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Pablo Picasso retratado en 1971

Pablo Picasso retratado en 1971GTRES

Identifican un Picasso que estuvo a punto de acabar en la basura

Un chatarrero encontró en 1962 un Picasso cuando limpiaba un sótano de Capri y lo colgó de la pared de su casa sin relacionarlo con el pintor malagueño

Un chatarrero lo encontró en el sótano de una casa de la isla mediterránea de Capri, permaneció colgado durante décadas en la pared de una casa napolitana y a punto estuvo de terminar en el cubo de la basura.

El Retrato de Dora Maar, atribuido a Picasso, ha vivido unos últimos años una peripecia cercana al realismo mágico. Pero tendrá final feliz.

Según explica el diario The Guardian, la historia comienza en el año 1962. El chatarrero italiano Luigi lo Rosso inspecciona el sótano de una vivienda de la paradisíaca y literaria isla de Capri, frente a la costa Amalfitana, y se encuentra con un lienzo enrollado donde aparece representada una mujer en un cuadro de trazos cubistas.

La firma aparece bien clara en una esquina superior del lienzo: Picasso. Pero Lo Rosso no lo relaciona con el genial pintor malagueño o piensa que es una simple copia.

En cualquier caso, toma la feliz decisión de, en vez de tirar el lienzo junto al resto de chatarra que se encuentra en el sótano que le han encargado vaciar, lo vuelve a enrollar y se lo lleva a su casa en la localidad napolitana de Pompeya.

Le pone un marco barato y lo cuelga en su salón, donde permanece durante décadas sin que nadie le preste demasiada atención.

En realidad, alguien sí se ha fijado en la pintura: la esposa de Lo Rosso. Pero, lejos de valorar la obra cubista, le coge un odio insoportable. Le parece una pintura horrible y trata de convencer a su marido para que se deshaga del adefesio.

El cuadro, sin embargo, continúa colgado en la casa pompeyana a la sombra del Vesubio, hasta que el hijo del matrimonio, Andrea, crece y se fija en el cuadro y en su firma: Picasso. ¿Y si de verdad es una obra original del autor del Guernica?

Por iniciativa del hijo, la familia empieza a hacer consultas. Las certezas empiezan a crecer, lo que les lleva a invertir un dinero en contratar a un conocido experto en arte especializado en buscar obras perdidas de grandes artistas: Maurizio Seracini.

La bola va creciendo, entra en la ecuación la grafóloga Cinzia Altieri, de la Fundación Arcadia, institución dedicada también a la identificación de obras de arte de autoría dudosa.

La conclusión de Altieri y de la Fundación Arcadia no deja lugar a dudas: es un Picasso original, representa a la fotógrafa francesa y amante del pintor Dora Maar y su valor es de seis millones de euros.

«Trabajé en ella durante meses, comparándola con algunas de sus obras originales. No hay duda de que la firma es suya (de Picasso). No había ninguna prueba que sugiriera que fuera falsa», declaró a The Guardian la grafóloga.

Según recuerda el diario británico, Picasso solía visitar con frecuencia la isla de Capri y habría pintado el retrato de Dora Maar en algún momento entre 1930 y 1936.

Andrea Lo Rosso narró también al diario británico cómo llegó el cuadro a manos de su padre, ya fallecido: «Mi padre era de Capri y recolectaba objetos viejos para revenderlos. Encontró el cuadro antes de nacer yo, pero él no sabía quién era Picasso. No era una persona culta. Yo empecé a leer sobre Picasso en una enciclopedia, entonces me fijé en el cuadro y en su firma».

Según The Guardian, el reconocimiento del Retrato de Dora Maar como un Picasso auténtico dependen ahora de la Fundación Picasso de Málaga, pero por el momento no han mostrado interés en examinar el cuadro.

De confirmarse definitivamente que se trata de un Picasso original, sería el segundo retrato pintado por el artista malagueño de Dora Maar.

El otro retrato, Busto de mujer, se pintó en 1938 y permanecía a bordo del yate de un jeque saudí hasta 1999, cuando fue objeto de un espectacular robo. La obra se recuperó 20 años después.

El Dora Maar de Capri se custodia ahora en Milán, y para el presidente de la Fundación Arcadia no hay duda: «El (cuadro) que se encontró en Capri y que ahora se conserva bajo una bóveda en Milán es auténtico». La última palabra la tendrá la Fundación Picasso.

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