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Antonio Puerta durante la entrevista en El Debate

Antonio Puerta durante la entrevista en El DebateThorun Piñeiro

Antonio Puerta López-Cózar, arquitecto y escritor

«ARCO tiene una faceta lúdica, es espectáculo, un festival del arte»

A las puertas de la feria ARCO, el arquitecto Antonio Puerta López-Cózar reflexiona con El Debate sobre el arte y los planteamientos de su libro Gafas para entender el arte moderno. De Manet a Banksy (Encuentro)

Madrid calienta motores para ARCO, la feria internacional del arte contemporáneo que año tras año sitúa a la capital de España en el mapa del intercambio y compra de obras de arte.

Sin embargo, año tras año las muchas veces controvertidas propuestas de los galeristas desatan el debate de si lo que se ve en ARCO es o no es arte.

Para hablar de esas cuestiones, el arquitecto Antonio Puerta López-Cózar (fundador de APL Arquitectos) responde a las preguntas formuladas por El Debate.

Autor de Gafas para entender el arte moderno. De Manet a Banksy (Encuentro), Antonio Puerta «narra con claridad y perspicacia el viraje del arte en el siglo XX a través de 43 obras icónicas, dialogando a la vez con las ideas sociales, científicas, religiosas o culturales que las acompañas».

¿Qué opina de ARCO y su aportación al arte actual?

— La feria ARCO, que es de arte internacional, es decir, que tiene una faceta internacional, me parece que cumple muy bien una función, que es la función del mercado, porque se dan cita allí galeristas, más de 200 galerías, por lo tanto, el mercado puede pulsar perfectamente el valor de las obras.

Por otro lado, tiene también otra faceta, que es la reflexiva… Por ejemplo, este año el tema central es el Amazonas, entonces han invitado a una serie de artistas latinoamericanos, que me parece una aportación estupenda.

Cubierta de 'Gafas para entender el arte'

Cubierta de 'Gafas para entender el arte'Encuentro

Y luego tiene otra faceta que es la lúdica, el entretenimiento, el espectáculo… Yo diría que ARCO es un festival del arte.

Ahí lo que ocurre es que el valor de mercado de una obra es relativo. Hay otros valores donde el arte tiene que estar. El peligro está en intentar hacer ese valor absoluto, porque realmente es relativo.

Hay que atender muy bien a esas facetas que decía, gente que está empezando en el mercado, a hacer sus primeros pinitos comprando una obra. Luego hay coleccionistas que encuentran una obra con nombre con reconocimiento, y luego hay un intercambio de las galerías.

¿Cuál es la finalidad del arte de la que habla en el libro?

— La finalidad del arte es amplia, porque a lo largo de los años y de los siglos han ido cambiando los ideales de la belleza y de otro tipo de cuestiones. Sobre todo, la finalidad del arte tiene que ser abriros al misterio, apertura al amor, a la libertad, a cosas que nos trascienden.

El arte llega entonces a llenarte, a hacerte mejor, a tirar de ti para arriba. Ese es el arte que vale la pena.

¿Existe una degeneración del arte? ¿Es arte un plátano pegado a una pared con cinta adhesiva?

— Ahora mismo, intentar definir lo que es arte, es imposible, porque no interesa la definición de arte, cabe todo. Es una deriva histórica, no es de ahora, sino que viene de cuando Duchamp invierte un urinario y lo convierte en una fuente, y cambia el significado del arte, hasta que llega un momento en que todo es arte y vale cualquier cosa.

Los grandes críticos americanos, como Danto, decían: «A mí eso es como si me pides que demuestre mi inocencia», no vale la pena indagar ahí.

¿Ha dejado de buscar el arte la belleza?

— Hay una ruptura con esto, y quizás por es cuesta tanto entender el arte moderno y el arte contemporáneo. Porque lo que se pretende no es la búsqueda de la belleza, no se está buscando la belleza. Se está buscando otro tipo de ideales. Además, la belleza se vive como una especie de ilusión y, por lo tanto, se quitó de en medio. Incluso se puso la fealdad como ideal, o como fin.

Ahora hay otras tendencias que no son la de la belleza, sino que es incidir, o influir en la sociedad. A veces es un arte provocativo, provocar para mover a la gente hacia un fin, y ahí se van colando muchos intereses que hacen que el arte, muchas veces despiste, que no sepamos por donde va.

Y como consecuencia, ¿ha dejado también el arte de buscar la verdad?

— Yo creo que la belleza está unida a la verdad. Es decir, lo feo no nos tira para arriba, no nos hace mejores, no nos enaltece, más bien, al revés. La verdad, de alguna manera, se refleja en la belleza, como un chispazo, como un destello. Eso uno lo percibe, y percibe cuando una cosa es bella, no hace falta que nadie le diga que eso es bello., sino que lo percibe por sí mismo, porque tiene ese chispazo de verdad, ese destello que decía.

¿El arte woke es arte?

— El arte woke, lo que está haciendo, es ser un arte políticamente correcto. Es decir, se está cancelando una serie de temas cuando en el arte lo que tiene que imperar es la libertad, que los temas del arte y cómo se traten sea libre. Hay un choque de libertad con la cancelación que propone la ideología woke.

¿Qué espera de ARCO?

— Siendo una feria comercial, hay una frescura de cosas que se están haciendo, como esas visiones del arte latinoamericano, ayuda a ver nuevos lenguajes, nuevos mundos… Tiene esa faceta de abrir a la actualidad y a lo que está pasando en otras partes del mundo que nos enriquece.

Ilustra la cubierta del libro con una obra de Banksy. ¿Qué opina de Banksy?

— Banksy ha conseguido conquistar el corazón del hombre moderno, del hombre actual, precisamente gracias a esa frescura: habla de manera desinhibida de las cuestiones que preocupan a la sociedad y les hace frente con un cierto sentido del humor. Su arte está muy pegado al terreno, a lo que está pasando en las calles. Siendo un arte muralista, callejero, grafitero, está conectado con todo lo que está pasando en la sociedad, con cómo se piensa y cómo se actúa, y ese es el valor que tiene Banksy.

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