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Howard Carter examinando el sarcófago del rey Tut's

Howard Carter examinando el sarcófago de Tutankamón©GTRESONLINE

La historia de Howard Carter y el descubrimiento que se llevó toda su vida

Un carta vuelve a poner de moda el nombre del arqueólogo británico al que se le acusa de robar un objeto de la tumba de Tutankamón

La vida de Howard Carter se sitúa en la época de los grandes aventureros. Cuándo aún se surcaban aguas en grandes moles de hierro y el mundo era mucho más grande que en la actualidad. Cuándo hallar la historia suponía hacerla también. Una forma de entenderlo todo de forma muy ajena a la actual. A Carter se le debe una aportación incalculable al campo de la arqueología, sin embargo es una figura que siempre ha estado perseguida por la polémica, más aún, con las últimas noticias que llegan de él.

Howard Carter en Chicago

Howard Carter en ChicagoWikipedia

Últimamente el arqueólogo de nacionalidad inglesa ha sido objeto de disputa en los periódicos. La causa una carta de 1934 publicada por el diario The Observer. Donde un miembro del equipo, Alan Gardiner, recriminaba a Carter un regalo capcioso que supuestamente provenía de los tesoros del Faraón.

Este año es el centenario de un célebre accidente, el encuentro entre Carter y Tutankamón. Accidente, no porque fuera un encuentro fortuito, sino por lo que se encontraría dentro. Todos conocen el nombre de Tutankamón pero no muchos conocen la historia de su descubridor.

Howard Carter nacería en Londres en 1874 pero pasaría su infancia en Swaffham, en el condado de Norfolk, en el seno de una familia de artistas. Siempre contó con una salud delicada que le impidió asistir a la escuela. Esto último marcaría en buena medida su personalidad.

El joven Carter era de carácter solitario y terco. Daba largos paseos por su pequeño pueblo que le permitieron concentrarse en observar su entorno y recrearlo en papel. Contaba con unas dotes excepcionales para el dibujo.

Necesitaban artistas

Esta habilidad le proveyó de la oportunidad de su vida. Los arqueólogos de Egipto necesitaban artistas que recrearan sus descubrimientos en dibujos. La posición de Howard era inmejorable. Una familia de aristócratas ingleses que amaban la cultura egipcia marcaría el punto de salida de Carter, a la temprana edad de 17 años.

Sus primeros trabajos fueron en la excavación de Tel el-Amarna en 1892, bajo la tutela del padre de la arqueología moderna Flinders Petrie. De este recibiría una valiosísima formación ya que le incluiría en todos los entresijos y procesos del yacimiento.

Templo de Lúxor

Templo de LúxorWikipedia

Su trayecto le llevaría a Luxor, donde ayudaría en los trabajos restauración y registro del templo de la reina Hatshepsut. Allí se formaría de forma profesional y personal consolidándose como un trabajador con un don de gentes excepcional. Aprendería árabe y desarrollaría un gran vínculo con el pueblo egipcio.

En 1899 sería designado inspector jefe del departamento de Antigüedades del Alto Egipto por Gastón Máspero. El conocimiento de la historia egipcia y sus buenas relaciones con los ciudadanos natales, le hicieron ser la persona idónea para el cargo. Con tan solo 25 años estaba al mando de la organización que supervisaba los grandes monumentos del país.

Pilares de Tebas

Pilares de TebasWikipedia

Durante este periodo recorrió el Nilo numerosas veces, desde la estatuas de Abu Simbel pasando por el Templo de Isis en Filae hasta las enormes ruinas de Tebas. Donde se encargaba de proteger el patrimonio del vandalismo y preparar los monumentos para la visita de los turistas.

Howard Carter luchó contra los ladrones de tumbas y los comerciantes de antigüedades corruptos. De hecho fue muy conocido por ello, llegando hacer moldes de las pisadas que los ladrones dejaban en las tumbas.

Pirámides de Guiza

Pirámides de GuizaWikipedia

Tras cinco años en su cargo se le ofreció el mismo puesto en el Bajo Egipto. Las cosas no le fueron bien durante este periodo y duró poco en el puesto. Poco después de un accidente con unos turistas franceses dimitió. Sobrevivió haciendo de guía turístico, pintando retratos a comisión y vendiendo antigüedades.

