Medio siglo de 'Tubular Bells', el rock sin canciones «inspirado por Dios» que creó Virgin Records
Se esperaba que el álbum instrumental del adolescente Mike Oldfield vendiera solo unos pocos miles de copias, pero acabó convirtiéndose en historia de la música
Si han visto la película El Exorcista, de 1973, también habrán escuchado Tubular Bells, la parte más famosa, el álbum de rock instrumental y de debut de Mike Oldfield, el genio que creó su obra más famosa siendo un adolescente. Esas notas de piano electrónico acompañaban al exorcismo del filme de William Friedkin mientras los sacerdotes tratan de sacar al diablo del cuerpo de la niña poseída.
Pero todo esto fue después (no mucho después) de la llegada triunfal del disco, tras un corto periplo de incomprensión por su absoluta novedad, su rareza, la «invendibilidad» a la que terminó venciendo hasta el punto de que hizo rico al productor que confió en él y permitió la creación de la multinacional, Virgin Records, de la que es propietario aquel benefactor de hace cincuenta años, el famoso multimillonario Richard Branson.
Todos los instrumentos de esta obra indefinible de 50 minutos los tocó el joven Oldfield en una demostración casi inédita de poder interpretativo y compositivo. Era una especie de nuevo Mozart con pantalones de campana y pelo largo en plena New Age. Pero era un Mozart pobre, casi desesperado, que pasaba de grupo en grupo tocando la guitarra o el bajo mientras recibía negativas a tutiplén al presentar su obra hasta que tuvo suerte y en la incipiente Virgin le dieron la alternativa, a él y a sí misma.
No se esperaban ventas cuantiosas, pero aparecer en El Exorcista fue como escuchar música divina. De los pocos miles de copias que se esperaba vender llegó el primer millón, y luego otro... Hasta los 30 que se calculan de un disco raro, misterioso y poderoso que hizo historia y es, por medio siglo ya, historia de la música.