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LEÓPOLIS (UCRANIA), 23/03/2022.- Partituras y libros en la sala en el edificio de la Filarmónica de Lviv (Leópolis) donde se digitalizan las partituras para salvar la música clásica ucraniana de la guerra. Mientras que la ciudad ucraniana de Leópolis va protegiendo su patrimonio ante el temor de ser destruido por los bombardeos rusos, en una sala de la sede de la Filarmónica se trabaja contra reloj para digitalizar todas las partituras de compositores ucranianos para salvar la música de la guerra. EFE/ Isaac J. Martín

Partituras y libros en el edificio de la Filarmónica de Lviv (Leópolis) donde se digitaliza la música clásica ucraniana.EFE

Ucrania digitaliza a toda prisa su música clásica para salvarla de la guerra

La intención no sólo es salvaguardar la música de la violencia de la guerra, sino también poder compartirla con las orquestas de todo el mundo

En la ciudad ucraniana de Leópolis, sede de la Filarmónica de Lviv, se trabaja contra reloj para digitalizar todas las partituras de compositores ucranianos y salvar su música de la guerra.

En la segunda planta del edificio de la filarmónica de principios del siglo XIX hay una pequeña habitación donde se apilan las partituras antiguas en cajas y estanterías, con un solo ordenador para digitalizar todo el proceso.

Así lo ha declarado Ostap Manulyak, compositor y miembro de la Filarmónica de Lviv, en Leópolis: «Hemos lanzado una iniciativa en toda Ucrania que comenzó desde que empezaron a bombardear el país, para digitalizar todas las partituras antiguas y preservar el trabajo de los compositores ucranianos, sobre todo del siglo XX».

Voluntarios a toda velocidad

«Digitalizar es un proceso difícil en el que se requiere contratar a gente, pero por las circunstancias de ahora son voluntarios los que lo hacen. Yo, como profesor de composición en la academia de música, estoy ayudando en esta transcripción», ha afirmado.

Ahora transcriben «tres veces más» que antes de la guerra, iniciada el pasado 24 de febrero, señala Manulyak, aunque matiza que «los voluntarios también tienen otro tema prioritario, que es el de ayudar a los refugiados o a proteger los museos y el patrimonio».

De hecho, el centro histórico de Leópolis, incluido en el Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1998 por su tejido urbano y arquitectura, está siendo protegido a toda prisa ante los posibles ataques.

En cambio, el trabajo de transcripción de las partituras va más lento, por la ingente cantidad de partituras aunque para Manulyak tenga la misma «importancia vital» para salvaguardar la música clásica.

Además de preservar las obras, este trabajo tiene el objetivo de poder compartir las partituras con todas las orquestas que lo pidan, sobre todo en la Unión Europea (UE).

«Ahora estas partituras que se digitalicen estarán disponibles para conciertos ya que muchos artistas europeos quieren tocar música ucraniana, pero el problema es que mucha de esa música se produjo en la Unión Soviética y esas partituras no estaban en el extranjero», sostiene Manulyak.

Compositores contemporáneos ucranianos como Myroslav Skoryk (1938-2020) o Yevhen Stankovic (1942) han despertado mucho interés en Europa, según el director de la Filarmónica de Lviv, Volodymyr Syvokhip. Sin embargo, «no hay muchas personas que estén disponibles para digitalizar cada día», se lamenta el director, aunque entiende que estos voluntarios estén, en primer lugar, asistiendo a las personas más necesitadas.

Un refugio en la Filarmónica

De hecho, el edificio de la Filarmónica de Lviv se ha convertido en un refugio para las personas y, sobre todo, para los músicos de las ciudades que han sido arrasadas en el este y sureste de Ucrania, que han encontrado un lugar seguro en Leópolis, al ser una ciudad alejada del frente.

Aunque sí se habían detenido las actuaciones en conjunto, desde esta semana, se han empezado a celebrar pequeños conciertos en las calles, organizados por la filarmónica.

«Es imposible pensar ahora en tocar, es un shock psicológico muy fuerte y no es una situación adecuada en la que se pueda hacer conciertos», dice el director sin batuta desde la sala donde se digitalizan las partituras.

Remarca que el hecho de promocionar la cultura ucraniana también es para «recaudar dinero para ayuda humanitaria» a Ucrania como, por ejemplo, con los conciertos benéficos de la violinista alemana Anne Sophie Mutter o del director israelí Daniel Baremboim, apunta.

Asimismo, Syvokhip dice que no solo trabajan en difundir la música ucraniana hacia el resto del mundo, sino que también colaboran con orquestas europeas para darles trabajo temporal a aquellos músicos que huyen del país.

Hasta el momento, 15 mujeres de los 200 músicos de la orquesta, han salido del país por la invasión de alrededor de 200; los hombres, en cambio, deben quedarse por la posibilidad de que el Ejército les llame a filas, indica el director.

«Nuestro objetivo ahora es resistir a la agresión rusa y sobrevivir gracias a la ayuda. Si lo logramos, tendremos la posibilidad de expandir nuestras colaboraciones culturales. En este momento, lo que podemos hacer, es compartir y digitalizar las partituras y darles el permiso para que toquen estas piezas musicales si organizan conciertos», ha concluido Syvokhip.

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