La aventura egipcia de Carter parecía deshacerse, sin embargo en 1907 conocería a un noble con el que compartía su amor por la arqueología. Lord Carnavon había realizado varias excavaciones que no tuvieron ningún éxito hasta el momento. El noble buscó la experiencia y la sabiduría del célebre arqueólogo a quien financió.

Valle de los Reyes

Valle de los ReyesWikipedia

En la mente de Carter siempre estuvo presente en el Valle de los Reyes. A pesar de que encontrar algo nuevo por allí era bastante dificultoso, nada le detuvo para empezar la búsqueda. Las tumbas del Valle ya habían sido saqueadas mucho tiempo atrás pero ambos confiaban en descubrir nuevos tesoros.

Sin embargo el Valle de los Reyes se hizo esperar ya que no tenían el permiso de excavar allí. La espera aumentó con el estallido de la Gran Guerra en 1914. Lord Carnavon volvería a Gran Bretaña y Carter aportaría sus habilidades para el servicio de inteligencia en el Cairo.

Fiodor Davis que era quien poseía el derecho de excavación del valle hasta el momento, pero desistió en la esperanza de encontrar la tumba de algún faraón. Aunque su larga búsqueda no fue del todo en vano, descubriendo un pequeño foso donde había piezas de un faraón llamado Tutankamón. Davis creía que el foso era la tumba saqueada de ese rey sin embargo Carter dudó siempre de esa afirmación. Las dimensiones y la majestuosidad de la tumba de un faraón no concordaban con lo que se veía allí.

Poco se sabe del reinado de Tutankamón, se le relaciona con el controvertido Akenatón, quien podría haber sido su padre. Akenatón intentó convertir la religión politeísta de los egipcios en la adoración de uno solo. Tutankamón recibiría un imperio sumido en el caos a la edad de 9 años y con la difícil tarea de restaurar el orden del reino. Se desconoce mucho sobre su periodo de mandato pero si que se sabe que duró muy poco, tan solo 10 años. La causa de la muerte del joven solo es especulativa.

Estatua del faraón Akenatón

Estatua del faraón AkenatónWikipedia

En 1917 la excavación de Carter y lord Carnavon comenzó de forma seria. Tras 5 años de búsquedas infrutuosas, sin resultado alguno y con costes muy elevados a punto estuvieron a punto de rendirse. Fue Howard Carter el que se ofreció a financiar de su propio bolsillo el resto de la exploración de un área de la cual no se había indagado todavía. El Lord ante el entusiasmo de su compañero siguió financiando ese último tramo.

La búsqueda se reanudó en 1922. Debajo de las cabañas de los trabajadores se encontró accidentalmente un escalón, ese mismo día despejaron una escalera que llevaba ante unas puertas que contenían sellos reales intactos. Carter esperaría hasta que su compañero volviera de Inglaterra para abrir la tumba.

Lo que encontrarían allí no podían imaginarlo. A pesar de que un primer momento había indicios de que algún saqueador ya habían pasado por allí, no se detuvieron. Dos días enteros retirando cascotes de piedra hasta abrir la puerta de lo que al fin era la tumba que le haría famoso.

Carter lanzó una mirada al pasado

Carter lanzó una mirada al pasado a través de la luz de una vela. «Al principio no podía ver nada, el aire caliente que escaba de la cámara del tesoro hacía vacilar la llama de la vela pero luego mis ojos se fueron acostumbrando a la luz y en detalles del interior de la sala fueron emergiendo lentamente de la neblina. Extraños animales, estatuas y oro por todas partes el brillo del oro»

Según los presentes parecía que ele enterramiento se había producido el día anterior. El tesoro más grande de todos los tiempos se encontraba ante ellos y el punto más alto de la carrera de Carter.

Volverían en secreto por la noche

Entre el descubrimiento de la tumba y su apertura oficial ante las autoridades egipcias pasaron tres días. Carter y tres amigos, entre ellos Lord Carnarvon, volverían en secreto por la noche, a ver la tumba de nuevo. Descubrieron que la entrada había sido saqueada en el pasado pero por alguna misteriosa razón, no se habían llevado nada. Durante su aventura nocturna accedieron a la tumba por donde anteriormente accedieron los ladrones.

