El Museo Valenciano de Etnología, declarado el mejor de Europa
Museo Valenciano de Etnología (ETNO) ha recibido una de las distinciones más importantes gracias a su equipo multidisciplinar adicto a la museografía
El equipo del Museo Valenciano de Etnología (ETNO) celebra su elección como el mejor museo europeo del año, que consideran un reconocimiento al trabajo local, a las propuestas expositivas innovadoras y arriesgadas, en su caso fruto de la «locura» de un grupo multidisciplinar adicto a la museografía.
El antropólogo y arqueólogo Joan Seguí, director de este pequeño museo en pleno centro de Valencia, y su equipo se sienten abrumados por la atención mediática que están teniendo, un «empujón a la cultura popular y a las propuestas museísticas sociales», que según Seguí, optan por un discurso rompedor, contemporáneo y adaptado a los nuevos lenguajes.
El Premio EMYA (European Museum of the Year Award), instaurado en 1977, es el de mayor prestigio dentro del mundo de los museos y lo han ganado centros como el Museo de la Mente (Haarlem, Países Bajos), el Museo del Diseño (Londres, Reino Unido), el CosmoCaixa, el MARQ-Museo Provincial de Arqueología de Alicante o el Guggenheim de Bilbao.
Elegidos por unanimidad
Seguí agradece sobre todo que la decisión de los nueve miembros del jurado, en la que este año no había ningún español, en la elección del ETNO fue «unánime», avalando su proyecto expositivo «No es fácil ser valenciano, ni valenciana», una reflexión sobre la identidad en un mundo culturalmente cada vez más homogéneo, con una puesta en escena muy atractiva, contemporánea, con objetos reales que crean un relato adaptado al nuevo público.
Seguí ha estado acompañado en esta «locura» de un equipo multidisciplinar, formado por unas 24 personas de áreas como la antropología, arqueología, gestores culturales, restauración y administración. El éxito del proyecto es gracias también a que «somos unos enfermos de los museos y estamos totalmente drogados con la museografía», bromea.
Aprovecha el premio para pedir a la clase política y gestora que «entienda que estas cosas no se pueden hacer sin medios. La cultura, sea un museo, una biblioteca o lo que sea necesita unos recursos mínimos para llegar a unos estándares mínimos de calidad», reivindica.
El Museo Valenciano de Etnología (ETNO), dependiente de la Diputación de Valencia, creado en 1982 para recoger, estudiar y difundir la cultura popular tradicional valenciana, está ubicado en el edificio histórico de la antigua casa de la Beneficencia –un centro de acogida de niños huérfanos y sin recursos construido en 1841–, compartiendo espacio con el Museo de Prehistoria, su «hermano mayor», y anexo también al IVAM.
Su muestra «No es fácil ser valenciano, ni valenciana» aborda el debate permanente entre un mundo que culturalmente es cada vez más homogéneo y el deseo de mantener las costumbres y prácticas que consideramos propias y que nos arraigan a un territorio y a una sociedad.
Para ello se ha dividido en tres bloques que abren una reflexión sobre la «tensión entre los global y local» en la ciudad; los huertos y marjales que hablan de algunos estereotipos en torno a la cultura valenciana, y el secano y la montaña, sobre la cultura de las zonas de interior.
Reclamo para 'instagrammers'
Apuesta también por la iluminación y un diseño rompedor, para la que se ha buscado a profesionales del mundo del teatro y la escenografía. Una propuesta museográfica tan atractiva, señala su director, que «acaba siendo casi un objeto más» de la exposición.
De hecho, el museo ha constado un importante aumento de visitas de turistas, sobre todo italianos, atraídos por la estética de la muestra, que cuelgan sus fotografías en las redes sociales. «No era la pretensión», puntualiza Seguí, que asegura no tener cuenta en Instagram, «pero si sirve para despertar en alguno de ellos el interés, ya ha valido la pena».
Seguí considera que un buen museo es aquel que «te hace plantearte dudas y descubrir cosas que no conoces». «Si al final de la visita te hemos generado una reflexión ya hemos conseguido nuestro objetivo», concluye el director del ETNO, que espera que el premio sirva también para atraer nuevo público, sobre todo joven.