El Thyssen llama a una experta en descolonización para argumentar a favor de la deriva ideológica del museo
La responsable de descolonizar algunos de los museos de referencia de los Países Bajos llega al Thyssen en medio de una ofensiva woke emprendida por el museo
El otrora prestigioso Museo Thyssen-Bornemisza no solo no ha corregido su errático rumbo que le ha llevado a perderse entre las brumas de la agenda woke y los proyectos descolonizadores, sino que insiste en una estrategia de ideologización que le ha llevado a desnaturalizar la finalidad de su colección.
Embarcado en un proceso de reinterpretación de su colección desde una perspectiva decolonial, el Museo celebrará este martes una conferencia que, con el título Arte genial y fantástico, esclavitud y colonialismo. ¿Cómo comprender y apreciar a los grandes maestros?, trata de profundizar en «el debate decolonial, protagonista de la programación del museo en estos meses».
La conferencia —a cargo de la directora general de la Real Pinacoteca Mauritshuis de La Haya, Martine Gosselink, comprometida también en un programa ideológico similar al que ha arrastrado al Thyssen hacia la mediocridad— plantea una serie de preguntas que invitan al público a reflexionar sobre la esclavitud y el colonialismo.
¿De qué manera se ha producido la revolución en la comprensión de los viejos maestros del arte que ha llevado a ver «bajo una nueva luz» los cuadros del museo? Además, se pregunta, con no poco cinismo, ¿por qué esta revolución enfada a algunos?
Para reflexionar sobre esos temas, el Thyssen se ha traído a Martine Gosselink, una de las principales promotoras del proyecto decolonial en museos y colecciones de todo el mundo. Un fichaje que apunta a que el museo trata de buscar entre 'expertos' internacionales una argumentación que sirva para justificar su deriva.
De hecho, como jefa del Departamento de Historia del Rijksmuseum de Ámsterdam, Gosselink promovió investigaciones sobre arte saqueado y de señalamiento de colecciones coloniales.
Gosselink forzó al museo a modificar terminologías e interpretaciones de la colección permanente del Rijksmuseum, alterando la visión de la colección para introducir «múltiples perspectivas», eufemismo detrás del cual se encierra la manipulación del arte y la cultura desde parámetros ideologizados.
Lo cierto es que la deriva del Thyssen parece imparable a la hora de precipitarse cuesta abajo hacia la más absoluta irrelevancia, arrastrada por el lastre de la ideología izquierdista impuesta por su director artístico, Guillermo Solana, izquierdista alineado con Sumar.
Un ejemplo es una de sus actuales propuestas estrella de este momento, el OMI: Templo de Yemoja. Se trata de un espacio dedicado a la deidad pagana africana Yemoja, «la madre de los ríos y las aguas en la cultura yoruba de África Occidental».
El museo invita a los visitantes en este espacio a realizar ofrendas religiosas a esta deidad pagana dentro de la exposición Tabita Rezaire. Nebulosa de la calabaza.
La propuesta, justificada con el típico lenguaje hueco y confuso propio de la agenda woke, habla de «abordar la ritualidad afrodescendiente, la memoria colectiva e individual, los cuerpos periféricos y las cartografías afectivas».