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El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, en el CongresoGTRES

'El abrazo' de Genovés, el cuadro que representa la democracia española al que Urtasun amenaza con el traslado

La obra que simboliza la Transición se encuentra en el Reina Sofía y en el Congreso existe una réplica

Un cuadro (o «el» cuadro) que representa la esencia de la Transición es El Abrazo de Juan Genovés. Está en el Museo Reina Sofía y en el Congreso existe una réplica. Hombres (y una mujer «que mira al futuro», dijo el autor) abrazándose en la reconciliación y en la amnistía para empezar de nuevo, para iniciar el camino de la democracia.

El abrazo (1976) de Juan Genovés

Hoy ese cuadro, de dos metros de envergadura, símbolo de la derecha y de la izquierda sin excepción en 1976, corre peligro de ser «trasladado» o «descentralizado» como ejemplo de todos los demás para que «la cultura llegue a todos los rincones de España», una de las «iniciativas», de momento solo «frases», de Urtasun.

El peligro metafórico de despiece de El Abrazo como símbolo pictórico de la España que comenzó a deshacerse (sin tener por qué) en marzo de 2004, va más allá de la mera dispersión (contra la reconciliación lograda hace casi 50 años) que proyecta un ministro que también apunta a la descolonización de los museos, una forma de «descolonización de la democracia» que significa El abrazo.

«La cultura es la principal herramienta que tenemos para seguir combatiendo la desigualdad y los fenómenos de odio», ha abundado el ministro, quien parece que solo pretende utilizar la titularidad de su cartera para seguir cavando el hoyo de la «ultraderecha», el mantra posmoderno y todopoderoso que bien vale un Gobierno de España por encima de lo que ha sido su esencia y pilar en los últimos 45 años.

El ministerio como spray de pintura por el «desarrollo sostenible de la cultura», concepto que apoyó en la COP28, para la quiebra de facto del Estado de Derecho, de la Transición o de la convivencia. La herramienta que nada tiene que ver con la cultura, sino con la alegoría (real) del traslado o incluso la vandalización activista de El abrazo como símbolo de lo que es España, o de lo que era.