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30 de septiembre de 2024

Grupo familiar ante un paisaje (1645-48) de Frans Hals

Grupo familiar ante un paisaje (1645-48) de Frans HalsMuseo Thyssen-Bornemisza

La memoria colonial según el Thyssen o el error histórico de recrear las miserias de los colonizadores

Por innovadora que sea una exposición debe tener un mensaje claro sobre su contenido. No es lo mismo ir a ver los Picasso y los Dalí del Reina que visitar una exposición de dinosaurios

La descolonización de los museos públicos se ha convertido en un símbolo de la nueva metodología didáctica de los museos públicos. Una corriente que irradiando de Estados Unidos se está extendiendo a todo el mundo occidental del arte.

Los museos públicos deben afrontar una serie de retos: conceder visibilidad al arte emergente y al arte de las minorías en general, aunque sin olvidar las exigencias de calidad, revisar las fronteras entre arte y artesanía, arte y diseño y arte y arquitectura, auditar la legalidad de origen de sus fondos, colaborar con otros museos públicos y privados, cultivar las relaciones con los museos de Latinoamérica, por mencionar solo algunos de los retos.

Revisión de la metodología museística

El manual parece demasiado básico, pero, por poner algunos ejemplos, la presencia de pintura virreinal —termino más correcto en nuestro caso que el de «colonial»— en las colecciones permanentes del Prado es testimonial, el arte textil no ocupa el lugar destacado que merece —¿por qué no se exhiben tapices del Estado en nuestro gran museo histórico?—, las exposiciones temporales —¿cuándo disfrutaremos de una temporada sin temporales?— que «dialogan» con las colecciones permanentes se han convertido en una moda repetitiva, los museos públicos contraprograman a veces sus muestras y hasta sus normas de gobierno y sus políticas de laboralidad y transparencia tal vez difieran más de lo que su autonomía aconseja.

La revisión de la metodología museística demanda medidas estructurales y no meras visiones de oportunidad por acertadas que sean. Intercambiar piezas a través de préstamos de larga duración con museos de otros países podría ser un paso. Incorporar a los patronatos y a los equipos de dirección visiones de otras especialidades y procedencia, otra.

Rastro perdido

El rastro perdido (1856) de Charles Ferdinand Wimar

Museo Thyssen-Nornemisza

Veamos un caso concreto. La exposición sobre Memoria colonial que se exhibe en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza hasta el 20 de octubre de 2024 es ambiciosa: una selección de 73 obras, integrada por piezas del propio Museo Nacional, de la Colección Carmen Thyssen y de la Colección Thyssen-Bornemisza Art Contemporary (TBA21). Y surgen, de entrada, dos preguntas. La primera, es ¿por qué se han seleccionado exclusivamente obras de la procedencia señalada? Si el Thyssen es realmente un Museo nacional, o sea, propiedad del Estado español, ¿por qué no han accedido a la muestra obras de otras colecciones públicas o privadas? La Colección Carmen Thyssen y la TBA21 son dos dignísimas colecciones, pero tan privadas como las de muchas fundaciones, sociedades y coleccionistas particulares que podrían estar interesados en ceder obras de su titularidad a un museo estatal tan señero.

Retrato de un hombre de Dominica

Retrato de un hombre de DominicaMuseo Thyssen-Bornemisza

Lo más interesante de la exposición de la March que ahora mencionaremos o de las dedicadas por el Metropolitan Museum a Juan de Pareja, al arte de los aztecas, la nueva ubicación del arte clásico español en el espacio Look Again: European Paintings—Rethinking Spain & The Spanish Americas o, ahora mismo, a la celebración del Hispanic/Latine Heritage Month en el museo neoyorquino estriba precisamente en la pluralidad de prestadores y en la presentación de piezas privadas de valor. De nuevo, el arte por encima de la relectura forzada u accesoria. No olvidamos aquel Biombo de la Conquista de México que pudimos ver en la exposición Tornaviaje organizada por el Prado en 2021.

No vamos a cuestionar la siguiente afirmación del catálogo de la muestra: «El sistema colonial está en la raíz de la modernidad occidental y su legado sigue afectando a las relaciones humanas y geopolíticas en todo el mundo. Europa avanzaba en la conquista de libertades a la vez que imponía un régimen extractivista y de dominación física en sus territorios de todo el planeta».

No es lo mismo ir a ver los Picasso y los Dalí del Reina que visitar una exposición de dinosaurios o hacer una inmersión en un escenario de imágenes digitales

Sin embargo, una exposición de arte por innovadora y sugerente que pretenda debe tener un mensaje claro sobre su contenido. No es lo mismo ir a ver los Picasso y los Dalí del Reina que visitar una exposición de dinosaurios o hacer una inmersión en un escenario de imágenes digitales. Por supuesto, todo es compatible: escuchar un cuarteto de Beethoven y asistir al concierto de Taylor Swift. Un modelo de muestra de investigación y cultura al servicio del público fue América antes de América, la muestra que pudimos contemplar hace unos meses en la Fundación Juan March. Allí en un recorrido por las antiguas civilizaciones y culturas indígenas, desde Alaska hasta la Patagonia, pudimos admirar la documentación de las expediciones científicas y los descubrimientos arqueológicos, la forja de la dimensión identitaria americanista a principios del siglo XX que dio origen a las escuelas de artes y oficios, transformando el diseño gráfico, la literatura, el teatro, el cine, la música y la moda y la pervivencia del paradigma amerindio en el arte de nuestros días.

Bearden

Domingo después del sermón (1969) de Romare BeardenMuseo Thyssen-Bornemisza

El catálogo de la exposición del Thyssen nos dice que su objetivo es «desentrañar la huella del poder colonial en la iconografía de algunas obras de las colecciones Thyssen-Bornemisza» y mostrar diversas historias «invisibilizadas» de dominación racial y lucha por los derechos civiles”, así, dando saltos de un cuadro en el que aparece un niño de color a otro un grupo de indígenas. Esto es historia política que ya conocemos, no historia del arte. Lo que interesa a los historiadores del arte y, sobre todo, al público que visita un gran museo nacional son las obras y su contexto, no las construcciones teóricas de un equipo curatorial por ilustre que sea. Y si hay un museo nacional más ajeno a cualquier pretensión identitaria es precisamente el Thyssen, cuyo origen se encuentra en una colección privada de arte decididamente cosmopolita. Y que ahora es, no sobra repetirlo, un Museo del Estado español.

Derechos civiles y monarquías absolutas

Por otra parte, el descubrimiento, la conquista, la colonización o como quiera denominársele, adquiere tintes distintos según la potencia europea protagonista. No hay uniformismo ni siquiera cronológico en la historia de los descubrimientos de España o Portugal que se remonta al XVI comparada con el colonialismo ejercido por de las grandes potencias europeas en el XIX. Finalmente, creo que se comete un error histórico recreando las miserias de los colonizadores sin tener en cuenta que sistemas políticos regían entonces en Europa. ¿Cómo se iban a respetar los derechos civiles de los indígenas o establecer una democracia o un autogobierno si toda Europa estaba regida por monarquías absolutas?

Rafael Mateu de Ros es Doctor en Historia del Arte y en Derecho.

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