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Francoise Gilot en su estudio de Manhattan

Francoise Gilot, en su estudio de Manhattan

Centenario de Françoise Gilot, la artista que abandonó a Picasso

Conocida por ser musa del malagueño, es también una de las artistas más importantes de la posguerra. Para celebrar sus 100 años, Christie's reúne 30 pinturas en una exposición en Hong Kong, y sus hijas Paloma y Aurélie le rinden homenaje en Nueva York

La artista francesa Françoise Gilot, que acaba de cumplir 100 años, recuerda una conversación de la infancia que anticipó espléndidamente su vida y su carrera. Sucedió cuando Gilot tenía solo cinco años y estaba de viaje con sus padres en los Alpes suizos. Contemplando el paisaje y la amalgama de los verdes de los prados y los bosques, le preguntó a su padre si podía ver lo mismo que ella, a lo que él le respondió que se trataba de una pregunta estúpida porque la retina es igual para todos. «La retina sí, pero la imaginación no», contestó entonces Françoise Gillot.

Esta visión de que el arte surge de lo que uno vive, piensa e imagina antes de lo que tiene delante ha marcado la pintura de esta artista independiente, conocida por su relación sentimental con Pablo Picasso. Pero ella misma se niega a ser reducida a «amante de»: después de todo, fue una de las principales guías de la Escuela de París, que floreció en la capital francesa después de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, ha pasado la mayor parte de su carrera en Estados Unidos, adonde se mudó en 1970.

'Nube Blanca', de Françoise Gilot

'Nube Blanca', de Françoise Gilot

Para conmemorar su centésimo cumpleaños, Christie's está organizando una exposición individual en el Centro de Convenciones y Exposiciones de Hong Kong con más de 30 obras de toda la carrera de Gilot, 11 de ellas para la venta privada. Titulada Françoise Gilot: A Celebration, ovaciona su extraordinaria vida reuniendo algunas de las pinturas más importantes de siete décadas de carrera de una de las mentes más creativas y dotadas de la generación de posguerra.

La exposición ha sido realizada en colaboración con la propia Françoise Gilot y su hija Aurélie Engel, directora de sus archivos. Aurélie y su hermana Paloma decidieron rendirle también un homenaje en Nueva York, en la ciudad en la que reside y que le dio siempre la libertad de ser ella misma. 

Una vida valiente

Nacida en Neuilly-sur-Seine, en Francia, recibió educación en casa hasta los 10 años. Tras estudiar Filosofía en la Sorbona, en 1939 se matriculó en la Facultad de Derecho. Sin embargo, cuando estalló la guerra y París cayó en manos de los alemanes, decidió dedicarse a la pintura (que hasta entonces había sido un pasatiempo). Por esta decisión recibió una brutal paliza de su padre, que la echó de casa. Gillot tuvo que refugiarse entonces en el taller del surrealista franco-húngaro Endre Rozsda.

A partir de noviembre de 1940 tuvo que presentarse a diario en la comisaría local tras participar en una protesta por la ocupación nazi. Su nombre estaba en una lista de jóvenes rebeldes franceses, lo que le impedía salir de parís. Gran parte de los primeros trabajos de Gilot expresan un lamento por el destino de su tierra natal.

'Étude bleue', de Françoise Gilot

'Étude bleue', de Françoise Gilot

La artista tuvo su primera exposición en 1943, el mismo año en que conoció a Pablo Picasso en un restaurante. Él se dirigió a la mesa donde estaba Gilot con su amiga Geneviève y le ofreció un cuenco de cerezas, a la vez que le preguntaba a qué se dedicaba: «Soy artista», dijo ella, a lo que él respondió que una mujer tan bella no se tenía que dedicar a esas cosas, pero aceptó su invitación para asistir a su primera muestra. Ella tenía 21 años y era una artista en ascenso y sus mentores eran Matisse y Braque. Él, un hombre de 61, el artista con mayúsculas, consagrado en todo el mundo.

La diferencia de edad no impidió que la pareja tuviera una relación romántica de 10 años. Los detalles de esa relación son bien conocidos, en gran parte gracias a las memorias más vendidas escritas por la propia Gilot, Life with Picasso, en 1964. Fue su modelo, musa –término que ella detestaba–, ama de llaves y madre de dos hijos (Claude y Paloma). Sin embargo, Gilot se sintió siempre encerrada en esa relación. «Con Picasso, tuve que poner mi propia personalidad en mi bolsillo», confesó entonces, cuando decidió abandonar al pintor malagueño, convirtiéndose en la primera de sus amantes que lo hacía.

Franҫoise Gilot en 2010

Franҫoise Gilot en 2010Cortesía de Colas Engel

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