilidad para el público a perpetuidad.

Marcel Proust

No importa demasiado que En busca del tiempo perdido sea una de las obras maestras de la historia de la literatura. Nadie podrá decir que haya sido profusamente leída, ni muchos menos terminada. Su fama la precede y le sigue. Pero sus siete libros escritos en década y media, la práctica totalidad de la obra de Proust, son un obstáculo inevitable para su lectura. Siempre se puede recurrir a un volumen solitario de la obra magna o incluso a Los placeres y los días, una obra primera del francés.

James Joyce

Una de las habituales preguntas de la literatura es si se ha leído el Ulises de Joyce. Una empresa lectora titánica que no se queda ahí. Al libro prohibido, interminable o único, le siguió su superación: Finnegans Wake, una novela intraducible o un libro inclasificable que casi nadie ha leído, entre otras cosas porque apenas se puede. Como sucede con Proust, en Joyce uno siempre puede acabar en Dublineses, la colección de cuentos primera y magnífica o al Retrato del artista adolescente, que prefigura la sombra del héroe homérico imposible.

Herman Melville

El estadounidense no es un autor de una sola gran novela. Pero mayormente se le conoce por ella: Moby Dick. Casi todo el mundo conoce la historia, un mito popular como el de Drácula a propósito de la gran novela de Bram Stoker. Pero no son muchos los que han leído completo el extenso relato del cachalote, Ahab, el mar y la condición humana. Una tarea que por momentos se convierte en un desierto sin agua disponible que parece ser el fin y también la causa de la escasez lectora, incluido el abandono. Bartleby, el escribiente, Benito Cereno o Billy Budd son alternativas del neoyorquino al monstruo marino.

Juan Rulfo

El mexicano solo escribió dos libros. Y muy cortos. Pero su brevedad tampoco le sirvió para que los lectores se multiplicaran. Su novela Pedro Páramo es una de las más prestigiosas y precisas y diferentes de la historia de la literatura. Pedro Páramo es alabada en los círculos más elevados como la obra maestra que es, del mismo modo que El llano en llamas, su libro de relatos extraordinario e inventado que conformó una realidad a pesar de no existir, como no existía Juan Preciado. El llano es uno de los libros de relatos más leídos de siempre, pero eso no es suficiente para convertir el trabajo de su autor en lecturas exuberantes.

Thomas Pynchon

El misterioso autor del que apenas se sabe y del que apenas se conocen un par de fotos de juventud es otro prestigio absoluto que no es ningún dechado de lecturas a la altura del mito. Como los anteriores escritores, goza de una corte de seguidores entregados, pero nada parecido a las masas. A Pynchon ni siquiera le conoce de oídas la mayoría de las personas con estudios medios. Tampoco se conocen sus libros, pese a que cualquier fiel del autor de Long Island considerará esta afirmación una afrenta. El último de este repóquer de escritores cuyas número de lecturas verdaderas está muy lejos (por debajo) de su leyenda.

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