'La virreina criolla': la ilustrada condesa de Gálvez, una mujer entre dos mundos
Nueva novela histórica de Almudena de Arteaga centrada en la vida de una mujer fascinante y poco conocida: Felicitas de Saint-Maxent
Estamos ante una nueva novela histórica de Almudena de Arteaga, y una vez más, centrada en la vida de una mujer fascinante y poco conocida: Felicitas de Saint-Maxent. Posiblemente, este apellido dirá poco a los lectores, pero si añadimos que estuvo casada con Bernardo de Gálvez, ayudará a situarnos en esa convulsa época de finales del siglo XVIII, marcada por conflictos internacionales y vientos de revolución.
La protagonista de la novela es una mujer de origen francés, nacida en Luisiana poco antes de que este territorio pasara de la monarquía gala a la española como consecuencia de los tratados posteriores a la guerra de los 7 años. Su familia supo acomodarse a la nueva monarquía, lo que facilitó su plena integración en la sociedad y redes políticas españolas, hasta el punto de casarse con Bernardo de Gálvez, el héroe de Pensacola. No obstante, el apellido Saint-Maxent le acompañaría hasta el final de sus días, de manera que una vez condesa viuda de Gálvez, la cazade brujas desatada contra todo lo afrancesado llegó a alcanzarla a ella como a tantos otros ilustrados en la corte del rey Carlos IV.
Lo interesante del relato, que trasciende a la figura de la protagonista, es la diversificación de escenarios, siempre dentro de los reinos y provincias de la monarquía hispánica. La autora hace una fiel fotografía de la época en lugares tan distantes como Nueva Orleans, la Habana, México, Cádiz o Madrid. A través del relato de la vida de sus padres, y de sus sucesivos matrimonios, nos sumergimos en la vida de una ciudad de provincias, como era Nueva Orleans, para viajar al fascinante ambiente de la Habana, «Perla del Caribe», o a la magnificencia de la corte virreinal en la ciudad de México. Posteriormente, cuando la familia se traslade a España, la mirada de la criolla ante ese Cádiz vital, bullicioso, marcado por el comercio, o la corte de Madrid con sus tertulias literarias, nos muestra realidades sociales dispares en lugares muy distintos, pero que componen ese vistoso mosaico de las posesiones españolas a ambos lados del océano.
Otro de los aspectos destacables del libro, que nos parece fundamental en toda narrativa histórica, es la capacidad para contextualizar hechos políticos y personajes, tejiendo relaciones de estos con la protagonista del libro, Felicitas. Así, encontramos en sus páginas personajes tan interesantes como Jorge Juan, Antonio de Ulloa, Alejandro Malaspina, Francisco Cabarrús… No vamos a seguir mencionando nombres que el lector encontrará en las páginas del texto, pero sí queremos destacar un personaje al que en España no se ha dado suficiente realce: el médico militar e investigador Francisco Javier Balmis, director de la que fue la primera expedición filantrópica, que llevó a todos los territorios ultramarinos de la monarquía hispánica la vacuna de la viruela. La expedición tuvo lugar después de la muerte de la virreina, pero a lo largo de su vida va teniendo encuentros o novedades referidas a las anteriores actividades científicas de Balmis.
Y como es habitual en Arteaga, no faltan los detalles más domésticos, tales como la organización de la casa, la preparación de vestidos y ajuares en función de la escala social por la que la familia va ascendiendo. Son descripciones casi «visuales» de escenarios efímeros para ceremonias, recreación de la decoración de casa y palacios, hasta los espacios funerarios, en los que casi se puede sentir el fétido aroma del difunto que fue grande en la tierra, y que, sin embargo, la muerte iguala con los más miserables.
Por último, cabría señalar una interesante aportación: la realidad social de las castas en la América española. Se llega a mencionar a Miguel Cabrera, el gran pintor mexicano de los cuadros de mestizaje, que quedan reflejados en la figura de la servidora y amiga de la protagonista, Ágata, criada junto a ella desde que eran niñas, y que corresponde a la categoría de loba, resultado de la unión de una mujer negra con hombre indio. La autora maneja a este personaje para describir la sensación de exotismo que despertaba en la corte de Madrid todo lo relacionado con los territorios ultramarinos, siempre adornado de mitos y exageraciones, que a veces eran superados por la propia realidad.
Por tanto, una lectura interesante y amena, que nos hace viajar en el espacio y nos acerca a las realidades sociales más diversas que componían los territorios del Imperio español en la segunda mitad del siglo XVIII.
harpercollins / 382 págs.