El Premio Turner, el más famoso del arte moderno británico, se despeña en la fealdad y la descolonización

El museo Tate Britain de Londres exhibe la obra de los cuatro nominados al premio Turner, que concede la misma galería londinense y es, supuestamente, el más prestigioso de las artes británicas, quienes en el cuarenta aniversario del galardón, «profundizan» en la historia decolonial y cuestionan el significado de museo: revisionismo y política, una vez más: la inevitable subcultura «woke».

Hirst y McQueen

El Turner se concede cada año a un artista de origen británico menor de 50 años. En la lista de sus 39 ganadores hasta el momento no hay nombres populares más allá del cerrado círculo del arte moderno, si exceptuamos, quizá, a Damien Hirst, el multimillonario autor que se hizo famoso por sus cuadros de puntos y por los cadáveres de animales expuestos en formol y a Steve McQueen, también director de cine, entre otras películas: la ganadora del Oscar, 12 años de esclavitud.

El galardón recompensa el arte más vanguardista de la actualidad, y la vanguardia hoy ya se sabe lo que es: lo llaman vanguardia, pero es arte al dictado del poder al que optan el filipino Pio Abad, los británicos Jasleen Kaur y Claudette Johnson y Delaine Le Bas, de origen gitano. «Todos ellos tienen trazos en común y comparten el interés en la historia decolonial, la lucha antiimperialista y cuestionan el significado de museo. ¿Qué significa el museo hoy?», se pregunta la comisaria de la Tate, Lindsay Young, al más puro estilo Urtasun.

Ya se sabe de donde provienen los ecos culturales (y ya algo más) que llegan a España. Pio Abad, de Manila, creció en una familia revolucionaria que estuvo en contra del régimen que Ferdinand Marcos impuso en Filipinas. En su trabajo cuestiona la historia colonial a través de dibujos y objetos con lo que se pregunta qué hay en los museos. La historia política y religiosa es el objetivo de la escocesa Jaleen Kaur por medio de los sonidos y las imágenes que reflejan la inmigración y la comunidad.

Claudette Johnson pinta a gente de color en papel con témperas y acuarelas para «reafirmar su lugar en nuestra historia, conciencia cultural y recuerdos», mientras que Le Bas cubre su galería con estampados, pinturas en la pared y reflejos, junto con una banda sonora que acompaña al visitante».

El próximo 3 de diciembre se conocerá el nombre del ganador que, como la mayoría de sus antecesores, no pasará a la historia del arte al que llaman confusamente vanguardia, desplazando el verdadero significado (la «Avanzada de un grupo o movimiento ideológico, político, literario, artístico», según la RAE) por el contrario: una verdadera retaguardia a-artística.