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Portada de «Jesús y las raíces judías de María» de Brant Pitre

Portada de «Jesús y las raíces judías de María» de Brant PitreRialp

'Jesús y las raíces judías de María': los orígenes bíblicos de la devoción mariana

Una apasionante investigación de Brant Pitre, un libro de gran profundidad, asequible para lectores sin estudios teológicos previos

Fue en el diario del cardenal Pell (Diario en prisión. El cardenal recurre la sentencia, Palabra, Madrid 2021) donde encontré por primera vez una referencia a este libro. Una referencia entusiasta, por cierto, donde entre otras cosas afirmaba que la lectura de esta obra había sido una de las bendiciones recibidas durante su estancia en la cárcel: «He aprendido mucho de este libro de gran calidad. Scott Hahn, el profesor converso, escribió que es «el mejor estudio bíblico sobre María que he leído». Una gran alabanza. Después de todo esto (…) me encuentro mejor preparado para mis futuras homilías sobre Nuestra Señora» (pp. 374-375)

Apenas un año después, Rialp ha editado esta obra en castellano, posibilitando así su lectura en nuestro país. La primera sorpresa que me ha deparado su lectura es que, siendo un libro de gran profundidad, resulta muy fácil de leer para alguien sin estudios teológicos previos. El carácter docente del autor influye poderosamente en fondo y forma. Profesor de Sagrada Escritura y asiduo conferenciante, el libro de Pitre es la obra de un divulgador: un riguroso académico y profundo lector, sí, pero sobre todo alguien que busca que se le entienda. El diálogo mantenido en clase con sus alumnos es trasladado al libro: a veces literalmente, siempre en el espíritu que lo anima.

Portada de «Jesús y las raíces judías de María» de Brant Pitre

Rialp / 235 págs.

Jesús y las raíces judías de María

Brant Pitre

Resulta más meritorio, además, porque el autor no disminuye un ápice la profundidad de los temas tratados, ni ahorra citas al lector: autores judíos clásicos y contemporáneos, padres de la Iglesia, afirmaciones de papas y concilios, teólogos de otras confesiones cristianas, la multiplicidad de fuentes empleadas por Pitre para apoyar sus argumentos resulta abrumadora.

Como es también destacable la variedad de temas tratados. Pitre ahonda en las raíces bíblicas de la devoción mariana: la concepción de María como nueva Eva, por ejemplo, es presentada desde el estudio del libro del Génesis, del Evangelio según San Juan y del último libro de la Biblia, el Apocalipsis. Sólo después de un estudio profundo de las Escrituras, el autor cita la pléyade de autores de los primeros siglos del cristianismo que iluminaron esta concepción.

Sobre María, Reina Madre (la «gebirah» del Antiguo Testamento) había leído yo páginas memorables de José Luis Gutiérrez (Capítulos de la memoria histórica de la Asociación, CEU Ediciones, Madrid 2020, pp. 41-48). La figura de la Reina Madre, tal y como la presentan el Libro de los Reyes y el Salterio, encuentra su plenitud en el retrato que trazan los Evangelios de Mateo y Lucas de María, madre del Emmanuel: lo que anunció Isaías lo confirma el Apocalipsis. Todas estas fuentes bíblicas eran bien conocidas por los cristianos de la Antigüedad (san Atanasio de Alejandría, san Gregorio Nacianceno) y desembocaron en la famosa declaración del Concilio de Éfeso de María como «Theotokos», la Madre de Dios.

Acerca de la virginidad de María y de los hermanos de Jesús, escribe Pitre páginas penetrantes, de rigurosa investigación filológica e histórica, justamente destacadas por el cardenal Pell, en la obra antes citada.

Podría glosar cada capítulo, porque el libro entero lo merece: cada uno de los temas de análisis aparece más claro y brillante ante el lector. La relación entre Antiguo y Nuevo Testamento, entre los datos históricos que conocemos y la Tradición que nos ha sido transmitida, entre la Iglesia de los orígenes y la actualidad va haciéndose más rica y nítida a medida que nos adentramos en la lectura de esta obra. Cabeza y corazón son interpelados por igual en esta lectura: como afirma monseñor Robert Barron, «hace que no sólo sepamos más sobre la Madre de Dios, sino que la amemos más».

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