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Señora de Sorolla (Clotilde García del Castillo, 1865–1929) in Black, obra de Joaquín Sorolla en 1906

Señora de Sorolla (Clotilde García del Castillo, 1865–1929) in Black, obra de Joaquín Sorolla en 1906

Sorolla no es solo el pintor de la luz: una exposición explora su relación con el «elegante color negro»

A través 62 obras en las que se sirve de tonos poco vivos, esta muestra del Museo Sorolla de Madrid corrobora paradójicamente que el artista valenciano es uno de los grandes maestros de la iluminación

tiene la fuerza de un oxímoron: anuncia lo contrario que uno espera ver del pintor. Y es que el valenciano Joaquín Sorolla ha sido históricamente asociado a la luz, al color, al brillo e incluso a la alegría de vivir. Sin embargo, una nueva exposición organizada por el Museo Sorolla exhibe hasta noviembre la exposición «Sorolla en negro» donde, pese a lo que se pueda imaginar, trata «sobre el color intenso, brillante y elegante: el negro».

'Bebedor vasco (Juan Ángel)', 1910, de Joaquín Sorolla

Bebedor vasco (Juan Ángel), 1910, de Joaquín SorollaMuseo de Málaga

La intensa luz del Mediterráneo, las escenas llenas de color, los blancos de infinitos matices son los rasgos con los que se identifica al pintor Joaquín Sorolla y su vasta producción. Sin embargo, el negro, que puede considerarse como la antítesis del color, la oscuridad misma, también está presente de manera notoria en su paleta. De hecho, la exposición cuestiona la idea de que el color negro, y cuanto significa, está reñido con la poética del pintor valenciano. La propuesta curatorial niega, pues, una gran parte de la tradición crítica en torno a Sorolla, empezando por sus propios contemporáneos.

Así lo ha expresado el comisario de la exposición, el catedrático de Historia del Arte y exdirector del Museo de Bellas Artes de Valencia, Carlos Reyero, que ha señalado que el negro para Sorolla «forma parte de la realidad, de la tradición pictórica española y de la moda», reflejo de pintores como El Greco, Goya o Velázquez y de grandes pintores extranjeros, que forman parte de sus referencias pictóricas.

'La sorpresa de Zahara, 3º, interior de una fonda', 1901, de Joaquín Sorolla

La sorpresa de Zahara, 3º, interior de una fonda, 1901, de Joaquín Sorolla

Precisamente abre la exposición un Retrato de Bartolomé Cossío, el historiador, un hombre elegante y atractivo que es «reinterpretado por Sorolla a través de el Greco», que se expone después de décadas.

Otro de los cuadros emblemáticos es el de La Reina María Cristina. Estudio para La Regencia, ca. 1903-1905., recientemente restaurado, recuperado de los fondos del museo, o el de su hija María pintando, una obra inacabada, que hasta ahora no se había expuesto.

'S.M. La Reina María Cristina. Estudio para “La Regencia”', ca. 1903-1905

S.M. La Reina María Cristina. Estudio para «La Regencia», ca. 1903-1905Museo Sorolla

Según Reyero, Sorolla, considerado como el pintor de la luz, no utiliza el negro para oscurecer, sino que «emplea el negro puro, buscando cercanías con los grises», como se observa en la primera sala, donde el comisario ha creado un «espacio de sosiego para que el espectador perciba, a través de los retratos, que sus protagonistas no tienen prisa, no parece que posan»: simplemente están sin afectación, con tranquilidad.

El negro en las mujeres, símbolo de elegancia y distinción

El negro en la pintura de las mujeres de su familia aparece como un tono que suma elegancia y clase, especialmente a través de los vestidos, pero también en el claroscuro de los rasgos. De igual forma sucede con los tonos grises: «Es como si Sorolla no necesitase color para dar luz a su rostro». Ya entonces señal de distinción, la exposición hace hincapié en el uso del negro como tono que «intensifica los contrastes».

Reyero apunta que todas las culturas cargan el negro de simbolismo y Sorolla lo hace con un concepto asociado a la España negra, a la muerte, al mal, como es el caso de Trata de blancas, donde junto a prostitutas la celestina va vestida de negro.

'Trata de blancas', 1894, de Joaquín Sorolla

Trata de blancas, 1894, de Joaquín SorollaMuseo Sorolla

Un color con el que representa a bebedores como El segoviano o Estudio para Otra Margarita, «que representa a una mujer acusada de abortar, con el que Sorolla ganó la primera medalla en la Exposición Nacional de 1892, cuadros que no hablan de la alegría de vivir sino del peso de la amargura».

Sobre la pared, una frase que el pintor dirigió a sus discípulos: «¿Qué daño os ha hecho el negro?». No le gustaban los días grises porque pintaba al aire libre; sin embargo, no faltan cuadros con tormenta, como Día gris en la playa de Valencia, subraya el comisario, quien incide en que para el pintor «las sombras de las barcas eran un lugar de menos luz».

La exposición, que cuenta con el patrocinio de Fundación Iberdrola España y Fundación Mutua Madrileña, se compone de 62 obras 42 procedentes de las colecciones del Museo Sorolla y la Fundación Museo Sorolla, 13 de colección particular y siete de otras instituciones como el Museo Nacional del Prado, Banco de España o el Museo de Málaga.

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