El desvarío racial del MoMA de Nueva York: «Espacios seguros y tranquilos» para los visitantes negros
Una visitante de origen ganés provocó un incidente racista con otra visitante blanca y fue expulsada. El museo terminó pidiendo disculpas a la primera, tras las acusaciones de racismo de esta
Que en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) hayan habilitado «espacios seguros y tranquilos para los visitantes negros» da una idea de que estos visitantes, fuera de estos «espacios», sufren de inseguridad e intranquilidad. Si hay un momento en la historia en que las «minorías» han estado más protegidas, sin duda es el actual, por lo que la creación de «espacios seguros y tranquilos para los visitantes negros» lleva a pensar que lo que existe, en realidad, es una sobreprotección y una preeminencia basadas en la ideología que nada tiene que ver con la realidad.
Claro que la realidad cada vez va teniendo menos que ver con la «la nueva realidad». Por si fuera poco, precisamente en el MoMA, esta semana se ha producido un incidente en uno de estos espacios. La artista británica de origen ganés, Heather Agyepong, visitaba junto a un amigo la exposición Black Power Naps, ubicada en uno de los entornos «seguros y tranquilos» para los visitantes negros, cuando tuvo una discusión con una mujer blanca después de recriminarle que se encontraba en un espacio solo para negros.
La mujer fue a quejarse de una «actitud agresiva» a los empleados del museo, quienes invitaron a Agyepong a abandonar del edificio. Se da el curioso hecho de que los medios preguntaron a Navild Acosta, el responsable de la exposición, sobre estos acontecimientos, y su respuesta fue que los intentos de los artistas «de crear acción directa, capacitaciones de sensibilidad racial, divulgación y campañas en las redes sociales» en torno al proyecto «no fueron financiados» por el MoMA.
Nada dijo de la actitud de Agyepong, pero sí utilizó el comodín del chantaje racial, tan efectivo en estos tiempos, y sobre todo en Estados Unidos, para denunciar al museo. Y prosiguió: «Insistimos en que esta exposición necesitaba un compromiso serio contra el racismo y que no hacerlo podría generar violencia en nuestra comunidad, y hemos estado insistiendo desde entonces», dijo Acosta, volviendo a desviar la atención hacia una problemática racial inexistente en la que dejaba en evidencia al MoMA.
Y la acusación surtió efecto. Un portavoz del museo prometió que harían más para «proteger las experiencias de los visitantes negros y visitantes de las comunidades indígenas y comunidades de color» en respuesta al altercado, y ahora, además, «explorará» la capacitación personalizada del personal. Es decir, una persona, en este caso Agyepong, tiene un comportamiento racista dentro del museo, por el que es respondida y reprendida. Después se hace la falsa víctima de un incidente racista y acusa de ello a todo el Museo de Arte Moderno de Nueva York, que no solo pide disculpas por los hechos, sino que promete hacer todo lo posible para que no vuelva a suceder.
De este modo, el museo neoyorquino se compromete a «proteger la experiencia» de los visitantes negros y planea agregar más personal a la instalación y a explorar más cambios de procedimiento, incluida la señalización adicional y la capacitación del personal, en consulta (por si faltara algo) con los organizadores de Black Power Naps.
«Nos pusimos en contacto con Heather Agyepong y nos disculpamos», dice el portavoz. «Estamos comprometidos a presentar programas que promuevan los valores de equidad racial y reconocemos que habrá desafíos para superar y aprender a medida que apoyamos e invitamos a artistas y audiencias a participar en estos importantes temas», declaró el MoMA en el último delirio woke conocido.