La noticia del descubrimiento de la tumba corrió alrededor del mundo. Carnarvon y Carter se convertirían en los dos hombres más famosos del mundo. El arqueólogo inglés se emplearía a fondo en el proyecto de desenterramiento y catalogación de los tesoros. Creo nuevos sistemas para para registrar los objetos de la cámara mortuoria. La verdadera riqueza del descubrimiento fueron las aportaciones históricas y científicas del lugar.

Antecámara de la tumba de Tutankamón

Antecámara de la tumba de TutankamónWikipedia

El arqueólogo inglés hizo gala de una paciencia infinita, teniendo que soportar a la prensa internacional, a los turistas curiosos y las autoridades egipcias que le presionaban a diario. Querían pugnarle el control del proyecto y el contenido de la tumba.

Las leyenda negra se sumo a la presión que recibían los trabajadores. Se agravó con la muerte de Lord Carnarvon un año después del descubrimiento. Se buscó la causa en una supuesta maldición desatada por desenterrar la tumba. En ciertos sepulcros si hay inscripciones con maldiciones grabadas en las puertas, sin embargo en la del rey Tut's (Tutankamón) no se hallaba ninguna. A la prensa no le importó.

Sarcófago de Tutankamón

Sarcófago de TutankamónGTRES | ©RADIALPRESS

Carter estaba solo, sin aliados pero prosiguió la última etapa la de destapar el sarcófago del faraón. Se componía de cuarcita y no solo era uno, eran cuatro. Poco a poco fueron descubriendo los sarcófagos como si fueran muñecas matrioskas hasta llegar al último. El 24 de febrero de 1924, incrédulos, comprobaron que la última tapa del sarcófago estaba compuesta de oro macizo. La opulencia de la tumba estaba fuera de la compresión humana.

Abrir el sarcófago fue como desencadenar la maldición que describía la prensa. Una maldición procurada por las autoridades egipcias que no dejaron de presionar para hacerse con el control de la excavación. Carter se posicionó fuertemente contra el gobierno desafiándolo. El conflicto acabó con la cancelación de la licencia de su excavación y la intervención de las autoridades en el yacimiento.

Un simple error humano

Carter abandonaría Egipto y se dedicaría a dar charlas a lo largo de Europa y América, siendo recibido como una auténtica estrella. Mientras estaba de gira surgió otra crisis, se encontró una pequeña estatua de madera del faraón sin catalogar por la que el gobierno egipcio le pidió explicaciones. Su justificación fue que el objeto había sido puesto aparte por su fragilidad como muchos otros objetos con las mismas condiciones y se había olvidado. Un simple error humano.

Carter volvería dos años después a Egipto. Las autoridades ya no eran las mismas. El tesoro permanecería en Egipto, sin duda alguna, algo con lo que Carter estaba de acuerdo. El arqueólogo quería terminar lo que había empezado. La efigie de oro fue destapada y se reveló la momia de Tutankamón.

Máscara Funeraria de Tutankamón

Máscara Funeraria de TutankamónWikipedia

La autopsia describió al rey como un joven que medía 1,85 metros, de complexión delgada y que murió a los 18 años. Trabajaría otros 7 años en la tumba hasta su vuelta Londres, donde saco partido a su fama. En buena medida la causa fue el resultado del no poder igualar el increíble descubrimiento que ya realizó.

Las autoridades británicas nunca le reconocieron del todo, nunca le concedieron el título de lord, debido a las polémicas que había tenido a lo largo de su carrera. Moriría en 1939, solo, con la única compañía de su sobrina.

El arqueólogo volvió a dar vida a Tutankamón, lo rescató del olvido e hizo uno de los mayores hallazgos para la arqueología. Ya entonces fue acusado de llevarse objetos y se le convirtió en una figura polémica. Parece que ya se olvidó de que consagro 40 años de su vida en Egipto, que persiguió la venta ilegal de antigüedades e incluso que estuvo dispuesto a pagar, de su propio bolsillo, la búsqueda en el Valle de los Reyes. Una cosa está clara, sino fuera por la determinación de Howard Carter quizás no se conocería el nombre de Tutankamón.

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