El Museo Reina Sofía: un proyecto de la contemporaneidad artística de la España Democrática

Las bases de la Institución museística contemporánea se configuran a partir de la Revolución Francesa. Desde entonces y por vez primera en la Historia, los museos abrían sus puertas al ciudadano fuera cual fuere su pertenencia estamental o social. El público podía deambular y contemplar las obras de diferentes naturalezas: pintura, escultura, dibujo, grabado e infinidad de artes decorativas: relojes, muebles, tejidos, joyas ubicadas en el interior de los magníficos inmuebles que tanto habían admirado desde el exterior. Sin ningún tipo de duda, el museo contemporáneo cumple una indiscutible misión pedagógica y como no podía ser de otro modo: estética. En consecuencia, sus directores y personal, deben mantener en pro de la ansiada Belleza una esencia de erudición similar a la de los responsables de los primigenios Tesaurus o Museion erigidos durante el clasicismo griego (ss. V-IV a. C). Máxime si las obras artísticas que en ellos se custodian dotan moralmente al hombre de virtuosismo y de cierta excelencia.

Dicho de otro modo, y como expresa Jeff Koons: «No se trata de encontrar relevancia, perfección o imperfección en los objetos, sino que puedes aceptarte a ti mismo y luego salir y aceptar a los demás». Por ello, es imprescindible resaltar de los museos actuales, su función pedagógica, su responsabilidad en el cuidado y preservación de bienes históricos-artísticos, mostrar adecuadamente al público las creaciones de otros hombres capaces de hacernos: pensar, entender, conocer, emocionar, disfrutar, y aprehender sobre el Ser Humano a partir de unos objetos que están diseñados, creados y expuestos para cumplir esas exclusivas funciones.

En este contexto, el Museo Nacional Reina Sofía de Madrid desde su inauguración, en 1986, como centro de arte y, cuatro años más tarde, en 1990, como museo, a nuestro juicio cumple con sus luces y sus sombras con lo dicho. Su inauguración, ha supuesto según explica Borja-Villel, actual director del mismo desde el año 2008, y por tanto erudito responsable de la reorganización de la colección permanente o corazón del museo: «una apertura a un mundo bastante desconocido en este país. Hace 30 años no había colección en el Reina Sofía se inauguró con el Guernica y una serie de obras que le acompañaban. Hoy, además del Guernica, afrontamos la posguerra, el franquismo, el exilio... No hay separación de disciplinas: hay cine, fotografía, documentos...» A lo que añade: «No es una colección cerrada, nacionalista, identitaria; aborda problemas de género, de raza, otros lenguajes... El Reina Sofía es el museo de la Democracia, pero también el museo del siglo XXI».

No es una colección cerrada, nacionalista, identitaria; aborda problemas de género, de raza, otros lenguajesBorja-Villel, actual director del Reina Sofia

El haber compilado una magnífica pinacoteca perteneciente a la colección permanente y que será ampliada en breve con 23 nuevas salas que albergarán piezas desde los años 80´hasta la actualidad nos reafirma en la labor del director. Al igual, uno de sus a sus antecesoras en el cargo, María Corral y Jordi Solé Turá, ministro de Cultura, tuvieron el acierto de trasladar el Guernica del Casón del Buen Retiro (dependiente del Prado) al Reina Sofía en julio de 1992. Una decisión contraria a la intención del museógrafo y director del Museo del Prado Miguel Zugaza, de ubicarlo en el Salón de Reinos, un magnífico espacio de reminiscencias de la Edad Moderna. Lo que habría dejado al Museo Reina Sofía desprovisto de uno de las obras más carismáticas de la contemporaneidad universal y referente del arte de denuncia, reclamo de visitantes tanto nacionales como internacionales. Asimismo, es motivo de alabanza, las grandes exposiciones temporales celebradas en él. Jamás podré olvidar la dedicada a Piet Mondrian (11 noviembre, 2020 - 1 marzo, 2021) única y exclusiva oportunidad de presenciar en vivo y directo la simbólica producción del padre del Neoplasticismo o la del Dadaísmo ruso (6 junio – 22 octubre, 2018) o Modernidades extraviadas. Bauhaus y España (20 junio - 1 octubre, 2018) / ubicada en la ampliación del Museo o Edificio Jean Nouvel …y aquí, debo detenerme, para añadir una «sombra» al Reina.

«Sombras» del Reina Sofía

No cabe duda sobre originalidad y funcionalidad en el diseño del edificio del arquitecto francés. Ahora bien, ¿respondía a su responsabilidad de protección de los bienes custodiados? Desgraciadamente, no ha sido el caso. El llamativo voladizo de color rojizo puede gustar más o menos, pero, por lo visto, su misión de protección e impermeabilización, hizo y nunca mejor dicho «aguas». A solo tres meses de su inauguración debido a las lluvias en la capital y el descuido de haber dejado brotar agua de una manguera en una de las terrazas, provocaron unos destrozos considerables de las que fueron víctimas bienes documentales de la Biblioteca y Depósito, que a golpe de secador de pelo fueron recuperados y una obra pictórica de Joan Miró expuesta en aquel momento; máxime si tenemos en cuenta el elevadísimo costo de la construcción ex novo (93 millones de euros).

A las «sombras» de nuestro museo, podemos añadir la desaparición de una escultura del artista norteamericano Richard Serra, –baluarte vivo del minimalismo–, de 38 toneladas de peso. Nos referimos a Equal-Parallel/Guernica-Bengasi, que el museo adquirió en 1987 al propio artista por 450.000 marcos (unos 36 millones de pesetas de entonces) y que, se perdió en un traslado a una fundición de la comunidad de Madrid. Finalmente, podemos disfrutarla gracias a la decisión del artista de realizarla de nuevo.

Fundación Museo Reina Sofía

Ahora bien, estas sombras pueden ser eclipsadas con la creación de la Fundación Museo Reina Sofía en 2012. Una iniciativa de mecenas, coleccionistas y consumidores de arte españoles e iberoamericanos y de su patrona principal; Patricia Phelps de Cisneros. Unos de sus mayores logros ha sido dotar al museo de la importantísima colección de Soledad Lorenzo o la recepción de la colección de fotografías de Robert Capa sobre la Guerra Civil española donada a la institución por su hermano Donell Capa. Y sin quizá alguno, el Museo Reina Sofía ha supuesto para España tres décadas de Modernidad y codearse con otros tan renombrados e importantes como el MoMA de Nueva York, Tate Modern en Inglaterra, el MARCO de Méjico o el parisino Georges Pompidou. En conclusión, intentemos fijarnos en sus «luces más que en sus sombras», por ser un magnífico referente museístico internacional desde el establecimiento de la ansiada democracia.