'Viajes que cambiaron nuestra forma de ver el mundo', y que conformaron nuestra Historia
Una abigarrada, pero interesante recopilación de las travesías más icónicas de la humanidad
Hay pocas cosas que envejezcan mejor que el refranero. Por mucho que avancen los años, y a pesar de los numerosos y cada vez más rápidos cambios de la sociedad, los dichos y máximas tradicionales no pierden vigencia, y siguen reflejando de manera certera nuestra vida.
En ese sentido, uno de los refranes más acertados, y de perfecta aplicación al campo de los libros de Historia, puede ser el que dice que «quien mucho abarca, poco aprieta». Dicho de otro modo: incluso en el ámbito de la divulgación, a menudo es mejor centrarse en un aspecto concreto, estudiarlo a fondo y desarrollarlo con profundidad y en todos sus matices que intentar cubrir un espectro demasiado amplio.
Esto es lo que le sucede a Viajes que cambiaron nuestra forma de ver el mundo. En poco más de 250 páginas, Pedro Gargantilla, médico conocido por sus obras de divulgación sobre el papel de la medicina en la Historia, intenta abarcar los más de 100.000 años que separan los desplazamientos realizados por los primeros homo de la llegada del hombre a la Luna.
piniola / 269 págs.
Viajes que cambiaron nuestra forma de ver el mundo
Este ambicioso proyecto, si bien permite al lector hacerse una idea general de la evolución de los viajes durante la historia de la humanidad, no deja de presentar ciertos problemas. En primer lugar, la inadecuación entre el extenso marco cronológico y la reducida extensión del libro provoca obliga al autor a prescindir de numerosos viajes de gran interés para el devenir de la humanidad.
Por otro lado, por fuerza el tratamiento de los viajes que sí se explican resulta desigual, pues es imposible poder investigar y profundizar de igual manera en los más de cuarenta viajes narrados a lo largo de la obra. En este caso, los relatos van ganando en interés según avanza el libro, de manera que aquellos que se enmarcan dentro desde el s. XVIII en adelante resultan los más remarcables.
Especialmente interesantes y curiosas resultan, en este sentido, las narraciones de las expediciones en busca del Paso del Noroeste, así como el relato de la apasionante y poco conocida Real Expedición que, de la mano de Balmis y de la enfermera Isabel Zendal –justa aunque tardíamente reconocida gracias al hospital que lleva su nombre–, resultó en la vacunación contra la viruela de más de 250.000 habitantes en Latinoamérica y Filipinas.
Se echa en falta, en todo caso, un hilo argumental que conecte los diferentes viajes, que se presentan de manera abigarrada e inconexa. Una mayor cohesión en el relato, sumada a una más que necesaria corrección de las numerosas erratas y faltas gramaticales e incluso ortográficas que presenta el texto, sin duda habrían mejorado de manera considerable la calidad del libro.
Nos encontramos, en todo caso, ante una obra de divulgación que puede resultar interesante para un público interesado en la Geografía, la Historia y en los viajes en general. A lo largo de este libro, vemos desfilar a la flor y nata de las grandes singladuras (Colón, Marco Polo, Cook…), así como a otros aventureros y expedicionarios como Shackleton o Hillary, protagonistas de algunas de las hazañas más memorables de la historia de la humanidad. Solo por ellos, y por conocer más acerca de su valor, su entereza y la magnitud de sus gestas, el lector haría bien en sumergirse en este tipo de relatos.